Los expertos afirman que estas campañas son una forma de dar a conocer un problema pese al escaso impacto que tienen sobre las compañías
Según Antonio Aranda, secretario de relaciones con los medios del sindicato CGT, "los boicots afectan muy poco a estas compañías tan potentes, pero es la manera de dar a conocer una problemática, de hacer publicidad del problema".
Los expertos afirman que estas campañas son una forma de dar a conocer un problema pese al escaso impacto que tienen sobre las compañías

Según Antonio Aranda, secretario de relaciones con los medios del sindicato CGT, «los boicots afectan muy poco a estas compañías tan potentes, pero es la manera de dar a conocer una problemática, de hacer publicidad del problema».

A finales de mayo, Braun anunció el cierre de su factoría en Esplugues de Llobregat (Barcelona) tras decidir trasladar la producción a un país donde la mano de obra sea más barata.

Esta decisión conllevará la pérdida de 700 puestos de trabajo directos y 3.000 indirectos. Casi 4.000 personas en el paro. Antes de caer en la desesperación y la impotencia, los trabajadores de Braun decidieron iniciar un boicot contra los productos de Procter&Gamble, la multinacional a la que pertenece Braun, y desde hace dos semanas, están difundiendo su mensaje.

Pero, ¿es realmente eficaz el boicot contra estas grandes multinacionales ? Según Antonio Aranda, secretario de relaciones con los medios del sindicato CGT, «los boicots afectan muy poco a estas compañías tan potentes, pero es la manera de dar a conocer una problemática, de hacer publicidad del problema». «Es la única forma de que la gente se entere de que una empresa como Braun, con beneficios, cierra la fábrica», asegura Aranda.

Pero el boicot a los productos de Procter&Gamble es tan sólo uno de los múltiples de se realizan a lo largo de un año. El boicot al cava catalán, a los productos daneses después del escándalo de las caricaturas, o a productos israelíes después de los ataques a territorios palestinos son algunos de los que se han vivido este año.

Según un estudio del banco británico, Co-operative Bank, los boicots de los consumidores británicos costaron a las empresas afectadas casi 3.700 millones de euros en 2003 y 4.600 millones en 2004, un aumento que según los expertos tuvo su origen en el enfado general que se vivió contra Estados Unidos por la guerra de Irak.

A pesar de estas cifras llenas de ceros, los expertos aseguran que «no son demasiado altas» si se comparan con el volumen de negocio que tienen las grandes compañías que padecen boicots. Los 4.600 millones de euros de 2004 suponen sólo un 0,5% del total que los consumidores británicos gastan en un año.

Desde el primer boicot de la historia, en 1830, cuando la National Negro Convention animó a no comprar productos producidos por esclavos hasta el boicot más largo, que es el que sufre Nestlé -con intervalos- desde el año 1980, por haber experimentado en África su leche infantil en polvo, las cosas han cambiado mucho.

Según el filósofo y escritor George Monbiot, en su libro La Edad del Consentimiento, «los que toman decisiones éticas al hacer la compra descubrirán que la señal que están intentado mandar se pierde en el ruido general del mercado».


Par : Diarioadn.com



Fuente: Diarioadn.com