Grecia vivió ayer la primera jornada de la Huelga General de 48 horas convocada por las principales organizaciones sindicales del país, y tuvo un seguimiento masivo por parte de los trabajadores tanto de la administración y las empresas públicas como del sector privado.

Pese a ser la tercera huelga general en menos de seis semanas, Atenas amaneció paralizada sin transporte público, taxis, ni trenes de cercanías. Con todos los buques, tanto de pasajeros como de mercancías, amarrados a puerto y con decenas de vuelos cancelados o retrasados ante el paro parcial de los controladores aéreos.

Pese a ser la tercera huelga general en menos de seis semanas, Atenas amaneció paralizada sin transporte público, taxis, ni trenes de cercanías. Con todos los buques, tanto de pasajeros como de mercancías, amarrados a puerto y con decenas de vuelos cancelados o retrasados ante el paro parcial de los controladores aéreos.

Al no existir servicios mínimos todos los movimientos dentro de la ciudad se limitaron al transporte privado y especialmente problemáticos fueron los desplazamientos desde el aeropuerto para aquellos viajeros que tuvieron la fortuna de poder arribar a Grecia en el primer día de huelga general.

Cerrados los colegios y las universidades, con multitud de pequeños establecimientos exhibiendo el cartel “hoy huelga” al sumarse a la convocatoria las dos principales organizaciones del sector del comercio, sin prensa escrita tras haber realizado el lunes sus trabajadores 24 horas de paro, con hospitales y centros de salud atendiendo solo los casos de urgencia… la habitualmente bulliciosa capital parecía una sombra de días mejores.

La mayoría de los empleados públicos y una buena parte de los trabajadores de empresas privadas secundaron la convocatoria realizada por los dos sindicatos mayoritarios, la Confederación General de Trabajadores (GSEE) y la Confederación de Empleados Públicos (Adedy), mostrando así su rechazo a un nuevo paquete de medidas de austeridad que será votado en el Parlamento en la noche de hoy miércoles.

Entre las propuestas exigidas por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), y aceptadas por el ejecutivo griego, se encuentran el aumento de la edad de jubilación, la reducción de las pensiones, la eliminación de subsidios y complementos salariales y el despido trimestral de 5.000 empleados públicos hasta finales de 2015.

La marcha de protesta que recorrió el centro de Atenas no fue tan masiva como en anteriores ocasiones (la ausencia de transporte público impidió la afluencia de un número mayor de manifestantes) pero rubricó la afirmación realizada por el secretario general de GSEE, Nikos Kiutsukis, de que la huelga general “es un mensaje al gobierno: estas medidas no deben aprobarse”.

Pese a todo más de 45 mil personas, según fuentes policiales, se congregaron frente al Parlamento y corearon lemas contra las políticas de ajuste, el gobierno y la troika. Dispersándose horas después sin incidentes.

Pero la huelga continúa hoy, y la manifestación convocada para la tarde se prevé tensa pues coincidirá con la votación en el Parlamento del paquete de recortes. Mientras, en el exterior, un considerable despliegue policial tratará de disolver unas demandas populares que para nada coinciden con los planes del ejecutivo.

Debate parlamentario

La Asamblea Nacional griega comenzó también ayer el crucial debate sobre el nuevo paquete de medidas de austeridad propuesto por el Ejecutivo que preside Antonis Samarás.

La propuesta contempla un recorte presupuestario de 11 mil millones de euros para el próximo año y dos mil quinientos para 2014, según exigieron los acreedores internacionales, e incluye drásticos cambios en materia laboral. Los diputados votarán estos cambios a última hora de hoy miércoles, mientras que la aprobación del presupuesto nacional para 2013 está prevista para la noche del domingo.

Aunque se espera que el Gobierno consiga la mayoría necesaria para llevar a cabo estas medidas, aún no está del todo claro cuál será la postura de los dos partidos que integran la coalición de gobierno. Izquierda Democrática, partido que se opone a las reformas laborales, se reunió la pasada noche para decidir la posición del grupo parlamentario de cara a las dos votaciones de esta semana. El líder del partido, Fotis Kuvelis, abogó por abstenerse en la votación sobre la ley de reformas y dar su apoyo al presupuesto el domingo. A su vez seis diputados de los 32 con los que cuenta el Pasok mostraron su rechazo a las medidas y aseguraron que votarían en contra de las mismas. Por último el gubernamental Nueva Democracia cuenta con 127 legisladores, y no hay indicios de que ninguno de sus legisladores rompan la disciplina de voto.

Así el paquete de austeridad recibiría 153 votos favorables, sobre un total de 300 escaños, y con ello y la previsible aprobación de los presupuestos. Samarás podría pedir en la reunión del Eurogrupo del próximo lunes la cantidad que resta del préstamo financiero de 31 mil 500 millones de euros.

Rebelión.org


Fuente: Rebelión.org