Los estibadores del Puerto de Bilbao completaron ayer su segundo día consecutivo de protestas para exigir « medidas urgentes » contra la inseguridad laboral. La movilización se celebró con un seguimiento « prácticamente total » por parte de los más de 350 trabajadores del colectivo. Al suspenderse las tareas de carga, descarga y movimiento de mercancías en los muelles, la actividad en las instalaciones fue casi nula.
El paro de ayer, convocado por la Coordinadora de Estibadores y ELA, prolongó la protesta iniciada el lunes por UGT y LAB. Empresas vizcainas consultadas por este periódico admitieron retrasos en la recepción de materiales, aunque las demoras no han causado « daños irreparables ». Los huelguistas sólo permitieron que operaran transportistas provenientes de ciudades como Madrid o Barcelona, que de otra forma se habían visto forzados a pasar el día «en blanco».
A primera hora de la tarde, un centenar de estibadores se concentraron ante Bergé, la empresa que empleaba al fallecido, Iñaki González Zorita. El siniestro ocurrió el pasado 24 de enero al golpearle en la cabeza una pieza que se desprendió del foco de una grúa cuando estaba descargando en la bodega de un buque. El trabajador, de 53 años, falleció finalmente tras pasar once días en coma.
Aitor Landaburu, un portavoz de ELA en los muelles, informó de que el foco ya se había desajustado 15 días atrás, pero « se parcheó y nadie hizo nada por repararlo completamente ».
Prevención « inexistente »
El delegado de ELA denunció que las medidas de prevención de accidentes « no es que sean deficientes », sino que son « inexistentes ». Esta situación, que ya han puesto en conocimiento de Osalan, provocó otras dos muertes laborales el pasado verano. « Muchas grúas y carretillas que usamos a diario deberían estar en la chatarra », concluyó.
UGT puso el acento en la « falta de personal » y LAB reprochó a Bergé la sucesión de accidentes, que incluyen un trabajador muerto en Hendaia y otro joven contratado a través de ETT que se fracturó el pie este mismo mes en el Puerto de Bilbao.
Fuente: Ibai Cereijo /Deia