Washington reconoce que han aumentado las protestas entre los detenidos «para llamar la atención de la comunidad y conseguir ser liberados», según un portavoz del Pentágono.
El Gobierno estadounidense reconoció ayer que el número de detenidos que están en huelga de hambre en la base naval estadounidense de Guantánamo (Cuba) ha aumentado de tres a 75 este año.
Según el comandante de la Armada, Robert Durand, este incremento podría deberse a «una maniobra para llamar la atención» de los medios de comunicación, posiblemente vinculada a una reciente trifulca en el centro de detención ocurrida el pasado 18 de mayo, cuando se registró en la cárcel de Guantánamo un enfrentamiento entre 10 detenidos y 10 guardias militares estadounidenses que dejó a seis reos heridos. El mismo día, dos presos ingirieron una sobredosis de medicamentos antidepresivos que mantenían escondidos. Desde entonces, ya han recuperado la conciencia.
«La huelga de hambre es propia de las prácticas de Al Qaida y refleja los intentos de los detenidos de llamar la atención de los medios de prensa para presionar internacionalmente a Estados Unidos a que los libere» y puedan regresar al campo de batalla, valoró Durand.
Un total de 76 detenidos comenzaron la huelga de hambre el pasado agosto para protestar por su confinamiento indefinido. Un mes más tarde, eran 131, según el Ejército. Sin embargo, este año sólo quedaban tres en huelga de hambre. Los grupos de derechos humanos acusan al Gobierno de EEUU de manipular las cifras sobre el número de presos que hacen huelga de hambre y aprovecharse de la falta de contacto con el exterior que imponen a los detenidos. Los abogados defensores expresaron que muchos de los detenidos abandonaron la huelga de hambra porque los militares adoptaron medidas más agresivas para obligarlos a alimentarse, aferrándolos a una silla especial. El Ejército estadounidense, por su parte, insiste en que las medidas eran «seguras y humanas».
Juicios marciales
La mayoría de los 460 presos de Guantánamo fueron capturados sin ninguna acusación por las fuerzas estadounidenses en Afganistán e Irak, y Washington los considera «combatientes enemigos», relacionados con Al Qaida o el régimen talibán, sin derecho a recibir el amparo que las Convenciones de Ginebra otorgan a los prisioneros de guerra. El Tribunal Supremo de EEUU debe decidir en junio si el Gobierno de George W. Bush se ha excedido al ordenar juicios marciales por crímenes de guerra (los primeros desde la II Guerra Mundial), aunque sólo para los 10 únicos presos que han sido acusados formalmente de algún delito, informa Europa Press.
Fuente: Agencias