Mes y medio después de la del 26S estamos ante una nueva convocatoria de huelga general a la que entendemos que debemos sumarnos con decisión.

Es cierto que es difícilmente entendible que ELA y LAB, convocantes el 26S, no se sumen a la huelga del 14N, y que CCOO y UGT, ahora convocantes, no se sumaran a la anterior. No es un problema solo de división sindical, la pluralidad sindical es a nuestro entender una riqueza.

 

Es un problema de la miseria del sindicalismo, todavía más preocupado por defender el espacio sindical propio y el propio chiringuito que por afrontar con decisión las consecuencias más graves e injustas de la actual situación. La miseria de un sindicalismo que pone por encima de todo la sigla, la diferencia y, en definitiva, los propios intereses, no siempre coincidentes con los de las personas trabajadoras y el conjunto de la sociedad.

Es un problema de la miseria del sindicalismo, todavía más preocupado por defender el espacio sindical propio y el propio chiringuito que por afrontar con decisión las consecuencias más graves e injustas de la actual situación. La miseria de un sindicalismo que pone por encima de todo la sigla, la diferencia y, en definitiva, los propios intereses, no siempre coincidentes con los de las personas trabajadoras y el conjunto de la sociedad.

Y sin embargo eso no puede retraernos, sería tanto como si también nosotras estuviéramos escondiéndonos, como si estuviéramos buscando excusas para no actuar, refugiándonos en un individualismo inmediatista, que se olvida de lo colectivo, que deja tirados a los sectores sociales que están pagando con más crudeza las actuales injusticias y viendo pasivamente como ese sector de personas afectadas severamente por el paro, los desahucios, el empobrecimiento, los recortes en coberturas sociales y en sanidad y en educación, se va haciendo cada vez mayor y va afectando a entornos que cada día nos son más próximos.

La CGT se sumó decididamente a la huelga del 26S e igualmente nos sumaremos con todas nuestras fuerzas a la del 14N y manifestamos nuestra voluntad de impulsar y apoyar sucesivas convocatorias. Pero ni el 26S estábamos apoyando la huelga de ELA y LAB, ni el 14N estaremos apoyando la de CCOO y UGT. En una y otra y en las sucesivas estaremos apoyando, sencillamente, la huelga, la movilización, la participación, el que las personas nos impliquemos y consigamos darle la vuelta a esta situación perversa en la que nos está metiendo un capitalismo financiero voraz, que necesita cada día mayores cotas de desigualdad e injusticia y que nos conduce, social y ecológicamente, a un callejón sin salida.

Para la CGT el problema no es el grado de riqueza, ni de cómo retomamos una nueva etapa desarrollista, ni de si eso debe hacerse con políticas económicas recesiva o expansivas. Para nosotras el problema es la injusticia y la desigualdad. Contra lo que nos rebelamos es contra que pague más la crisis quien menos tiene y menos la ha provocado, quitándosele el trabajo, el subsidio, la vivienda…, para financiar a la banca o responder a una deuda absolutamente ilegítima. Nos rebelamos, también, contra unos representantes políticos indignos que se someten a todas las disposiciones que les vienen dadas, y que lo hacen gustosamente, porque también ellos forman parte de los beneficiarios de la injusticia. Nos rebelamos contra quienes modificaron la Constitución estableciendo la “prioridad absoluta” del pago de la deuda y de sus intereses, prioridad absoluta que lo convierte en artículo único y reduce a papel mojado los derechos a la sanidad, la educación, la vivienda, el trabajo, etc.

La “crisis” tiene ya un largo recorrido, hemos asistido y seguimos asistiendo a exigencias seguidas de promesas, pero la realidad es que tenemos casi seis millones de personas en paro y que su número sigue creciendo, que dos millones de hogares no tienen ningún ingreso y que su número sigue creciendo, que se practican más de trescientos desahucios diarios y que su número sigue creciendo… La realidad es que, aunque seamos una sociedad un poco más pobre y quizá debamos serlo un poco más todavía en términos absolutos (es decir, decrecer en opulencia y desarrollismo), sobre todo, somos una sociedad cada día más desigual e injusta.

Por eso iremos a la huelga del 14N. Porque, por mucho que nos mientan, somos cada una de nosotras y nosotros quienes decidimos si queremos engañarnos, si queremos seguir conviviendo pasivamente (cómplicemente) con una sociedad asquerosamente injusta. Iremos a la huelga por dignidad, que se vuelve imposible en la concurrencia de la riqueza y la pobreza extremas. Iremos a la huelga porque queremos mostrar nuestra disconformidad y nuestro malestar. Iremos a la huelga aun sabiendo que es insuficiente, pero con la certeza de que es necesaria. Iremos a la huelga, esta vez con más ganas, porque coincide con otras convocatorias en Portugal, Grecia o Chipre y tal vez con Italia y otros países, ante la necesidad de extender y dar una dimensión internacional a nuestras movilizaciones.

Iremos a la huelga por el reparto y la justicia social. Porque la cobertura de las necesidades básicas para todos debe estar garantizada y puesta por encima de otros consumos más prescindibles. Porque consideramos que es posible una sociedad en la que todas y todos dispongamos de un nivel de bienestar más que suficiente.

Al margen de las coincidencias o desencuentros con las organizaciones ahora convocantes, al margen de parecernos incomprensibles las ausencias de otras organizaciones. Por encima de las discrepancias, la CGT tratará de hacer una huelga por el reparto y la justicia, y trataremos de darle un carácter laboral y social.

Y te invitamos: por las razones que te parezcan más convincentes, con los objetivos que consideres más justos, expresándolos de la forma que te resulte más adecuada y eficaz, SUMA TU HUELGA A LA HUELGA DEL 14N.

Manuel Velasco Valladares

Secretario General de la CGT en Navarra


Fuente: Manuel Velasco Valladares