Geffrey Geuens es un profesor de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Lieja, en Bélgica. En el último número de la revista mensual "Le Monde diplomatique" publicó el artículo titulado "Los mercados tienen nombres y apellidos". En él su autor desvela cómo muchos de los que manejan la especulación de esos mercados son notorios ex primeros ministros de gabinetes europeos socialdemócratas (...).

Geffrey Geuens es un profesor  de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Lieja, en Bélgica. Ha publicado un gran número de libros en los que trata preferentemente la relación existente entre la información, el poder y la sociedad.

Geffrey Geuens es un profesor  de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Lieja, en Bélgica. Ha publicado un gran número de libros en los que trata preferentemente la relación existente entre la información, el poder y la sociedad. Una de sus publicaciones más conocidas es la titulada » Anatomía del capitalismo: «mercados financieros» los oligarcas y las antiguas élites». En el último número de la revista mensual «Le Monde diplomatique»publicó el artículo titulado «Los mercados tienen nombres y apellidos», que hemos condensado para su publicación en esta revista digital. 

      Los mercados tienen nombres y apellidos. A menudo los socialistas europeos denuncian con virulencia a las finanzas, que reinan en exclusiva en todo el mundo y que deberían, según ellos, «estar mejor reguladas».  No obstante, todavía cabe precisar de qué y de quién hablamos, pues la imagen despersonalizada de los «mercados» contribuye a mantener en la sombra a los beneficiarios de la crisis y de las medidas de austeridad actuaes. 

       El ex banquero socialista Jean Peyrelevade, pasado de la banca pública a las finanzas privadas, y de Francois Mitterrand a Francois Bayrou, explicaba en 2005: «El capitalista ya no es directamente identificable.  (…) ¿Con quién se rompe cuando se rompe con el capitalismo?  ¿Qué instituciones hay que atacar para poner fin a la dictadura del mercado, fluido, mundial y anónimo?».  Este ex director adjunto del gabinete del primer ministro Pierre Mauroy concluía: «A falta de un enemigo identificado, Marx es impotente». 

          Que un representante de las altas finanzas – presidente de Banca Leonardo France(familias Albert Frére, Agnelli y David-Weill) y consejero del grupo Bouygues – niegue la existencia de una oligarquía, ¿debe realmente sorprender? 

     Más extraño es el hecho de que los medios de comunicación dominantes difundan esa imagen desencamada y despolitizada de los poderosos de las finanzas.  La cobertura periodística de la designación de Mario Monti como presidente del Consejo Italiano bien podría constituir, en ese sentido, el ejemplo perfecto de un discurso-pantalla que menciona a»tecnócratas» y «expertos» allí donde se conforma un gobierno de banqueros.  Incluso pudo leerse en el sitio internet de algunos diarios que «personalidades de la sociedad civil»acababan de tomar las riendas. 

       Si bien los dirigentes socialistas europeos carecen actualmente de palabras lo suficientemente duras como para calificar la omnipotencia de los «mercados financieros», la reconversión de los ex referentes del social-liberalismo se opera sin que sus antiguos compañeros expresen con demasiado ruido su indignación.  

EL CASO DE LOS SOCIALDEMÓCRATAS ALEMANES 

        El ex primer ministro de los Países Bajos, Wim Kok integró los directorios de los trusts neerlandeses ING, Shell y KLM. Su homólogo alemán, el ex canciller Gerhard Schróder,también se recicló en el ámbito privado como presidente de la empresa Nord Stream AG(joint-venture Gazprom/E.ON/BASF/GDF Suez/Gasunie), consejero del grupo petrolero TNK-BP y asesor para Europa de Rothschild Investment Bank.  Esta trayectoria a primera vista sinuosa en realidad no tiene nada de singular.  Varios antiguos miembros de su gabinete, miembros del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), también cambiaron el traje de funcionario público por el de hombre de negocios: el ex ministro del Interior Otto Schillyasesora actualmente al trust financiero Investcorp (Bahréin), donde se encontró con el canciller austríaco conservador Wolfgang Schüssel, el vicepresidente de la Convención EuropeaGiuliano Amato o incluso Kofi Annan, ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas. 

