Artículo publicado en Rojo y Negro nº 382 de octubre
El pasado 23 de julio, la “Asociación 14 de Abril” para la Recuperación de la Memoria Histórica de la Costa Granadina, a la que pertenecemos varios compañeros y compañeras de CGT, realizó un acto de homenaje a 21 motrileños deportados a los campos de concentración nazis mediante la colocación de stolpesteine en su memoria con la participación de los familiares, que fue lo más entrañable de esta actividad. Este trabajo es el fruto de una labor de 4 años y aunque no hemos localizado a ninguna mujer de nuestra zona, sí hubo mujeres deportadas: trescientas fueron liberadas en 1945 en Mauthausen.
“Stolpesteine” significa “piedra del tropiezo”, porque al andar por la calle te tropiezas con ellas, con estos ladrillos, que en una de sus caras tienen una chapa de latón con los datos grabados de las víctimas de la persecución y del genocidio nazi y que están incrustados en las aceras de las puertas donde vivieron. Han sido creadas por el artista berlinés Gunter Demnig, quien además se desplaza a las localidades para colocarlas y forman parte de un proyecto que comenzó en 1992 y ha crecido hasta convertirse en un fenómeno internacional. Ha sido reconocido con numerosos premios y su obra es fundamental en el desarrollo del arte conmemorativo y la conciencia histórica de la sociedad actual.
En varias ciudades y pueblos españoles podemos tropezarnos con estas pequeñas piedras de la memoria… y nos interpelan. Nos hacen pensar qué causas pudieron llevar a hombres y mujeres que vivieron en nuestro barrio y pisaron estas aceras a acabar sufriendo el horror del programa de exterminio del nazismo-franquismo. Más de 9000 españoles y españolas fueron enviados a los campos de concentración alemanes. En el caso de los 21 motrileños, solo 4 sobrevivieron; la mayoría fueron asesinados en Gusen, el terrible subcampo de exterminio, perteneciente a Mauthausen. Si aquí sufrieron horrores indecibles, la odisea que les trajo no fue menos dolorosa: Salieron de nuestras tierras en la “Desbandá” de febrero de 1937, huyendo de la entrada de las tropas fascistas. Llegaron a Almería y se extendieron por todo el Levante, atravesando España, de frente en frente, a medida que avanzaban los franquistas. Cuando estos triunfaron definitivamente en 1939, atravesaron la frontera, pero en Francia no encontraron la libertad y la acogida de un pueblo hermano, sino que fueron recluidos en Campos de Internamiento en condiciones espantosas, donde muchos murieron y a los que sobrevivieron no les quedó otra que salir a trabajar en semiesclavitud en las Compañías de Trabajadores Extranjeros, alistarse en la Legión Extranjera Francesa o luchar en la Resistencia. Cuando los alemanes invadieron Francia, les apresaron y recluyeron en los Stalag, cárceles militares para prisioneros de guerra, más aceptables. Pero su suerte no duró mucho: en 1940 Serrano Suñer se entrevista con Goering en Berlín y a partir de entonces los republicanos españoles son enviados sistemáticamente a Mauthausen en condiciones infrahumanas con la categoría de apátridas, siendo imposible su repatriación pues el Gobierno de Franco les negó su condición de españoles.
Estas muertes se podrían haber evitado si no se hubiese producido la persecución franquista y el abandono del Gobierno de España, a quienes los nazis, en connivencia, les hicieron el “trabajo sucio” de eliminar a los “rojos opositores”. En cambio, se nos ha transmitido la idea de que había una guerra mundial y que el Gobierno de Franco se mantuvo neutral.
En el imaginario de nuestro país, fundamentalmente a través de cine y documentales, permanecen las atrocidades y el genocidio sufrido por el pueblo judío, ruso, romaní… en los campos de concentración nazis, pero existe un gran desconocimiento de la historia vivida en estos por hombres y mujeres de España (bastantes libertarios y libertarias) que acabaron allí porque creyeron que otra sociedad más justa, laica, igualitaria, solidaria, sin privilegios y autogestionaria era posible y lucharon por ella.
María Isabel Cobos Lorente
Ateneo Libertario Utopía de Motril
Fuente: Rojo y Negro