Un año más llega la hora para el mundo hacktivista de salir de sus terminales verde fósforo con cierta añoranza retro. Se acerca la fecha del encuentro anual y la lista de correo, la asamblea virtual de esta comunidad distribuida en el tiempo y en el espacio, comienza a bullir, reactivándose de su letargo en los meses previos. El hackmeeting, un encuentro de aprendizaje, experimentación e intercambio en construcción permanente, es un evento autogestionado que reúne anualmente a una comunidad activa en torno a las nuevas tecnologías, el software libre y la liberación de la cultura ante las alambradas de las patentes y el copyright : en definitiva, gentes apasionadas del hacking y sus dimensiones tecnopolíticas.
Si tal mezcolanza le parece extravagante, o como mínimo le suena rara, no se desanime. Siga leyéndonos y tenga valor de acompañarnos en nuestro recorrido por la cita que tuvo lugar el pasado mes de octubre en el CSO la Invisible, Málaga. Con suerte conseguiremos darle envidia, como mínimo tal vez revisemos algún prejuicio sobre el hacker, “ese desconocido que acecha en las sombras de la red”…
Compartir es bueno, ¡alabado sea root ! .-
Una encrucijada cualquiera del centro de Málaga, atardecer de un viernes como cualquier otro. Surgidos de los cuatro puntos cardinales, varios comandos ninjas que corrían pegados a las paredes toman posesión de una plaza. Una comitiva de fieles lleva en andas a La Servidora, un atípico paso procesional coronado por hardware reciclado, y lo estaciona ante los atónitos lugareños que, no bien levantan la vista de su vermú, se encuentran ante un insólito ritual religioso.
Comienza la ceremonia mientras se reparte la hoja parroquial con los salmos y oraciones. Una placa de leds parpadeantes, soldada in extremis un rato antes, porque la improvisación es a los hackiítas como la poción mágica a los galos, va escribiendo impávida cosas como “root te ama” o “compartir es bueno”. Los cirios crepitan y un par de oficiantes, de riguroso negro, van leyendo textos en un tono monocorde. Poco a poco se va dibujando en las mentes confusas de transeúntes y curiosos que se agolpan la idea de que toda esta performance tiene que ver, al mismo tiempo, con : a) ordenadores, b) un grupo de gente con su propio humor privado (y probablemente su propio código metaético), c) La libre circulación de la cultura, d) … a través de los medios telemáticos.
La cosa avanza, la comunidad estalla en coros reivindicativos. Un salmo glosa alabanzas ante las posibilidades que brindan las redes peer to peer de compartir sin límites la cultura en un sustrato digital. Es bienaventurada la ética de los hackers, y se conjuran las sombras provenientes de lobbies y entidades de gestión, defensores y artífices del desatino que se conoce por el nombre “propiedad intelectual”.
No se me olvidará en mucho tiempo la imagen de los fieles haciendo cola ante el púlpito para comulgar con cds vírgenes, y las imprecaciones de algunos paisanos, más entrados en años, indignados ante semejante blasfemia. No debiera ser para tanto, ya que los agentes del orden pasaron de largo, sin dar a los activistas la oportunidad de practicar su taller de desobediencia frikipasiva a la autoridad, y quedándose algunas con las ganas de encadenarse, como tenían previsto, a los discos duros con cantidades descomunales de conocimiento compartido.
Ante semejante estampa de presentación, una termina sin saber muy bien qué pensar : si se encuentra ante una muestra de folcklore tecnopagano o un despliegue estratégico al más puro estilo de guerrilla de la comunicación. Pero qué más da. Denuncia de las anacronías que vivimos en los tiempos que corren : los nuevos “señores del aire” dominando los monopolios comunicativos, y una estructura superviviente y arcaica donde las haya como es la iglesia como único actor social exento de pagar el célebre canon de la SGAE. Y sí, me han convencido. Si la iglesia católica puede estar al margen de la ley a estos respectos, tal vez haya llegado la hora de reivindicar nuestro derecho a crear nuestros propios ritos…
Charlas y talleres en La Invisible.-
La ceremonia ha sido una simpática variante del acto inaugural del hackmeeting de este año : es tradicional convocar una manifestación por la ciudad la tarde en que comienza el encuentro. Finalmente, el público es exhortado a acompañar a la comitiva de vuelta al centro social, donde a partir de ese momento comienza un intenso fin de semana : para ir abriendo boca, uno se puede pasar por el puesto de CEB (Compartir Es Bueno), donde los miembros del hamlab del Patio Maravillas han dispuesto la infraestructura para compartir todo tipo de contenidos digitales. Llegas, miras lo que hay, eliges entre los miles de textos, música o películas y te lo grabas en tu disco duro o cd, y si tienes algo que aportar lo sumas para enriquecer el tera y medio que los siguientes pueden seguir explorando. El p2p hecho carne y hueso, en definitiva.