        Esta enumeración que lamentamos infligirle al lector resulta sin embargo indispensable cuando los medios de comunicación omiten constantemente dar a conocer los intereses privados de las personalidades públicas.  Más allá de la porosidad entre dos mundos que se muestran fácilmente como distintos – si no opuestos -, la identificación de sus dobles agentes es necesaria para la buena comprensión del funcionamiento de los mercados financieros. 

¿Y LOS PSOCIALISTAS ESPAÑOLES, LOS LABORISTAS INGLESES? 

        En el Reino Unido, los legatarios «laboristas» de Margaret Thatcher se caracterizan por su integración en lo que debería llamarse la oligarquía financiera.  Sería un error, sin embargo, limitar el análisis de las afinidades electivas entre alta función pública y altas finanzas a los dirigentes históricos de la «tercera vía» – entre capitalismo y socialismo – que pretendía abrir el ex primer ministro Anthony Blair.  Incluso figuras más antiguas – y más consensuadas – del socialismo europeo intervienen actualmente en las instancias de decisión de poderosas multinacionales: el ex canciller austríaco (1986-1997) Franz Vranitzky administra el grupo canadiense Magna International (equipamiento para automóviles); el ex presidente del Gobierno español Felipe González lanzó un fondo de capital de riesgo (Tagua Capital) y forma parte del Consejo de Gas Natural; su ministro de Economía, Carlos Solchaga, asesoró a Citigroup y a la agencia de calificación Fitch (grupo Fimalac). 

       Los socialdemócratas escandinavos – a menudo presentados como «modernos», por oposición a los socialistas «arcaicos»- no escapan a esta tendencia: Gro Harlem Brund-tland(PepsiCo), Thorvald Stoltenberg (East Capital Management) y Góran Persson (JKL Group, filial de Publicis) pasaron al sector privado antes de recorrer, en algunos casos, el camino inverso. 

¿LAS FINANZAS EN MANOS DE «MODESTOS JUBILADOS? 

         Así, y contrariamente a una idea en boga, las finanzas tienen uno o, más bien, varios rostros. No el del jubilado de Florida o el pequeño accionista europeo complacientemente descrito por la prensa, sino más bien los de una oligarquía de propietarios y administradores de fortunas.  Peyrelevade recordaba en 2005 que el 0,2% de la población mundial controlaba la mitad de la capitalización bursátil del planeta .  Estas carteras son administradas por bancos -Goldman Sachs, Santander, BNP Paribas, Société Générale, etc.- , empresas de seguros -AIG, AXA, Scor, etc.- , fondos de pensión o inversión (Berhshire Hathaway, Blue Ridge Capital, Soros Fund Management, etc.); instituciones que invierten además sus propios fondos. 

63.000 CENTIMILLONARIOS 

          Esta minoría especula con la cotización de las acciones, de la deuda soberana o de las materias primas, gracias a una gama casi ilimitada de productos derivados que revelan la inagotable inventiva de los ingenieros financieros.  Lejos de representar el resultado «natural» de la evolución de economías maduras, los «mercados» constituyen la punta de lanza de un proyecto que, tal como advierten los economistas Gérard Duménil y Dominique Lévy, fue»concebido para incrementar los ingresos de la clase alta» .  Un éxito innegable: el mundo cuenta actualmente con alrededor de «63 000 centimillonarios» – poseedores de al menos 100 millones de dólares – , que representan una fortuna combinada de aproximadamente 40 billones de dólares – es decir, un año de Producto Interior Bruto mundial – . 

         Las finanzas tienen, pues, rostros, nombres y apellidos: se los puede ver desde hace mucho tiempo en los pasillos del poder, y muchos de ellos son «socialdemócratas»

Geffrey Geuens


Fuente: Geffrey Geuens