El primer mes del año comienza en la línea del 2008, con un elevado índice de siniestralidad en el trabajo
La instalación y el mantenimiento de los aerogeneradores que pueblan numerosos montes de la Costa da Morte y de la mayor parte de puntos de Galicia ha venido a sumarse, en los últimos tiempos, como una causa más de los siniestros laborales que tradicionalmente, en la comarca, han estado centrados en el mar, la agricultura y la construcción y que lejos de caminar hacia su erradicación siguen produciendo víctimas a diario.
El primer mes del año comienza en la línea del 2008, con un elevado índice de siniestralidad en el trabajo

La instalación y el mantenimiento de los aerogeneradores que pueblan numerosos montes de la Costa da Morte y de la mayor parte de puntos de Galicia ha venido a sumarse, en los últimos tiempos, como una causa más de los siniestros laborales que tradicionalmente, en la comarca, han estado centrados en el mar, la agricultura y la construcción y que lejos de caminar hacia su erradicación siguen produciendo víctimas a diario.

La instalación y el mantenimiento de los aerogeneradores que pueblan numerosos montes de la Costa da Morte y de la mayor parte de puntos de Galicia ha venido a sumarse, en los últimos tiempos, como una causa más de los siniestros laborales que tradicionalmente, en la comarca, han estado centrados en el mar, la agricultura y la construcción y que lejos de caminar hacia su erradicación siguen produciendo víctimas a diario.

La muerte del trabajador de Ribeira ocurrida ayer en el parque del Pico de Meda viene a unirse a otro suceso registrado esta misma semana en el municipio lucense de Guitiriz en el que se vio involucrado un operario de Malpica, al que le cayó encima el aspa de un aerogenerador cuando participaba en el montaje del parque de Cova da Serpe. El accidente le produjo una fractura pélvica al obrero de 38 años por la que continúa ingresado en un centro hospitalario.

Las labores en los parques eólicos, que emplean a un grupo nutrido de gente, principalmente joven, han causado ya otras víctimas. Uno de los casos más significativos fue el que le costó la vida a Pablo Reymúndez Arijón, un baiés que en marzo del 2004 trabajaba para la empresa Gamesa en la localidad soriana de Hontalbilla de Almazán.

Ese caso llegó a manos de la Justicia, que le impuso una multa de 30.000 euros a la compañía, después de que la inspección de Trabajo detectase una infracción grave en materia de seguridad laboral.

También llegó a los tribunales el accidente ocurrido en diciembre del 2003 en el parque eólico de cabo Vilán. En aquella ocasión sufrió numerosas fracturas en la cabeza y la pierna izquierda que le obligaron a ingresar tres veces en el hospital para someterse a intervenciones quirúrgicas. El pasado 15 de enero, cuando se celebró el juicio, el fiscal llegó a pedir 30 meses de prisión para el representante legal y la encargada de seguridad de la compañía CTM, responsable de las obras, aunque finalmente la pena impuesta fue mucho menor.

Al margen de los eólicos, los accidentes laborales son un mal endémico en la comarca que siguen proliferando en este comienzo de año y van camino de igualar las cifras de los tres primeros meses del 2008 en el que se registraron un total de 280 heridos y dos víctimas mortales.

Hace dos semanas

El último de los siniestros graves se produjo hace menos de dos semanas en Cerceda. Allí un montador de estructuras metálicas de la empresa CEMSA, de 25 años, que salvó la vida de milagro pero sufrió la amputación del pie izquierdo al caerle una pieza de hierro.


Fuente: Juan Ventura Lado | La Voz de Galicia