Más allá de este acopio de datos, será inevitable echar un vistazo al programa de charlas. Las charlas se conciben como nodos, o puntos en una red interconectada entre sí, haciendo transbordos conceptuales como las líneas de metro. En esta ocasión se cuentan más de treinta, repartidas por las tres salas principales del centro social, con cierta estructuración temática. Para conseguir enterase de qué se está haciendo y dónde, hacemos una parada en el infopoint.
El infopoint es el punto de coordinación principal del encuentro, donde se recibe al recién llegado. Al tratarse de un evento autogestionado, libre y gratuito, se hace evidente que no hay ningún tipo de inscripción, pero sí se sugiere apuntarse a alguna de las formas en que se puede contribuir al buen desarrollo del evento : haciendo turnos de infopoint, de limpieza o apadrinando una charla, por ejemplo. Junto al infopoint podemos ver puntos de distribución de editoriales que publican en copyleft, o el ya clásico puesto de sudaderas negras, e incluso de otros colores para romper con el estereotipo, además de gente consultando horarios y detalles de las charlas que les interesan en una de las máquinas recicladas que se han dispuesto a tal efecto.
La variedad de los nodos es un reflejo de lo heterogéneo de la comunidad, que se autodefine mediante la hibridación entre los conocimientos técnicos en sí y su variado aprovechamiento activista por parte de los movimientos sociales. Desde un taller sobre electrónica y hardware libre o técnicas para realizar contramarketing de publicidad mediante bluetooth y teléfonos móviles, a sesiones de brainhacking o yoga para hackers. Un hackmeeting es tan diverso como la gente que lo hace.
Por debajo de esta variopinta miscelánea, subyace en el fondo un hilo sutil que dota de cierta coherencia, aunque algo caótica, a los contenidos, tanto los formales como los informales. Por una parte, la comunidad hacktivista, por el medio en que se desenvuelve, es muy consciente de las amenazas específicas que acechan sobre la red, como se puede comprobar en el maniesto de la edición de este año : la mercantilización masiva de internet, los recortes de libertades digitales y los avances orwelianos de los aparatos de vigilancia y control son veloces y la mayoría de las veces pasan desapercibidos por los sectores mayoritarios de la sociedad. Hay ahí un ojo puesto de forma constante, pero lejos de estancarse en un discurso catastrofista y paralizante se busca el hack técnico, mental y social que permite ir más allá, reapropiarse de la tecnología para que deje de estar al servicio del poder y permita la construcción activa de una red social, crítica y autónoma. Es por eso que muchas de las charlas buscan la forma de transmitir parte de un conocimiento especializado para que deje de serlo, para salir del guetto hipertécnico y acercar las herramientas del software libre a los movimientos sociales, como ha ocurrido por ejemplo con las licencias copyleft que saltaron del desarrollo del software al mundo de creación en todos sus campos. Por otra parte, el hackmeeting trata de dejar huella en la comunidad local en la que se inserta, aportando en la medida de sus posibilidades conocimiento y experiencia que muchas veces sirve de empuje a una comunidad previa o incluso al nacimiento de un nuevo hacklab.
En cualquier modo, ver el hackmeeting como un conjunto de charlas más o menos relacionadas no deja de ser un error. Como en cualquier encuentro, hay mucho de reconocerse en otros que, desde lugares y campos a veces remotos, siguen trabajando en su día a día en una línea común y compartida. Como en los míticos encuentros de piratas en Isla Tortuga, como en los aquelarres o en los encuentros de druidas o tecnomantes, hay mucho de fiesta, de celebración. A veces el pasilleo transmite tanto o más que el resto : información, anécdotas, estrategias de acción. Hay algo que se reconoce en la mirada de la gente de año en año, en los hackmeeting de estas tierras o incluso en los que se celebran más allá de nuestras fronteras.
