Paciencia tienen mucha, lo que no tienen es dinero para pagar medicamentos. Ésa fue la respuesta que ofrecieron los farmacéuticos valencianos a Alberto Fabra, presidente del Ejecutivo autonómico, quien aseguraba estar “en la recta final para solucionar el problema”.
Mientras, en Valencia la deuda con las farmacias bordea los 300 millones, en Castellón pasa de 70 y en Alicante de los 200, por lo que los boticarios han exigido al Gobierno de Rajoy un “rescate del medicamento valenciano” como se hizo con el sector bancario.
Mientras, en Valencia la deuda con las farmacias bordea los 300 millones, en Castellón pasa de 70 y en Alicante de los 200, por lo que los boticarios han exigido al Gobierno de Rajoy un “rescate del medicamento valenciano” como se hizo con el sector bancario.
Y es que esta “recta final” hace tiempo que se convirtió en un páramo de escasez difícilmente asumible para los farmacéuticos. Los organismos colegiales cifran en más de 200 las farmacias en concurso de acreedores, y varios cientos han tenido que pedir créditos a entidades financieras para pagar a los proveedores, dándose ya el caso de que los bancos han dejado de renovar pólizas, lo que les pone en una situación aún más delicada: deudas con los suministradores, con sus respectivos gastos de demora; deudas con los bancos, que les impiden acceder a ningún tipo de financiación, y ningún atisbo de percibir la parte correspondiente del concierto con la Generalitat.
EL MOTIVO DE LA HUELGA ES “PEDIR A LA ADMINISTRACIÓN EL DINERO PARA LOS MEDICAMENTOS DE LOS VALENCIANOS, NO PARA MANTENER NUESTROS PRIVILEGIOS SINO PARA EXIGIR UNA NECESIDAD DE LOS CIUDADANOS”
José Antonio Puchades, presidente del Sindicato Libre de Farmacéuticos, con presencia mayoritaria en la provincia de Valencia, indica que la mayoría de propietarios de boticas ha tenido que responder con sus propios bienes y patrimonio, invertidos en pagar el suministro para evitar el desabastecimiento en sus estantes. De hecho, algunos establecimientos ya afrontan procedimientos de desahucio por este motivo.
Huelga indefinida
Ante estas circunstancias los organismos colegiales de las tres provincias decidieron emprender una huelga, la tercera desde junio, pero esta vez con carácter indefinido. El pasado 5 de noviembre, dos de cada tres farmacias de Valencia, Alicante y Castellón bajaron sus persianas y colocaron el cartel de “Farmacia cerrada, la Administración no paga”.
El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Alicante, Jaime Carbonell, asegura que desde el comienzo del paro el 98% de boticarios de la provincia han echado el cerrojo en sus establecimientos. Un porcentaje que coincide con los ofrecidos por los colegios de las otras dos provincias.
Desde entonces se han ido sucediendo escenas tales como largas colas frente a las oficinas abiertas, usuarios que se ven obligados a recorrer varias boticas para conseguir la medicación que buscan o farmacias como las de las urbanizaciones pobladas por extranjeros del norte de Europa, cuyos seguros privados y pagos a tocateja han hecho que los farmacéuticos que les sirven apenas noten los impagos y rehúsen hacer huelga.
Respecto a los perjuicios causados a los usuarios, Carbonell reitera en cada entrevista sus disculpas hacia la ciudadanía, ya que el motivo de la huelga es “pedir a la Administración el dinero para los medicamentos de los valencianos, no para mantener nuestros privilegios sino para exigir una necesidad de los ciudadanos”, recalca Carbonell.
Desabastecimiento
En cuanto a la escasez de medicamentos, un farmacéutico de Elche asegura, entre los pitidos y consignas de una concentración de protesta, que de momento fármacos para la diabetes o para cardiopatías “no están faltando”, que son “prioritarios”. En la misma línea se pronuncia Puchades, quien confirma que de momento fármacos como la insulina y los prescritos para enfermedades crónicas y complejas se están comprando y dispensando, pero que “no aseguran que dentro de un mes puedan seguir haciéndolo”.
La presidenta de la Asociación Valenciana de Diabéticos, Arantxa Cervera, matiza que escasez “no hay ni esperamos que haya”, pero que para su colectivo supone “un trastorno importante” la dificultad a la hora de encontrar la insulina y, sobre todo, las tiras reactivas utilizadas para medir los niveles de glucosa en sangre. Cervera lamenta que los afectados por diabetes se vean obligados a menudo a recorrer varias farmacias para encontrar sus medicamentos.
La solución: el fondo de rescate
En la reunión que mantuvieron el pasado 13 de noviembre los tres colegios con la comisión de las consellerias de Sanidad y Economía participó como mediador el abogado Juan Rodríguez Cárcamo, “ingeniero” jurídico que hizo posible el pacto farmacéutico de 2011 entre las boticas manchegas y la Junta de Castilla-La Mancha. La presidenta del colegio de farmacéuticos de Valencia, María Teresa Guardiola, destacó “avances” tras esta reunión, no obstante ambas partes supeditaban la solución del conflicto a que el Gobierno central sanee las arcas de la Generalitat con dinero del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).
El pasado 30 de octubre la Generalitat inyectó a las boticas 114 millones de euros procedentes de ese fondo de liquidez correspondientes a media factura de abril y media de mayo, lo que situó la deuda durante unas horas en aproximadamente 450 millones. Lo dicho, unas horas, ya que la factura de octubre llegó y la deuda volvió a pasar de los 500 millones.
También se les ofreció la implementación de un sistema de “pronto-pago”: una cantidad fija mensual en función de la facturación de cada establecimiento. Los colegios de farmacéuticos de las tres provincias no aceptaron la propuesta. La huelga sigue.
Miguel Ángel Valero
http://www.diagonalperiodico.net/Los-farmaceuticos-valencianos.html
Fuente: diagonalperiodico.net