La CGT-PV reitera su rechazo a las presiones de las industrias (especialmente de sus sectores eléctrico, azulejero y siderúrgico) para que el gobierno español retrase el cumplimiento del protocolo de Kioto, que obliga a España a no superar en más de un 15% los niveles de emisiones contaminantes entre los años 1990 y 2012.
La CGT es contraria a que las eléctricas y otras empresas trasladen a los consumidores los costes de las inversiones necesarias para reducir sus emisiones contaminantes
La CGT-PV reitera su rechazo a las presiones de las industrias (especialmente de sus sectores eléctrico, azulejero y siderúrgico) para que el gobierno español retrase el cumplimiento del protocolo de Kioto, que obliga a España a no superar en más de un 15% los niveles de emisiones contaminantes entre los años 1990 y 2012.
También nuestra organización se opone a que el Estado español compre, con el dinero de todos, a otros países más pobres los derechos para que empresas privadas españolas y multinacionales -que han obtenido cuantiosos beneficios en los últimos años- puedan superar esos topes y no inviertan en mejorar sus instalaciones para hacerlas más ecológicas. Denunciamos como hipócritas los argumentos que se están dando para chantajear al gobierno español y a los organismos internacionales, con el fin de lograr de éstos una moratoria al protocolo de Kioto (firmado por España y por la inmensa mayoría de países del mundo) que retrase la aplicación de los compromisos adquiridos por nuestros gobernantes en cuanto a la progresiva reducción de emisiones a la atmósfera de CO2 y otros gases contaminantes, culpables del calentamiento del planeta y del deterioro del medio ambiente.
Estos argumentos que dan empresarios y políticos valencianos sobre las repercusiones que tendría en el empleo del sector azulejero la implantación de las medidas necesarias para reducir drásticamente esas emisiones contaminantes, nos parecen exagerados, insolidarios y faltos de rigor, puesto que los costos son perfectamente asumibles por unas empresas que han incrementado sensiblemente sus beneficios en los últimos años, sin que parte de esas ganancias se hayan destinado a hacer unas fábricas con menos humos y residuos peligrosos. Tampoco deben ignorar estos alarmistas patronos que las distintas administraciones suelen conceder sabrosas subvenciones para estas reformas, imprescindibles en una industria que se pretende puntera en Europa y el mundo.
Para CGT, que como sindicato que sí se preocupa seriamente por el empleo y su imparable precarización en nuestro país, es falsa la disyuntiva entre fomentar empresas contaminantes o despedir trabajadores. Para nuestro sindicato son inseparables y plenamente compatibles la defensa del medio ambiente y la lucha por un empleo estable, digno y de calidad. No podemos olvidar que adaptar las empresas azulejeras a las normas de Kioto supondría creación de empleo en otros sectores y que una política correcta de inversiones generaría puestos de trabajo en otros sectores, evitando la dependencia casi absoluta de una comarca respecto de la única industria existente.
Secretaría de Prensa de CGT-PV