Un acercamiento al papel de las canciones tradicionales republicanas a lo largo de la historia del jazz. De propuestas foráneas como las de Charlie Haden y su LMO o Willen Breuker a la de Ramón López, con motivo de la participación de este último en la edición de 2002 del festival Periferias (Huesca) cuyo motivo principal era «El exilio».
LA REVOLUCION ESPAÑOLA EN EL JAZZ
Entre los músicos de jazz fue siempre habitual un cierto grado de «concienciación» generada por el entorno económico, cultural, social y sobretodo racial en el que se movían. Esa «concienciación» se tornó virulenta militancia política en los años sesenta, época de grandes convulsiones sociales y políticas en los USA y en los que no pocos músicos del entonces efervescente estilo que se denominó free jazz declararon su apoyo o simpatías por Malcon X, Hermanos Musulmanes, Panteras Negras…. Esto sirvió, entre otras cosa, como desencadenante para que las multinacionales discográficas y el sistema dejara de lado un estilo que además de conflictivo no resultaba comercial. Ante la falta de posibilidades tanto de grabar como de actuar en América, muchos fueron los músicos que fijaron su residencia en una más receptiva Europa (con capitalidad en Paris y fructíferas sesiones discográficas imposibles de imaginar sin el ambiente «mayo del 68»). Esos finales sesenta quizá marcarían el mayor grado de compromiso político y social de los músicos de jazz, si bien en (centro)Europa se alargaría durante los setenta. Las luchas de liberación, la descolonización o la romántica imagen de la «Revolucion Española» entraron en la temática del jazz.
El año 69, el contrabajista Charlie Haden, que se había dado a conocer como miembro del cuarteto de Ornette Coleman, forma una gran banda con destacados músicos de free que venían de diversas experiencias colectivas/colectivistas. Bajo el nombre de «Liberation Music Orchestra» propone, un primer trabajo discográfico en el que además de su emblemática «Song For Che» (también escribiría temas sobre la descolonización portuguesa en Africa o un «For A Free Portugal») y «Song Of The United Front» incluye una suite basada en «El Quinto Regimiento», «Los cuatro generales» y «Viva la Quince Brigada». Unos años después retomaría la temática para un segundo trabajo en el que combina cantos revolucionarios sudamericanos «El pueblo unido….», portugueses «Grandola Vila Morena» y españoles «Els Segadors», «La Santa Espina», «Si me quieres escribir» o «La Pasionaria». El tercer trabajo de la banda solo incluiría el «Himno de las mujeres anarquistas» como aportación española.
Sin duda hablar de los temas de la «Guerra Civil Española» en el jazz es hacerlo de Charlie Haden, tanto por su labor pionera como por la indudable calidad/peso del trabajo realizado en colaboración con la gran arreglista Carla Bley. Eso quizá ha empequeñecido o desdibujado las versiones/visiones de otros músicos que se han atrevido con esta temática. «El tren blindado» o «La Santa Espina» entre otros fueron versioneados por el Willem Breuker Kollektief, inclasificable banda que se mueve entre el cabaret, el jazz, la improvisación y la bufonada ; el batería italiano Tiziano Tonoli en su suite «La Grande Aurora Rossa» incluye un «No Pasaran (for Dolores Ibarruri) y un «Prayer for active resistence (for Federica Montseny)», el sello NATO dedicó un disco monografico a Buenaventura Durruti ; Durruti era el hilo sobre el que se estructuraba un proyecto del pianista Agustí Fernández con la flor y nata de la libreimprovisación europea (Evan Parker, Peter Kowald, Carlos Zingaro….) cuya finalidad era integrar la banda sonora de un film sobre el anarquista español aunque al final se sustituyo por una tópica selección de canciones de la época ; las múltiples evocaciones a La Pasionaria que pueden encontrase de jazzmen franceses……hasta llegar a «La Balada de la Brigada Lincoln» del quinteto de Juan Camacho.
Casi todas estas visiones de la temática o las referencias al cancionero y la imaginería de la Revolución Española se apoyan básicamente en el arreglo. Se trata de versiones o inclusión de aromas dentro de una estética mas o menos ortodoxamente jazzy.
Diferente enfoque es el dado por Ramón López, batería alicantino afincado en París con su «Songs of the Spanish Civil War». Los temas tradicionales no son maquillados con unos arreglos para darles un aire y sonoridad jazz, con sus clásicas fases de exposición del tema, solistas, vuelta al tema y conclusión. Los temas, en su ritmo, en su melodía…. en los sentimientos que producen en el interprete son la base para improvisaciones libres que van mas allá de lo que indican las partituras. Los temas son meros puntos de partida, ideas, apuntes….. nunca corsés que coartan la libertad del improvisador. Una visión libre en la estética de la libreimprovisación europea que meramente había quedado apuntada en la versión que de «L´Espina» hacía el pianista barcelonés Josep Maria Balanya pero aplicada a la improvisación colectiva.
GESTACION DE UN PROYECTO
Conocí personalmente a Ramón López en el Festival de Jazz de Mulhouse en el verano del 99. El había ido a actuar presentando su disco «Eleven Drums Songs» y yo a disfrutar de uno de los mejores festivales europeos dedicados al jazz de vanguardia.
Además de compartir memorables conciertos, Ramón me habló del proyecto que entonces tenía en mente. Básicamente se trataba de tocar los temas de la Guerra Civil Española. Algo en principio nada nuevo y con un catedrático en el tema como es el reconocido Chalie Haden como competencia directa. Y allí estaba la diferencia. Sabía ya más o menos con que músicos quería contar (me habló de Paul Rogers, uno de los mejores contrabajista europeos, de Daunik Lazro, un ayleriano confeso y de un joven Thierry Madiot). Y sabía que no quería interpretar arreglos a la manera de Haden. Su idea era pasar a los músicos unas cintas con una selección de temas para que ellos vieran que les sugerían, que podían aportar…poner unas bases. Una apuesta por una improvisación libre, sin límites, sin techo…
En los meses siguientes, un continuado intercambio de correos y un reencuentro en Tarbes me mantuvo al corriente de los avances del proyecto, de la consolidación del grupo y de sus perspectivas. En febrero del 2000 el grupo daba sus primeros conciertos. Pude verlos en directo en julio de ese año, en el Festival de Itxaxu, tan solo un par de días antes de entrar en el estudio de grabación para hacer el disco. En directo resultaban arrolladores. En disco, que saldría antes de que acabara el año, no defraudaban. Al año siguiente los volví a ver en el Festival de Luz Saint Sauveur. Sobre la hierba, junto a los muros del castillo templario que domina la pequeña aldea pirenaica, la música del quinteto de Ramón López sonaba épica, evocaba viejos canticos y gritaba con voces nuevas. Alguien podría haber hablado de la reencarnación de unas músicas, pero solo era libreimprovisación.
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