Desde noviembre de 2003 el ejército estadounidense conocía la práctica de torturas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, dos meses antes de lo que el Ejército había reconocido, según ha informado el diario ’The New York Times’, que cita documentos internos enviados a altos mandos por un grupo de militares a cargo de interrogatorios en la prisión.

El matutino, que basa sus informaciones en entrevistas en Alemania y Estados Unidos con personal militar que trabajó en la prisión, señala que las denuncias de abusos incluyen palizas a cinco generales iraquíes con los ojos vendados. El diario señala que hay documentos internos enviados por miembros de la unidad de evaluación de los detenidos -un grupo que supervisaba a los prisioneros para su posible liberación- a sus superiores que muestran denuncias de al menos 20 casos de maltrato.


Desde noviembre de 2003 el ejército estadounidense conocía la práctica de torturas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, dos meses antes de lo que el Ejército había reconocido, según ha informado el diario ’The New York Times’, que cita documentos internos enviados a altos mandos por un grupo de militares a cargo de interrogatorios en la prisión.

El matutino, que basa sus informaciones en entrevistas en Alemania y Estados Unidos con personal militar que trabajó en la prisión, señala que las denuncias de abusos incluyen palizas a cinco generales iraquíes con los ojos vendados. El diario señala que hay documentos internos enviados por miembros de la unidad de evaluación de los detenidos -un grupo que supervisaba a los prisioneros para su posible liberación- a sus superiores que muestran denuncias de al menos 20 casos de maltrato.

«Algunos detenidos describieron abusos en otros centros de detención antes de ser transferidos a Abu Ghraib, pero al menos siete incidentes» citados en los documentos tuvieron lugar en esa prisión, explica el diario.

Cuatro de ellos ocurrieron en el área «controlada por el servicio de inteligencia militar», que es la zona donde fueron tomadas las fotografías que desencadenaron el escándalo sobre los abusos.

Altos mandos militares de Estados Unidos han afirmado que no conocieron la existencia de maltratos hasta enero, cuando un soldado acudió a ellos con fotografías de los actos.

La Cruz Roja ha afirmado que advirtió a los mandos militares de Estados Unidos en Irak de los abusos en Abu Ghraib en noviembre, pero hasta ahora no se había informado de que los propios soldados encargados de los interrogatorios hubieran avisado de los incidentes por la misma época.

Según el personal del servicio de inteligencia militar, los documentos sobre prisioneros interrogados para su eventual liberación debían ser aprobados por un consejo, que incluía a la general de brigada Janis Karpinski, el comandante del 800 Batallón de policía militar y la general Barbara Fast, la máxima responsable del servicio de inteligencia militar en Irak, explica el diario.

Oficiales en Bagdad reconocieron que abogados del consejo judicial vieron los informes, pero no podían confirmar si los documentos fueron examinados por Karpinski y Fast o si se emprendió alguna acción para investigarlos, agrega.

Entre los incidentes denunciados figura el de un detenido que afirmó haber permanecido de pie desnudo, con libros en la cabeza, mientras un soldado vertía agua fría sobre su cuerpo, y el de otro, también desnudo, interrogado por una mujer que se burlaba de sus genitales.

El diario indica que el caso de los generales es examinado por el Pentágono como parte de la investigación sobre los abusos en la prisión y que hay dos informes de las palizas, uno de la unidad que examinaba las posibles liberaciones y otro de un analista del servicio de inteligencia con diferentes militares iraquíes y ambas versiones coinciden.

Según explicaron, un grupo de soldados los trasladaron a una zona de aislamiento como presuntos instigadores de una revuelta en Abu Ghraib, pero antes de llegar a las celdas les ataron las manos y los ojos y les golpearon hasta dejarlos cubiertos de sangre.

El analista avisó a su superior, pero éste comentó que «probablemente lo merecían», según el diario.

El Mundo