El procedimiento establecido por el Cuerpo Nacional de Policía para trasladar en avión a los inmigrantes deportados incluye varias fórmulas de inmovilización -un policía a cada lado, lazos o grilletes, cinturón de seguridad suplementario-, pero entre ellas no figura el uso de mordazas como la que los agentes de escolta colocaron el pasado sábado al sin papeles nigeriano Osamuyia Aikpitanhi, de 23 años, que falleció durante el vuelo de repatriación de Madrid a Lagos. Además, el Consejo de Europa recomendó ya en 2001 a los Estados miembros que prohibieran «por completo» el uso de mordazas.
Aunque los forenses no podrán establecer la causa exacta de la muerte de Osamuyia hasta que conozcan el resultado de las pruebas urgentes que han solicitado sobre su corazón y sus pulmones, el avance de la autopsia, hecho público el lunes por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, afirmaba que el inmigrante «había sido amordazado» y «presentaba dos contusiones leves», una en una muñeca y la otra en la espalda.
Es decir, que el uso de la mordaza por parte de los dos agentes que le custodiaban en el avión ha quedado ya establecido. Al parecer, le envolvieron la boca con cinta plástica no adhesiva, similar a la que la policía usa para delimitar zonas de acceso prohibido. Fuentes cercanas a la investigación descartan que le introdujeran una venda y luego le sellaran los labios con esparadrapo, como se dijo en un primer momento.
También parece cierto que los agentes decidieron amordazarle después de comprobar que los lazos corredizos que le habían colocado en las muñecas y la cinta con la que le habían atado los tobillos eran insuficientes para reducirle. Fuentes policiales han relatado que Osamuyia -un hombre corpulento, que según el Ministerio del Interior acumulaba 11 antecedentes policiales- propinó patadas a diestro y siniestro, intentó autolesionarse golpeándose la cabeza contra el techo del avión y mordió a uno de sus escoltas.
Para reducir a Osamuyia, los agentes se vieron obligados a actuar según su criterio, según el Sindicato Unificado de Policía (SUP) y la Confederación Española de Policía (CEP). Ambas organizaciones denunciaron ayer que no existe un protocolo de actuación de expulsiones o repatriaciones en avión. «Los policías actúan según les dicta su propio criterio, arriesgándose a un expediente, a una sanción o poniendo en juego su propia integridad», aseguró Lorenzo Nobreda, secretario general de la CEP.
Sin embargo, sí existe al menos desde 2005 un documento que especifica el traslado en avión de los deportados. Consta de ocho folios y se titula «Procedimiento para el traslado por vía aérea de nacionales de terceros países sobre los que hayan recaído resoluciones de expulsión». Bajo los membretes del Ministerio del Interior y de la Dirección General de la Policía (Comisaría General de Seguridad Ciudadana, Jefatura de Unidades de Intervención Policial), señala que ha sido confeccionado teniendo en cuenta la normativa de la UE en la materia.
«Garantizar los derechos»
Se trata de un documento bastante detallado. En la definición de la «misión», recoge expresamente : «Garantizar los derechos e integridad física de los expulsados». Entre los «recursos materiales» a emplear por los policías, menciona lazos de seguridad y grilletes metálicos, no mordazas. «El ratio policías de escolta / expulsados», indica, «variará en función del lugar de destino, arraigo en España de los expulsados, peligrosidad y antecedentes. Como norma general, habrá en el dispositivo de seguridad un escolta por expulsado más los retenes de reacción necesarios».
En el último punto, titulado «contingencias», se refiere a los «expulsados violentos», aparentemente el caso de Osamuyia, y señala tres instrucciones : «Un policía a cada lado, lazos de seguridad o grilletes si fuese necesario durante todo el vuelo y cinturón de seguridad suplementario». Ninguna mención al uso de mordazas.
Más explícitas son las recomendaciones que realizó en 2001 el Consejo de Europa a los Estados miembros. El documento señala que durante las expulsiones «deberá prohibirse por completo lo siguiente : el uso de todo medio que pueda provocar asfixia o sofocación (por ejemplo, cinta adhesiva, mordazas, cascos y cojines)… También debe evitarse el uso de sujeciones que puedan provocar asfixia postural».
Fuentes policiales declararon ayer a EL PAÍS que el documento oficial español es desconocido por la mayoría de los agentes que realizan las expulsiones y que no pasa de ser una recomendación. «Para que tuviese algún valor reglamentario debería estar firmado, como mínimo, por el comisario general de Seguridad Ciudadana», manifestó el portavoz del SUP, Maximiliano Correal.
Fuente: TOMÁS BÁRBULO / EL PAIS