Teoría y práctica de la TAZ.-
“Babilonia toma sus abstracciones por lo real ; precisamente en ese margen de error se constituye el TAZ. Ponerlo en marcha puede requerir tácticas de violencia y defensa, pero su mayor fuerza reside en su invisibilidad -el Estado no puede reconocerlo porque la Historia carece de definición para él. Tan pronto como un TAZ es nombrado -representado y mediatizado- debe desaparecer, desaparece de hecho, dejando tras de sí un vacío, resurgiendo de nuevo en otro lugar, e invisible de nuevo en tanto indefinible para los términos del Espectáculo. De esa manera el TAZ es una táctica perfecta para una Era en que el estado es omnipotente y omnipresente, pero también lleno de fisuras y grietas. Y en tanto el TAZ es un microcosmo del « sueño anarquista » de una cultura libre no se me ocurre pensar mejor táctica para trabajar por él experimentando a la vez algún beneficio aquí y ahora. TAZ, Hakim Bei .
Era difícil, dado que el hackmeeting de este año toma el nombre de “hackinvisible”, no mencionar uno de los textos que goza de bastante aceptación en estos ambientes. En Zona Temporalmente Autónoma, Hakim Bei hace un recorrido por las utopías piratas y sus redes de información rebeldes a lo largo del globo, pero solidarias e igualitarias a diferencia del tópico sanguinoliento que respira la recreación oficial, y deja caer una propuesta subversiva en cuanto a los modos de organización y acción, dejando de lado las concepciones clásicas de revolución o revuelta.
Sin entrar a etiquetar nada de forma tajante, y como ya se ha dicho en otras partes, un hackmeeting parece una forma particular de TAZ. Lo que lo hace único respecto a otros eventos relacionados del mundillo informático es la forma en que trescientas personas toman un Centro Social Okupado durante un fin de semana, se entregan a una actividad febril plagada de cables y tripas de ordenador por todas partes, y luego se desvanecen de la misma forma en que han venido.
Una de las claves es que no hay distinción entre organizadores y asistentes : del mismo modo que se huye de patrocinios, espónsores y otras malas hierbas, se conjura la relación clientelista que tanto invade otras formas de encuentro. Si quieres algo hecho, ponte a ello. Si no puedes solo, pide ayuda. Cualquiera puede participar en la asamblea permanente de la lista de correo, o en las reuniones preparatorias en el canal del IRC. Una semana antes ya se ha plantado físicamente en Málaga el primer grupo de avanzadilla, que junto con el grupo local va adelantando los trabajos más elementales : revisar la instalación eléctrica, la fontanería, ir organizando los distintos espacios o plantear el cableado de red a través de todo el edificio. Conforme se acerca la fecha, los trabajos se precipitan : se afina la gestión de la red informática que dará acceso a internet a los participantes y les permitirá intercambiar archivos dentro de la red local ; se instalan nuevos puntos de acceso wireless ; se resucitan máquinas arrumbadas, que gracias a las posibilidades de linux vuelven a la vida y cumplen las funciones de servidor de audio para la radio del hackmeeting, máquinas de uso público o aparatos que graban las charlas y las suben al repositorio que permite acceder a los contenidos del encuentro tiempo después.
Porque, ventajas de la tecnología : si te perdiste una charla, ha quedado registrada en los discos duros, que más tarde se enchufarán en un servidor con acceso a internet. De este modo, el hackmeeting se aplica sobre sí mismo dos de los preceptos en los que se basan los desarrollos del sofware libre y que también pueden aplicarse a la comunidad hacker : 1.) se funciona de forma distribuida, permitiendo que el resultado no sea producto de una estructura que planea y ejecuta, sino fruto de la interacción del conjunto (lo que se conoce como el modelo del bazar, en contraposición al modelo según el cual se edifica una catedral) y 2.) lo que se ha elaborado (el material de las charlas, por ejemplo, pero también audios, fotografías, vídeos, entrevistas, experiencia adquirida en el propio proceso) queda registrado y documentado, y se publica a través de los múltiples medios y canales que ofrece internet siguiendo la filosofía copyleft : el derecho de autoría pertenece a la comunidad del hackmeeting, garantizando el derecho de copia, modificación y redistribución de los materiales a cualquiera que quiera usarlo mientras se siga conservando la licencia que permita un uso posterior bajo las mismas condiciones.
Asamblearismo cyborg.-
Durante los tres días que dura el hackmeeting, una asamblea funcional diaria sirve para coordinar los grupos que realizan cada una de las tareas, poner en común y revisar las necesidades sobre la marcha. En el fondo se aplica la misma dinámica que durante el resto del año se lleva en la lista de correo : en base a las decisiones consensuadas en un debate previo, y evitando las votaciones al máximo, favorecer la actividad de grupos que desempeñan una labor en concreto, y alentar al recién llegado a que aporte en lo que crea que puede ser más útil o en lo que vea más necesario.
