En las esferas más altas del mundo corporativo, los psicópatas son más comunes de lo que se esperaría.
"El capitalismo en su expresión más despiadada es una manifestación de psicopatía"
Redacción - BBC Mundo - Domingo, 10 de julio de 2011
- «¿Quién es ella», le pregunté a James.
- «Essi Viding», dijo.
- «¿Qué estudia?», pregunté.
- «Psicópatas», dijo James…
- «Me contaron -agregó- que
una vez ella estaba entrevistando a un psicópata.- «¿Quién es ella», le pregunté a James.
- «Essi Viding», dijo.
- «¿Qué estudia?», pregunté.
- «Psicópatas», dijo James…
- «Me contaron -agregó- que
una vez ella estaba entrevistando a un psicópata. Le mostró una foto de
una cara asustada y le pidió que identificara la emoción. Él dijo que
no sabía cuál emoción era pero que era la cara que ponían las personas
justo antes de que él las matara».
Éste fue uno de los episodios que llevó al
periodista y escritor Jon Ronson a sumergirse en un mundo que en un
principio suena tan aterrador como ajeno.Aterrador porque hay pocas cosas tan
estremecedoras como un ser humano al que realmente no le importa lo que
los otros sientan, y esa es una descripción torpe de lo que es un
psicópata.Pero ¿ajeno? Lo que descubrió Ronson es que este mundo no lo es tanto como pensamos.
Resulta que -dejando a un lado a los asesinos,
tanto a los ficticios como a los reales-, al parecer hay varios
psicópatas que viven felices entre nosotros… de hecho, son bastante
exitosos.«Y destilan una malevolencia casi invisible,
especialmente si son líderes empresariales. Pueden afectar al
Capitalismo. Y creo que eso fue lo que vimos con la crisis bancaria: es
capitalismo moldeado por una especie de psicopatía. Es extraordinario
que los psicópatas puedan tener tanto poder, que puedan moldear toda una
sociedad», le dijo Ronson a BBC Mundo.Cobras bien vestidas
Lo que Ronson encontró y plasmó en su libro «A
Psychopath Test» (El test del psicópata) era algo que varios psicólogos
de renombre sospechaban desde hace tiempo y que al menos dos de ellos,
el profesor emérito de psicología Robert Hare y el doctor Paul Babiak,
psicólogo industrial y organizacional, ya habían puesto a prueba.Fueron ellos los que en el título de su libro
acuñaron la frase «Serpientes con trajes», que a algunos les recuerda a
alguien con quien han trabajado.Los doctores la usan para describir a personas
con las que se toparon en una investigación quienes, a pesar de no
rendir bien en su empleo, habían logrado reptar hacia los niveles más
altos de las compañías que los empleaban.Durante los últimos tres años, siete compañías
diferentes le pidieron a Babiak que les ayudara a determinar cuáles de
sus empleados eran prometedores.Entre los candidatos había desde supervisores hasta directores ejecutivos.
Al tiempo que examinaba su desempeño y potencial
en general, a Babiak le permitieron usar la Escala de Calificación de
Psicopatía de Hare (Escala PCL-R), una prueba psicométrica que se usa
para evaluar si criminales tienen tendencias psicópatas.Babiak descubrió que de las 203 personas a las
que les hizo el test, una de cada 25 clasificaron como psicópatas, a
pesar de no tener un pasado criminal.Eso es cuatro veces más de lo que se espera encontrar en la población en general.
Los mejores
Cuando Hare revisó la información, descubrió algo más.
«Las evaluaciones internas de las compañías
sobre estas personas a menudo decían cosas como ‘esta persona es un
líder -innovador, inteligente, confiable, energiza la oficina cuando
llega, etc.-‘», según le dijo Hare a BBC Focus.«De hecho, entre más alto marcaran en la prueba de psicopatía, mejor la opinión que sus superiores tenían de ellos».
La Escala de Calificación de Psicopatía de Hare
usualmente sólo se le administra a internos en hospitales psiquiátricos
de alta seguridad, para determinar si es conveniente liberarlos.Pero en este caso se trataba de personas
aparentemente normales. Y eran esas características, que le habían
permitido a otros a matar y mutilar sin empatía, las que le habían
posibilitado a la gente que Babiak estaba evaluando abrirse el camino
para sobrepasar a sus colegas.Un instrumento peligroso
Cuando Ronson se enteró de que entre psicologos
de renombre, y no sólo Bibak and Hare, había un consenso de que los
psicópatas gobernaban el mundo, se le disparó la curiosidad.«Yo siempre pensé que la sociedad era
fundamentalmente algo racional pero ¿y si no lo es? ¿Y si está basada en
la locura?», se preguntó.Conciente de que la Escala de Hare sólo debe ser
utilizada por personas debidamente entrenadas, asistió a un seminario
dictado por el autor de la prueba, Robe Hare.Una vez comprendida la herramienta, se dedicó a
explorar la posibilidad de que existiera una explicación al inexplicable
comportamiento de algunos líderes políticos y empresariales.Tras numerosas entrevistas, con personajes que
incluyen desde científicos hasta pacientes mentales o criminales
condenados, Ronson concluye que «la psicología está en lo cierto: esta
gente (los psicópatas integrados) existe y es poderosa» y que «el
capitalismo en su expresión más despiadada es una manifestación de
psicopatía».Pero eso no fue lo único que descubrió: cuando
se reunió con el ejecutivo estadounidense Al Dunlap, alias «Motosierra»
por la cantidad de gente que despidió durante su carrera como
especialista en rescate de empresas, notó algo más.«Cuando estaba entrevistando a Dulap, yo mismo
me torné en una especie de psicópata, pues lo único que me importaba era
probar que él era un psicópata. Así que en el libro dejo registrado que
-armados con este tipo de herramientas (la Escala de Hare)- todos
podemos ser fríos y duros, inhumanos, como los psicópatas», le explicó a
BBC Mundo.Y esa revelación lo sorprendió tanto como la otra. La conclusión: el test «no se debe usar a la ligera».
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¿Es su jefe un psicópata? Estos son algunos de los signos delatores
- son superficialmente encantadores
- se creen los mejores
- no tienen metas específicas
- mienten fácilmente
- no sienten remordimiento
- sus afectos no son profundos
- son fríos, inconsiderados y despectivos
- sólo ayudan cuando les conviene
- son irritables, se enfurecen a menudo y son impacientes e impulsivos