Médicos españoles atendieron hasta 40 presos diarios / « Vimos muchas contusiones y fracturas, pero nunca supimos el origen », afirman
El informe del Pentágono revela que ocurrieron en mayo de 2003 en Camp Bucca cuyo control sanitario era del Escalón Médico Avanzado del Ejército de Tierra
MADRID.- Los primeros casos oficiales de tortura a detenidos iraquíes comenzaron en el campo de prisioneros Camp Bucca en mayo de 2003, según el informe difundido por el general estadounidense Antonio M. Taguba. Este militar ha investigado los malos tratos en el país por encargo del Pentágono tras estallar una polémica sobre los sucesos posteriores acaecidos en la prisión de Abu Ghraib, en Bagdad, entre octubre y diciembre de 2003.


Médicos españoles atendieron hasta 40 presos diarios / « Vimos muchas contusiones y fracturas, pero nunca supimos el origen », afirman

El informe del Pentágono revela que ocurrieron en mayo de 2003 en Camp Bucca cuyo control sanitario era del Escalón Médico Avanzado del Ejército de Tierra

MADRID.- Los primeros casos oficiales de tortura a detenidos iraquíes comenzaron en el campo de prisioneros Camp Bucca en mayo de 2003, según el informe difundido por el general estadounidense Antonio M. Taguba. Este militar ha investigado los malos tratos en el país por encargo del Pentágono tras estallar una polémica sobre los sucesos posteriores acaecidos en la prisión de Abu Ghraib, en Bagdad, entre octubre y diciembre de 2003.

Camp Bucca, la primera gran cárcel montada por la coalición en plena guerra, estaba dirigida por la 800ª Brigada de Policía Militar de Estados Unidos, y el control médico del centro correspondía, en esas fechas, al Escalón Médico Avanzado del Ejército de Tierra español (EMAT).

El Gobierno del Partido Popular decidió incluir, dentro de la llamada « misión humanitaria » española lanzada al comenzar la Guerra de Irak, la responsabilidad de asegurar el control médico al que por entonces era el único campo de prisioneros del país.Camp Bucca llegó a albergar hasta 8.000 prisioneros de guerra iraquíes, según el llamado informe Taguba.

El campo estaba situado en pleno desierto a cuatro kilómetros del puerto de Um Qasr, donde 900 soldados españoles pernoctaron durante tres meses, de abril a junio, a bordo del buque Galicia.

Una veintena de médicos del EMAT al mando del teniente coronel Manuel Guiote se turnaba, sin embargo, para dormir en el hospital de campaña del propio campo de prisioneros, donde prestaron primeros auxilios y servicios de cirugía, traumatología, cuidados intensivos, anestesia y odontología.

« No entendimos nunca qué tipo de misión humanitaria era hacer el trabajo médico para los americanos en su campo de prisioneros, pero cumplimos órdenes », relataron ayer a este diario médicos militares destacados en la época en Camp Bucca.

« Vimos muchas contusiones, fracturas y algunas entradas de bala, pero nunca supimos el origen, nos decían que los iraquíes se peleaban mucho entre ellos, tratamos a los prisioneros lo mejor que pudimos. No prestamos ayuda psicológica, por lo que no sabemos si hubo vejaciones o humillaciones a los iraquíes ».

El hospital de campaña español estaba situado junto a la zona de « clasificación » de prisioneros, pero los médicos españoles aseguran que nunca estuvieron presentes en interrogatorios ni vieron el trato que dispensaban los militares estadounidenses a los iraquíes.

« Está claro que los que controlaban el campo no eran profesionales, sino reservistas y no tenían noción de lo que es la Convención de Ginebra ni cómo debe ser un trato digno a los presos, pero nunca fuimos testigos directos de atrocidades, el campo de prisioneros era inmenso y habríamos necesitado vehículos para poder desplazarnos desde el hospital de campaña a las tiendas donde se hacinaban los iraquíes », relatan.

Fuentes del Ministerio de Defensa aseguran que el EMAT nunca realizó ningún informe con pruebas de violaciones de la Convención de Ginebra : « La casuística era la normal que se puede esperar de un campo de prisioneros, pero nada que llamara la atención », aseguran las citadas fuentes.

Según datos suministrados en el Congreso de los Diputados por el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, el EMAT atendió en Camp Bucca una media de 40 presos diarios. Eso supone que, al cabo de la misión, fueron atendidos más de 3.000 prisioneros.

Se da el caso también de que los españoles que trabajaban en Camp Bucca no eran sólo personal sanitario. También había soldados que custodiaban, apuntando con sus fusiles, a los prisioneros de guerra cuando entraban en el hospital de campaña. Los estadounidenses dejaban en sus manos el control de los iraquíes cuando los prisioneros entraban en el hospital de campaña.

El ministro de Defensa, José Bono, ha asegurado que no conoce ningún caso de maltrato por parte de personal militar español.

Entre los presos atendidos por los médicos españoles figuran incluso generales de Sadam Husein, cuyo nombre no ha trascendido.

El informe Taguba considera demostrado en sus conclusiones que « varios soldados han cometido actos atroces y graves infracciones del derecho internacional la prisión de Abu Ghraib [Bagdad] y en Camp Bucca ». El general Taguba subraya además que los culpables pertenecen a la misma 800 Brigada de Policía Militar que comenzó su labor en Camp Bucca y continuó después en Abu Ghraib sin que cambiaran los métodos.