Además de las reuniones necesarias para las necesidades inminentes, se aprovecha la ocasión para tener un encuentro presencial sobre temas de fondo antes de volver a sumergirse en las características peculiares de la lista de correo.
Una asamblea al inicio sirve de espacio de encuentro para relexionar sobre lo que constituye a la comunidad del hackmeeting todo el resto del año más allá del evento puntual, y una al final para debugear colectivamente la edición que termina y plantear propuestas de mejora para la próxima.
Ante todo, el modo hacker de hacer las cosas no puede resistirse a experimentar con los propios modos de colaboración e intercambio de ideas. La asamblea de reflexión de este año, que tal vez resulte interesante como experiencia a otros colectivos (o tal vez por el contrario tengo mucho que aprender de otras experiencias) ha tratado de continuar el debate surgido en la edición del año anterior.
La asamblea del Hackelarre, el Hackmeeting que tuvo lugar en Guernika en 2007, tomó un formato particular. Tal vez por algunas discusiones previas en la lista cargadas de desánimo, se preveía una asamblea larga y tediosa, y un grupo se encargó de realizar algunas dinámicas de lluvia de ideas sobre el hackmeeting (reciclando y mutando varias veces alguna dinámica clásica de trabajo con grupos, véase los seis sombreros de colores). Finalmente, procesando colectivamenteaquel material, se acabó derivando hacia una asamblea-show, donde se mezclaba el humor (un programa televisivo con cinco invitados, uno encarnando cada “color” y que reflejaba un matiz particular de las percepciones del grupo en torno al pasado, presente y futuro del encuentro hacktivista) con la participación asamblearia y las propuestas reales (donde el “público” del programa pedía la palabra e intervenía en la asamblea real, habiéndose roto el hielo con la dramatización de los puntos extraídos de la lluvia de ideas).
Con las casi cuatro horas de material de video resultante de esta asamblea, a lo largo de la primavera pasada se editó un vídeo de unos veinte minutos que resumía los temas tratados, tratando de reflejar la mayor parte de puntos de vista. Este vídeo, un formato novedoso de actas en definitiva, se proyectó en la asamble del viernes en Málaga, interrumpiendo la proyección al final de cada uno de los bloques del debate, y se dividió la concurrencia en grupos de seis o siete personas que durante cinco minutos volvían a debatir sobre los puntos tratados, tratando de sintetizar una propuesta que solucionase alguno de las necesidades expuestas.
De esta forma se experimentó con modelos de participación buscando la continuidad de los debates entre un año y el siguiente, y tratando de aprovechar el tiempo disponible para analizar problemáticas varias del grupo y encontrar estrategias de acción consensuadas. Como suele ocurrir, algunos debates necesitan más tiempo del que siempre se pueda encontrar en cualquier reunión de personas, y para eso quedamos emplazados a los canales de comunicación virtuales donde podemos encontrarnos a lo largo del resto del año.
Resulta motivador, en cualquier caso, la actitud de la comunidad, siempre presta a mirar con un ojo crítico la interacción entre las herramientas que usamos y el flujo comunicativo que se deriva de su uso. Como con cualquier otro código, no deja de verse el canal como parte de un proceso en revisión constante : una votación, por ejemplo, no deja de ser un algoritmo ampliamente aceptado, lo cual no dice nada acerca de su validez, sino al contrario, es un recurso al que se trata de recurrir como última opción, primando el debate argumentado y la toma de decisiones por consenso.
Organizar un encuentro anual, al fin y al cabo, es lo que une a la comunidad de hacktivistas que aquí nos encontramos, pero no lo único : es inevitable que surjan grupos de afinidad que vean positivo mantener una continuidad en el intercambio de información y tratar de encontrar los modos en que esta colaboración, tanto en las discusiones como en las prácticas, se continúe más allá.
Reflexionar e investigar sobre cómo podemos ejercer el diálogo y la toma de decisiones en el mundo cibernético (en una lista de correo, en el wiki, en las quedadas en el canal del irc) forma parte del proceso mediante el que repensamos continuamente el asamblearismo, tratando de encontrar la forma en que la participación de los colectivos y los individuos pueda generar sinergias interesantes.
Hackers, hacktivistas y hacklabs.
Hemos dejado para el final una aclaración de términos que, siguiendo las buenas prácticas periodísticas, tendría que haber encabezado esta suerte de crónica y reflexión sobre el hackmeeting y su mundo.
