«Si la señal de la radio se va es que nos están atacando. En este caso hay que convocar a la gente con bocinas, campanas y cacerolas para que venga a apoyarnos. Pero con organización y disciplina». Quien así habla a través de las ondas es la doctora Bertha, la voz más inconfundible de todas cuantas salen al aire a través de Radio Universidad.
En un extremo del campus universitario de Oaxaca, frente a la Facultad de Derecho, está el edificio que alberga la emisora que se ha convertido en el martillo del gobernador del Estado, Ulises Ruiz. La radio de los estudiantes es hoy una trinchera desde la que se coordina el movimiento rebelde en esta ciudad mexicana.
A la entrada de la emisora, fuertemente custodiada por estudiantes y simpatizantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), acuden vecinos de todo el Estado para denunciar atropellos de caciques o policías, pedir la libertad de algún detenido o contar, simplemente, la situación en su comunidad.
Bertha Elena Muñoz, 58 años, madre de tres hijos y separada, alternaba su labor al frente de la cátedra de Salud Pública, con la consulta de Epidemiología en el hospital Aurelio Valdivieso de Oaxaca. Una vida profesionalmente activa, pero sin sobresaltos. Hasta el 14 de junio pasado, cuando el gobernador envió a la policía estatal para desalojar violentamente la plaza del Zócalo que estaba ocupada por los maestros en huelga.
«Al igual que todo el pueblo, aquel día brinqué. Ya estaba muy molesta por las trapacerías de este gobernador», recuerda la doctora Bertha, en una entrevista que transcurre en una sala contigua al locutorio, donde se amontonan víveres y medicinas regalados por los vecinos.
«La única organización a la que pertenecía es la Sociedad Médica. No he militado en un partido político. El 14 de junio estaba dando clase a las 7 de la mañana. Cuando me enteré de la entrada de la policía, fui al Zócalo con mis alumnos y montamos un puesto de socorro para atender a los heridos». A partir de aquel día, la doctora se incorporó a las movilizaciones que sacuden Oaxaca desde hace cinco meses. Los estudiantes tomaron Radio Universidad después de la jornada del 14 de junio en respuesta a la destrucción de Radio Plantón, la emisora de los maestros. Se prodigaron los ataques para acallar la radio universitaria, hasta que una noche un grupo se infiltró en el campus e inutilizó con ácido los equipos. Tardaron meses en repararla. Bertha estuvo en la marcha de 19 días desde Oaxaca a Ciudad de México en septiembre. Al regreso, los estudiantes le dieron la noticia : «En una hora sale al aire Radio Universidad. ¡Habían conseguido repararla !», recuerda la doctora. «Acudí a la emisora y apenas había 10 personas. Desde el primer momento me puse detrás del micrófono. Empecé de 8 a 10 de la noche para comentar noticias, pero no podía comentar nada porque todo el rato entraban llamadas de oyentes. La voz del pueblo tiene prioridad». Ahora Bertha combina la ambulancia con la emisora. A altas horas de la noche se escucha su voz grave «para mantener las barricadas despiertas».
Le sobran enemigos y amenazas, pero no parece fácil intimidar a esta mujer extremadamente delgada, de pelo blanco y corto, mirada vivaracha, que destila vitalidad. «A este paso seguiré adelgazando. Nunca pensé que estaría en esto. Siempre he luchado por lo que creo y he dicho lo que pienso». Nació en Morelia, estudió Medicina en la UNAM de la Ciudad de México y lleva 28 años en Oaxaca. «Me atacan por no ser de aquí. Soy oaxaqueña por elección». ¿El futuro ? «Si ganamos y sacamos a Ulises, volveré a mis clases y al hospital». ¿Y si no cae Ulises ? «Entonces la represión será terrible. A mí me desaparecen. Miedo sí me da».
Bertha Muñoz no tiene ambiciones políticas ni de figurar entre los dirigentes de la futura APPO. «Soy muy desesperada y hay cosas que me aburren. Además, no soy diplomática».
Fuente: F. RELEA / EL PAIS