Artículo de opinión de Desiderio Martín Corral (Gabinete de Estudios Confederal de la CGT)

Quién mercantilizó el Sistema Público y Universal Sanitario, y privatizó en una parte importante la Salud y los Cuidados de las Personas Dependientes, son los responsables de la carencia de medios, recursos y eficiencia en las respuestas a los problemas de la pandemia y en consecuencia responsables del deterioro y desigualdad que en estos días, las clases asalariadas, las poblaciones más vulnerables: personas mayores y dependientes; personas excluidas, sin techo, personas encarceladas, personas precarizadas, personas migrantes en CIEs, venimos sufriendo y en demasiados casos ya, muriendo po

Quién mercantilizó el Sistema Público y Universal Sanitario, y privatizó en una parte importante la Salud y los Cuidados de las Personas Dependientes, son los responsables de la carencia de medios, recursos y eficiencia en las respuestas a los problemas de la pandemia y en consecuencia responsables del deterioro y desigualdad que en estos días, las clases asalariadas, las poblaciones más vulnerables: personas mayores y dependientes; personas excluidas, sin techo, personas encarceladas, personas precarizadas, personas migrantes en CIEs, venimos sufriendo y en demasiados casos ya, muriendo por la ausencia de políticas de prevención en materia sanitaria y de salud.

¿Porqué demandamos y exigimos que la actividad de todos los sectores productivos, financieros y de distribución, que no son esenciales para la vida, como la salud de las personas y su bienestar en el confinamiento sanitario, sea paralizada de inmediato?

Porque la crisis-estafa que el capitalismo genera a partir del 2007, agudiza de manera letal la desposesión de lo Público y nos encontramos que en el período 2009-2014 en el estado español, la reducción del gasto público se acerca a los 78.000 millones de euros, y especialmente en sus capítulos de derechos esenciales para la vida (sanidad, salud, educación, dependencia), y además, se transfirieron al mercado privado (sanidad privada, educación privada y concertada, residencias y atención privada a las personas Dependientes, Asistencia Social a las excluidas en manos privadas), nuestras necesidades esenciales y el mercado privado funciona no con la lógica de los Derechos para todos y todas, sino con la lógica del beneficio y la rentabilidad, y generaron situaciones de desigualdad, deterioro serio y grave de la salud, la educación y los cuidados, y ahora se muestra en toda su crudeza en esta pandemia.

Las medidas de recorte y privatización, llevadas a efecto en los años 2009-2014, fundamentalmente, recortaron el gasto sanitario en 9.000 millones de euros, bajando los salarios de todo el personal y eliminando miles y miles de puestos de trabajo y la no inversión en Sanidad se redujo en 2.144 millones de euros, con las consecuencias de no dotar de recursos, infraestructuras hospitalarias públicas, reducción de número de camas, UCIs, etc.

Los gobiernos neoliberales, incrementaron el gasto sanitario para la sanidad privada, transfiriendo miles de millones a la misma, además de en varias CCAA, llevar a cavo toda una política de privatización y mercantilización de la Salud. El gasto sanitario privado procede, básicamente, del pago de la atención médica que los ciudadanos demandan de forma ocasional fuera de la red pública asistencial, así como de las cuotas de los seguros médicos. Según el último Informe Anual del Sistema Nacional de Salud, su importe fue de en torno a 29.000 millones de euros en 2016, frente a los 72.000 millones a que ascendió el gasto sanitario público durante el mismo año.

Esos 29.000 millones de euros suponen un 28,8% del total, porcentaje que sitúa el peso relativo del gasto sanitario español claramente por encima de la media de la OCD (26,5%) y no digamos ya de países como Holanda (19%), Francia (17,1%) y Alemania (15,4%), como reconoce

Las políticas para Dependencia (personas mayores), se cortaron de raíz y radicalmente, tanto en la asistencia pública (carencia de residencias públicas), como en los dineros que salen del gobierno central a las autonomías (la dependencia está transferida a las CCAA), para reconocimiento de prestaciones por grados de dependencia.

El mercado privado de Residencias para mayores, supone más del 65% de toda la población atendida en estos centros y, claro la lógica de las empresas privadas funciona con criterios de rentabilidad, menores costes (menos personas trabajadoras contratadas, menos recursos materiales, etc.), suponen más beneficio y la “atención con suficiencia y eficiencia” de las personas dependientes, pues se supedita a esta lógica asesina.

Durante el decenio comprendido entre 2007 y 2016, la subida media anual fue del 2,5%, mientras que el gasto sanitario público sólo aumentaba a razón del 1,7% a lo largo del mismo periodo.