En parte ha sido intencionado, una especie de experimento que trataba de dejar en manos del lector el comprobar si la imagen que íbamos dando se correspondía con los estereotipos previos, que con cierta probabilidad hayan llegado a través de los emporios mediáticos y sus cruzadas terminológicas.
Mucho y muy bueno ha sido escrito sobre cuál es la definición de hacker con la que nos identificamos , y sobre la acepción e historia del hacktivismo . Por dar sólo unas pinceladas,
“E n el mundo informático, se considera un hack aquella acción, proyecto o producto creado con fines constructivos, que lleva implícita alguna forma de placer por parte de quien lo hace y que combina innovación, estilo, elegancia y virtuosismo técnicos para dar con un método, aparentemente sencillo pero genial, que hasta ahora no se le había ocurrido a nadie .”
Estos conceptos de hack y hacking está bien alejado de la ponzoña mediática marcada por intereses de la industria. Un hack, de hecho, es una solución ingeniosa a un problema difícil, una actitud extrapolable a cualquier otro campo ajeno al código y la computación. El hacker se adscribe a una ética particular y aunque con fama de solitario, tiene un sentido comunitario acerca de compartir conocimiento y acción. No tiene nada que ver con la imagen maligna del personaje que entra en nuestro ordenador para jodernos la vida.
Cuando el hacking se hibrida con el activismo surge el hacktivismo : la aplicación de las técnicas de hacking con fines políticos, o en un sentido más amplio, el uso del código para modificar ciertos aspectos de la realidad social. El hacktivismo se implica en la lucha por la defensa de los derechos y libertades civiles, tanto en el ciberespacio como fuera de él. A veces las herramientas tecnológicas son poderosos aliados en luchas a priori ajenas a esta tecnología.
A finales de los noventa surgen en Italia los HackIt, encuentros hacktivistas que desde el 2000 cuentan con su homólogo en nuestro territorio. En pararelo con estos encuentros asistimos a la proliferación en varias ciudades de los hacklabs , o laboratorios hacker, que en esencia constituyen zonas de tecnología liberada en una búsqueda continua de la tecnoemancipación a través, entre otros medios, del software libre y los medios de comunicación alternativos. En el hackinvisible se pasó la tradicional revista al estado actual de los hacklabs, donde se constató que como tantas otras iniciativas grupales están sujetos a ciclos de crecimiento y motivación. El panorama actual parece gozar de bastante buena salud, prueba de lo cual lo constituye el hecho de que se están planificando las próximas jornadas inter-hacklabs del estado, e incluso se plantea la posibilidad de preparar una plataforma para coordinar acciones en el marco de la presidencia española de la UE en 2010 y su implicación en las regulaciones comunitarias acerca del derecho de copia y otras reglamentaciones que inciden sobre los derechos y libertades en internet.
Más allá de las acciones de una comunidad, el debate sobre la autodefinición es perenne : tratar de definir metas y objetivos parece una conversación enriquecedora y a veces interminable, aunque también es cierto que el movimento lo demostramos andando. Como decía alguien en el vídeo del que hablábamos más arriba : “el futuro se construye en el presente, y recombinando la situación actual donde podemos sacar experiencias varias, y estas experiencias son las que nos preparan para el futuro de alguna manera, y de hecho estar en lo que estamos haciendo es ya satisfactorio, productivo y… excitante”.
Esperando la siguiente marea
Antes de que uno pueda darse cuenta de todo lo que sucede alrededor, el hackmeeting se termina y se desvanece, o al menos su componente presencial. El domingo se produce un vacío súbito, resulta extraño pasearse por unas salas tan distintas y silenciosas. Aún quedan rezagados durante días, dedicándose a recoger lo que aún queda por ahí esparcido o seguir compartiendo talleres de video o wifi o cualquier otra cosa improvisada. Como una acción sorpresa en las cacareadas conferencias internacionales de software libre, en la que se invoca a root una vez más para denunciar el oportunismo corporativo que disfraza sus discursos tratando de aparentar cierta consonancia con la comunidad del software libre. Fue divertido, la verdad
Aunque prolonguemos la estancia, algún día todos terminamos por desaparecer, pero no importa : seguimos viéndonos en la red, analizando la experiencia compartida desde el día siguiente a nuestra partida, y alimentando subterráneamente el embrión de la próxima, que no puede hacer otra cosa que mejorar.
Fuente: Candela