La presidencia de Luxemburgo ha tenido que retirar su propuesta para prohibir los símbolos nazis en los países miembros de la Unión por falta de acuerdo entre los socios. Los Estados que se han opuesto han esgrimido el argumento del respeto a la “libertad de opinión”.
Los ministros de Justicia e Interior de la Unión Europea han sido incapaces de alcanzar un acuerdo para prohibir los símbolos nazis como la esvástica, una iniciativa promovida por los eurodiputados alemanes, y que la presidencia luxemburguesa hizo suya, a raíz de las fotografías en las que el príncipe Enrique de Inglaterra, nieto de la reina Isabel, aparecía disfrazado de oficial nazi.
El rechazo significa que cada país seguirá regulando el tema con su propia legislación de lucha contra el racismo y la xenofobia, sin que exista una legislación comunitaria en esta materia.
Francia, España y Bélgica defendían que las declaraciones que niegan que existiese una voluntad de exterminio de los judíos durante el nazismo sean perseguibles a nivel europeo, mientras que Reino Unido, junto a Hungría y Dinamarca han conseguido que no se incluyan esta referencia. Italia ha ido más allá y ha conseguido posponer todo el texto contra el racismo y la xenofobia, que lleva desde 2003 bloqueado.