La memoria de 2018 de la Alianza para la Sanidad Privada Española (ASPE), nombre de la patronal del sector, especifica que con esos fondos las empresas mantienen en funcionamiento 460 hospitales (22 de ellos universitarios), dotados de más de 51.000 camas, y casi 12.000 centros sanitarios no hospitalarios (consultas, laboratorios), que ocupan a 267.000 profesionales, la mitad ellos médicos y enfermeras.

Ahora vemos y sufrimos de manera cruel y descarnada, como la lógica de lo Público, que se basa en un único objetivo: la satisfacción de las necesidades sociales de manera universal y que de una manera u otra a lo largo de la vida nos afectan (enfermedad, salud, dependencia, cuidados, etc.), ha sido quebrada y se puso el interés privado, por encima de lo colectivo, de lo público, llevándonos al colapso y carencias esenciales de medios y personas.

Por esta lógica y convencimiento de lo Público, como Derechos Esenciales los cuales deben ser cubiertos con suficiencia y eficiencia, es por lo que CGT, al igual que muchas organizaciones y movimientos sociales, exigimos desde un primer momento, que se paralice toda actividad que no sea esencial para la vida y la salud y, poner al mercado (empresas privadas; grandes corporaciones monopolistas que controlan también los recursos sanitarios; empresas privadas de salud con miles de recursos, camas, etc.; empresas del textil, tecnológicas, etc.), al servicio de lo común y de lo público, interviniendo dichas actividades no esenciales y poniendo sus recursos, sus medios, a producir para lo común, sea material sanitario, sea de investigación, etc.

Las empresas de servicios esenciales, agua gas, electricidad, transportes públicos, sanidad, dependencia, alimentación, comunicaciones, con plantillas suficientes, turnos de trabajo rotativos y medidas de protección adecuadas, son quienes garantizan nuestra salud, su salud y la vida de todo el colectivo social.

La Bolsa debe ser cerrada de manera inmediata y se debe controlar los movimientos especulativos del capital. El gobierno tiene que paralizar la Bolsa pues todas las operaciones que se están realizando por los fondos especulativos, no solo no revierten en la economía real (la productiva y la reproductiva), sino que presionan cada vez en mayor medida a los gobiernos a buscar fuentes de financiación (mercados de deuda) a altos tipos de interés, endeudando aún más las arcas públicas y las empresas no revierten los miles de millones en la actividad, sino en hacer más ricos a sus accionistas.

Cuando esta pandemia paraliza la economía y los gobiernos siguen echando más “leña al fuego de la especulación financiera”, y no se actúa con su control absoluto y la intervención de todos los recursos para ponerlos al servicio de la comunidad humana que somos la sociedad, los efectos y las consecuencias sobre millones de trabajadores y trabajadoras no solo son los inmediatos : despidos, ERTEs, desempleo masivo de cerca de 1,5 millones de personas trabajadoras en los primeros momentos (datos a 27 de marzo 2020), además de los miles y miles de autónomos que cuando decidan levantar el “estado de emergencia”, los mercados financieros, las Empresas nomos y pequeñas empresas de proximidad, de barrio, del IBEX35, solo pondrán en marcha su “economía del beneficio privado” la cual esta inundada de miles de millones durante la pandemia, que no reinvertirán en la economía real de las personas.

Es una autentica “locura” que confiemos en el mercado y sus representantes y su estado autoritario y controlador de nuestros derechos y de nuestras libertades, como quienes nos asegurarán un “mañana”, cuando tanto las medidas económicas (y por lo tanto políticas), como las medidas sociales, no garantizan sino que la situación del “día después” nos llevará a crisis laborales aún más duras e imposibles de soportar que el periodo de sus “crisis-estafa” -2008/2014, donde aparecerá lo que hemos aprendido en esta situación y si somos capaces de autogestionar nuestras vidas, partiendo de la responsabilidad individual por trabajar, producir, cuidar, desde lo COMUN y para lo COMUNITARIO.

Todo apunta a que tenemos un serio reto por delante: emergencia climática, colapsos varios- de recursos, de libertades, de modelos, etc.-, modelos económicos y políticos más descentralizados, cierta desglobalización (impuesta por la vía de los hechos) y la duda es quien va a gestionar “todo esto”. No despreciemos que el “neofascismo y/o ecofascismo” trate de crear el nuevo (des)orden social.

Desiderio Martín Corral


Fuente: Desiderio Martín Corral