El informe ha sido publicado por CGT
Cuatro de cada diez docentes extremeños reconoce que no emplea material informático en sus clases. A pesar de la apuesta tecnológica de la Junta, los alumnos de la región usan poco el PC y lo hacen mal.
El informe ha sido publicado por CGT

Cuatro de cada diez docentes extremeños reconoce que no emplea material informático en sus clases. A pesar de la apuesta tecnológica de la Junta, los alumnos de la región usan poco el PC y lo hacen mal.

Casi cuatro de cada diez profesores extremeños no utilizan nunca el ordenador en sus clases y quienes lo usan lo hacen una media de 1,9 horas a la semana. A pesar de la apuesta tecnológica llevada a cabo por la Junta de Extremadura en el ámbito educativo, la realidad es que los ordenadores en las aulas se utilizan poco, se utilizan mal y el profesorado se encuentra dividido a la hora de valorar las ventajas y desventajas pedagógicas que la informatización supone para el proceso de enseñanza.

Son conclusiones recogidas en el estudio El modelo extremeño de informatización del aula. Una valoración estadística del profesorado , realizado por Agustín Carrasco, José Antonio Palacios y Alfonso Domínguez y publicado por la Confederación General del Trabajo (CGT), sobre una encuesta realizada a 255 profesores y 19 técnicos informáticos de 123 institutos extremeños.

El modelo extremeño de informatización del aula se ha convertido en un proyecto social y vanguardista, que está siendo copiado en otras regiones españolas y es seguido muy de cerca en otros países de la Unión Europea —el último en interesarse ha sido Reino Unido— y América Latina. Sin embargo, la filosofía de esta iniciativa revolucionaria presenta también numerosas disfunciones en su aplicación educativa.

A las dificultades técnicas que se han encontrado, se unen otros aspectos como la falta de aplicación o formación del profesorado. El estudio indica que el «relativo fracaso de la experiencia extremeña radica en la deficiente formación» de quienes tienen que dirigir las tareas de los alumnos en el aula. Fuentes consultadas por este diario también coinciden en señalar que la viabilidad de este modelo depende de la implicación de los equipos directivos.

El informe analiza variables como el número de horas que se utilizan los ordenadores en clase, el nivel de implicación del profesor en la reconversión tecnológica, el número de cursos de informática realizados, la nota que dan los docentes a la formación recibida, la valoración del sistema Linex y de la filosofía del software libre o la interacción de los técnicos informáticos con los profesores en los centros.

CONCLUSIONES Fruto de esta muestra, los autores resumen que los ordenadores se utilizan poco y mal, aunque más de seis de cada diez profesores aseguran estar dispuestos a implicarse para aplicar las nuevas tecnologías de la información en las aulas al servicio de la educación. Sin embargo, son muy críticos con los problemas prácticos que presenta el modelo, ya que más de la mitad de los docentes le dan una puntuación de 3,7 sobre 10 a la formación recibida y consideran que el problema fundamental es que los sistemas no funcionan o están rotos.

El estudio revela asimismo la existencia de un 22% de profesorado radical y activamente contrario a cualquier modelo de informatización y cuya valoración de la formación recibida y voluntad de colaboración está cercana al 0 absoluto.

Sin embargo, las principales críticas del profesorado se refieren al deterioro, mantenimiento y mal funcionamiento de los equipos (55%), la escasez de software educativo adaptado al proceso de enseñanza (48%) y la inadecuación de los materiales para el Linex (49%). Además, un 37% no se considera suficientemente preparado y un 56% suspende la formación que ha recibido.

En este sentido, la investigación llevada a cabo en más de un centenar de centros extremeños recoge que la edad del profesorado no parece ser una variable significativa a la hora de computar este rechazo o el uso de las nuevas tecnologías. No se trata, por tanto, de un problema de relevo generacional.

Quienes han conseguido rentabilizar el modelo de informatización del aula creen que los resultados inciden de forma notable en el proceso formativo del alumno. Pero para ello es necesario la implicación del profesor tanto en la preparación de los contenidos como en el traslado de los mismos al aula. Del estudio se deriva que el 38% de los docentes no usan nunca el ordenador en sus clases y quienes lo hacen dedican una media de 1,7 horas a la semana a preparar sus actividades.

Desde la perspectiva de los técnicos informáticos, éstos también son muy críticos con la central del sistema en Mérida aunque consideran que los medios de los que disponen los profesores son adecuados.

El trabajo también trata de reflexionar desde una perspectiva crítica otros aspectos del modelo, como la infrautilización de los recursos, la incompetencia digital de un minoritario sector del profesorado, el uso inadecuado y antipedagógico del ordenador, el marcado carácter centralista del modelo o la necesidad de generar marcos que posibiliten la creación, difusión y utilización efectiva de las aportaciones personales y colectivas en lo referido a recursos y materiales curriculares y pedagógicos.


Fuente: J. D. MORCILLO / P. CABECERA/elperiodicodeextremadura