Dos meses ha durado la luna de miel entre la nueva contrata que gestiona la depuradora de la China (CADAGUA) y el delegado sindical de CGT en la depuradora, «nuestro hombre en La China». Después del conflicto de 26 meses con la anterior contrata PRIMES UTE III, una unión temporal de empresas de IMES SA y PRIDESA (ahora ACCIONA), y que se ha saldado con la no admisión a trámite por el Tribunal Supremo del recurso de la empresa contra la sentencia del TSJM de despido nulo,la nueva empresa no le reconoce al parecer su calidad de miembro del comité de salud laboral, hecho probado en su juicio y que así refleja el libro de actas del comité.
Ayer lunes hubo una reunión entre el comité y la empresa y no se trató el tema de salud laboral. El delegado sindical de CGT, viendo que la empresa no resuelve las resoluciones de inspección de Trabajo pendientes antes de la subrogación y va del brazo del otro delegado de salud laboral, testigo que fue a contar mentiras en su juicio, para eludir cualquier tipo de responsabilidad penal y posibles mentiras en otro juicio por un accidente grave ha enviado un fax a la empresa eludiendo toda responsabilidad al haber sido apartado del comité desde febrero de 2004.
La plantilla guarda silencio mientras los accidentes se suceden y nuestro hombre en la China ha decidido no presentarse a las elecciones en el comité de empresa ni continuar en el comité de salud laboral a partir de diciembre.
Según el delegado de CGT, cuando las victimas se erigen en defensoras de sus verdugos no se puede hacer nada. «Seguiré trabajando desde la sección sindical», ha declarado.
El 90 % de la plantilla ni le habla ni le mira a la cara después de no haber hecho nada cuando fue despedido, ni de acompañarle al juicio, acudir a su concentración y continuar teniendo por presidente del comité de empresa y comité de salud laboral al testigo que fue a contar mentiras a su juicio.
Mientras tanto continua abierta aún «la guerra del Betadine», los trabajadores siguen sin botiquines a pesar de que Inspección de Trabajo ordena ponerlos en julio del 2004 por una denuncia de la CGT. 34 meses desobedeciendo una orden de la inspección de instalar unos botiquines que regala la mutua, todo un record para el libro Guinness.
Instalar un medidor de radiactividad, ya que esta planta recibe los vertidos de aguas contaminadas del CIEMAT y de los hospitales, hacer cumplir la ley de riego con agua reciclada para evitar el riesgo de dispersión de legionela, las explosiones, los incendios, las nubes toxicas o las fugas de metano, parecen misión imposible.
No nos extrañemos de los 1500 muertos al año en accidentes laborales con una inspección tan IN COM PE TEN TE.
Fuente: Redacción