De la importancia que tiene el ámbito de la enseñanza -en su amplio espectro ; llámese primaria, secundaria o universitaria, pero sobre todo en la Educación de Adultos (nunca me ha gustado esa denominación de Educación)- en todo esto que ha venido en denominarse “Recuperación de la Memoria Histórica” no soy yo el más adecuado e informado a niveles generales.

De la importancia que tiene el ámbito de la enseñanza -en su amplio espectro ; llámese primaria, secundaria o universitaria, pero sobre todo en la Educación de Adultos (nunca me ha gustado esa denominación de Educación)- en todo esto que ha venido en denominarse “Recuperación de la Memoria Histórica” no soy yo el más adecuado e informado a niveles generales.

Pero sí poner en común algunas experiencias que hemos tenido-como Grupo y personalmente-, primero como sindicalista pero también como alumno en la Formación (Educación) de Adultos.

Creo, primero, que en esta materia de la RMH la autocrítica -constructiva- es la mejor formula para hacer planteamientos, y proyectos, para desde ahí realizar las acciones correctoras pertinentes (o al menos intentarlo), y evidentemente el sindicalismo, en general, sobre todo a partir de la muerte del Dictador no ha echado mucha cuenta (casi ninguna) a su propia historia y menos aún a las personas que les antecedieron y sentaron las bases del movimiento sindical y de las organizaciones sindicales en concreto -tengan el nombre que tengan-, para ello sola basta echar una ojeada a los planes de formación internos existentes (si es que existían) en esos años que van desde mediados de los setenta a finales de los noventa. Se encontraran, como máximo, alguna referencia biográficas a los “lideres” más conocidos, pero en pocas ocasiones sobre las “reivindicaciones o trabajos realizados” por ellos.

Puestas esas bases, posiblemente muy discutibles, es difícil exigirles que trasladaran al ámbito de la Educación (sindicato sectorial) algún tipo de alternativas o programas sobre la RMH en general o de la historia del sindicalismo en particular, dejando (en muchos casos con dificultades no exentas de críticas) en manos de personas o militantes concretos, el que decir o hacer.

Nuestro Grupo de Trabajo, a pesar de no pocas contradicciones personales e ideológicas, decidió desde su constitución tener muy en cuenta a las instituciones del Estado -sobre todo Parlamento, Gobierno Andaluz y Ayuntamientos, e incluso la Universidad-, cuando surgieron los primeros proyectos e iniciativas donde directa o indirectamente el ámbito de la Educación podría ser destinatario, y protagonista, esencial en el logro de resultados positivos de dichos proyectos.

Llegados a este punto, hay que decir que nuestro primer objetivo era y aún lo es, influir, concienciar y hacer actuar no solo en el interior de la organización (CGT.A) sino sobre todo, o al menos en igual medida, a la sociedad en general en torno a estas historias.

Y así, cuando se articula, en 1999, el proyecto “Banco Audiovisual para la Memoria Social de Andalucía” la participación -activa- de los Centros de Educación de Adultos son uno de los pilares fundamentales, y una de las primeras actuaciones es presentarlo al Parlamento Andaluz, que en la Comisión correspondiente es aprobado por unanimidad en Noviembre de 2000. Paralelamente se presenta a diferentes Consejerias, RTVA y Universidad de Sevilla.

Este tener en cuenta a los Centros de Educación de Adultos tiene un argumento muy básico (para nosotros, aunque no tanto -en aquellos momentos- para la mayoría de los historiadores y profesores universitarios) los “abuelos” eran los protagonistas de aquellas historias que nosotros queríamos recuperar. Sus historias. Aunque hay que decir que, con anterioridad, algunos miembros de la Comunidad Universitaria nos habían animado a “coger” ese camino desde principios de los años 80, tales como Eduardo Sevilla del Centro de Estudios Campesinos de Córdoba o Manuel Collado, uno de los “padres” de la Educación de Adultos en Andalucía y Etore ¿Yelpi ?, un italiano miembro de la Unesco al que tuve la suerte de conocer y hablar con él en varias visitas que realizó a Sevilla, antes que todo esto de la RMH comenzará a andar.

Evidentemente el BAMSA se convirtió rápidamente en un caramelo demasiado apetitoso (económica y políticamente) como para llevarlo a la práctica. Hoy, esos archivos de imágenes se están realizando en la mayoría de los casos con dinero público pero las Administraciones no son depositarios de los resultados, sí algunas Fundaciones de organizaciones concretas (sindicales y políticas) y sobre todo de productoras de TV privadas, que en poco tiempo -algunas lo están haciendo ya- podrán a disposición del mercado miles de horas grabadas a nuestros abuelos, a un buen precio, con tendencia subir rápidamente. NEGOCIO ASEGURADO.

