Los costes laborales en España, con un gasto medio anual de 29.176 euros por trabajador, son de los más bajos de la Unión Europea de quince miembros, aunque triplican y, en algunos casos incluso multiplican por siete los de los países de la Unión ampliada a 25, según un estudio elaborado por Mercer.

Los costes laborales en España, con un gasto medio anual de 29.176 euros por trabajador, son de los más bajos de la Unión Europea de quince miembros, aunque triplican y, en algunos casos incluso multiplican por siete los de los países de la Unión ampliada a 25, según un estudio elaborado por Mercer.

El informe concluye que los países de la Europa Occidental que forman parte de la UE tienen unos costes de mano de obra cuatro veces superiores a los de los países del Este. La diferencia entre unos y otros es tan grande, que los costes de los países más caros son hasta diez veces superiores que los de los países más baratos.

En ese contexto, España se sitúa por encima de la media europea, establecida en 28.269 euros, y en el puesto undécimo dentro de los 25 países de la UE. Sus costes laborales (que incluyen el salario medio, la Seguridad Social y los beneficios extrasalariales) son de los más baratos en la antigua UE, pero se disparan en comparación con los de los países que se incorporan a la Unión.

Frente a unos costes en España de 29.176 euros por trabajador y año, Eslovenia presenta un gasto de 18.765 euros. Mucho más baratos son en otros países que no superan los 10.000 euros. Y con 4.752 euros, Letonia es el país de la UE con los costes laborales más bajos.

Portugal y Grecia, los más baratos

En relación con la Europa de los Quince, España se encuentra entre los cinco países más baratos. De hecho, los costes laborales sólo son más bajos en Portugal (18.889 euros), Grecia (25.944 euros), Finlandia (26.191 euros) y Austria (28.612 euros). Bélgica, con 53.577 euros y Suecia, con 52.800 euros, son los países más caros.

Según Mercer, los costes laborales de la UE son inferiores en un 15% a los de Estados Unidos (33.195 euros), aunque si no se tuvieran en cuenta a los países del Este, los costes de la Unión serían un 23% superiores a los estadounidenses.

Este hecho, junto al fortalecimiento del euro frente al dólar, provoca que las inversiones de las compañías nortamericanas favorezcan a los países del Este de Europa.