Parece contradictorio que aquellos que legislan pretendiendo (eso dicen) mejorar la educación del país, sin embargo modifican aspectos de la educación que no sólo no mejoran sino que incluso empeoran ésta.
Algún político que otro, y posiblemente alguna persona que lee este texto, mostrarán su disconformidad aduciendo a que en termino cuantitativos se ha aumentado sustancialmente el número de puestos escolares, son más las personas jóvenes que permanecen más tiempo en el sistema educativo, ha aumentado la oferta educativa en todos los niveles del sistema, desde la Infantil de 0-3 años hasta la Formación Profesional de Grado medio y superior, que hay muchos más centros escolares que hace años y ha aumentado consecuentemente el número de personas que en esto de la ed
Algún político que otro, y posiblemente alguna persona que lee este texto, mostrarán su disconformidad aduciendo a que en termino cuantitativos se ha aumentado sustancialmente el número de puestos escolares, son más las personas jóvenes que permanecen más tiempo en el sistema educativo, ha aumentado la oferta educativa en todos los niveles del sistema, desde la Infantil de 0-3 años hasta la Formación Profesional de Grado medio y superior, que hay muchos más centros escolares que hace años y ha aumentado consecuentemente el número de personas que en esto de la educación tienen algo que hacer.
Es cierto e innegable todo esto y ello gracias a decisiones políticas sobre el gasto. Es decir se gasta mucho más que antes en todo, incluso en educación, porque también los impuestos han aumentado. Con ello se pone de manifiesto que las decisiones políticas han sido cuantitativas en términos de aumento de oferta educativa y ello porque quienes deciden (los políticos) han tenido más dinero que gastar. Es evidente que es mejor tener que no tener y por ello no se puede minimizar en nada los avances cuantitativos en nuestro sistema educativo. Sin embargo son los propios políticos los que no se sienten satisfechos con esto de la educación y entre banderías se tiran los trastos, cuando de esta primerísima necesidad del ser humano se trata. Este pueblo lleva, en 28 años, para 6 leyes orgánicas de Educación, y siguen quejándose unos u otros de los resultados que se obtienen en la aplicación de las pruebas externas que se le aplican al alumnado, o de las cifras de no titulados en ESO o del índice del abandono escolar que se ha producido en la última década. También en ocasiones alguna fuerza política saca a relucir el tema de la religión bien desde su presencia en el curriculum o bien por sus efectos laborales en miles de personas que trabajan en esto de dar clase de religión con cargo al dinero de todos (unos cientos de millones en presupuesto). También hay quien enarbola la bandera de la “libertad de elección de centro” como un derecho de todos que sólo ejercerían unos pocos, y esto trae aromas de privatización de centros educativos y servicios educativos. No se cortan ni un pelo los que entienden que la educación debe adoctrinar y por ello arañan a quien sea si no se respeta la suya en los programas escolares. Hay quien piensa (afortunadamente son muy pocos) que ser Gay es una “enfermedad”, que la nacionalidad da privilegios a unos y resta derechos a otros, que eso de la raza o credos distintos no deberían tener equiparación con los de “aquí”, de “toda la vida”… Y eso incluso en el Congreso de los “disputados”, manifestando estas y otras posiciones ideológicas fascistas fundamentadas en la existencia de un hipotético pensamiento único que debería guiar los destinos de la nación española. Convirtiéndose en los únicos detentadores de las esencias patrias. Y es que cuando se dice que se está por la ¡Mejora de la Calidad de la Educación!,! se abren las carnes!, porque nada de eso se persigue y bien al contrario orientan sus afanes en la “reordenación” legal de lo que hasta el momento es legal pero no les viene bien a grupos de poder que aspiran al control ideológico, político y social de la ciudadanía. En otro momento concretaremos que persiguen algunas señorías cuando de mejorar la calidad de la educación se trata.
Rafael Fenoy Rico
Fuente: Rafael Fenoy Rico