Dos iniciativas más de este grupo han tenido, muy en cuenta, el ámbito de la Educación, aunque una de ellas se abrió a la enseñanza secundaria (Institutos) sin olvidar los otras áreas (Centros de Educación de Adultos y Universidad), me refiero al proyecto de El Canal de los Presos. La otra dirigida directamente a los enseñantes, cuando se decide coeditar un trabajo sobre el “maestro” anarquista José Sánchez Rosa.

Los “experimentos” y, también, la experiencia acumulada en torno a la iniciativa sobre El Canal de los Presos es muy amplia y dilatada, desde sus propios origines. El proyecto incluye la constitución de un Grupo de Expertos Interdisciplinar (historiadores, antropólogos, geógrafos, juristas, pedagogos, etc..) del ámbito universitario cuyo objetivo era, fundamentalmente la investigación en todos los aspectos (documental pero también -aquí surge la faceta innovadora- junto y paralelamente a las “historias de vida”). Experiencia nada fácil, llena de tensiones, cuando no de “celos” profesionales e incluso las diferentes “generaciones” presentes en el Grupo tienen un peso importante a la hora de los resultados definitivos, que han sido MUY POSITIVOS y que considero son, en parte, gracias a esa composición del Grupo.

En estos resultados -casi definitivos- ha influido notablemente las actividades realizadas en los centros de enseñanza, ya sea a través del Convenio de Colaboración suscrito con el Ayuntamiento de Sevilla (más de cincuenta centros durante dos años) que posibilita la realización de una exposición itinerante compuesta de paneles informativos, folletos y videos, así como visitas a los espacios que ocuparon los campos de concentración, o Colonias Penitenciarias -como las denominaba el franquismo- y la realización de una Guía Didáctica que provoca las iras de la derecha más retrograda de Sevilla, que logra impedir su presentación pública y una distribución normal, ello a pesar de ser elegida -no solo la Guía, sino la actividad en su conjunto- para formar parte del Banco Internacional de Documentos de Ciudades Educadoras. Esta práctica se desarrolla paralelamente en otras muchas visitas realizadas a Institutos y Centros de Educación de Adultos de localidades ajenas al ámbito de aplicación del Convenio, así como a Encuentros, Congresos, etc.. organizados por diferentes áreas de Universidades.

Sin embargo hay que destacar la influencia en los resultados finales (que no es la publicación de un libro, la realización de varios documentales para tv, las más de cuarenta horas emitidas en informativos, o las cientos de noticias publicadas en periódicos de todo tipo -nacionales, internacionales, provinciales o locales-) la movilización social que ha provocado el trabajo realizado en los Institutos. ¿porqué ?. Nada más fácil, los abuelos “cuentan” todo a sus nietos, más incluso que a sus propios hijos. La afirmación esas de “las batallitas del abuelo”, no es nada gratuito y tienen un peso importante en la generación perdida -la de los padres o de los hijos, según sea quien lo manifieste- de la Recuperación de la Memoria Histórica.

Los Institutos, además, cuentan con posibilidades de acceder a materiales que en otras áreas de la educación son difíciles de contar con ellos, por ejemplo ; los medios audiovisuales (videos, cámaras, horarios, etc..) que puestos al servicio de la “recuperación de nuestra historia reciente” pueden, por su implantación territorial y recursos humanos, hacer avanzar mucho los trabajos en captación de “historias de vida” haciendo hincapié en todo lo relacionado con la Guerra Civil, la represión franquista y -ya tenemos que ir añadiendo- la Santa Transición.

Por último la cooedición -práctica que hemos llevado a cabo en “casi” todas nuestras publicaciones, por eso de evitar el menosprecio (antes se llamaba boicot) a la hora de la distribución- del libro de José Sánchez Rosa (de José L. Gutiérrez Molina en Editorial Treveris-Libre Pensamiento) cuyos destinatarios fundamentales eran aquellos que constituyen la Comunidad Educativa (maestros, profesores, etc..) como un material claramente formativo, y que lamentablemente está ocurriendo como con otro libro destinado a otro colectivo específico, los sindicalistas (la jornada de las 36 horas en la Sevilla del 36, también de José L. Gutiérrez Molina, Antonio M. Bernal y Manuel R. Alarcón coeditado por Libre Pensamiento y Centro Andaluz del Libro), son las experiencias menos gratificadoras del Grupo de Trabajo “Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía” de la Confederación General del Trabajo de Andalucía.

Ponencia presentada por Cecilio Gordillo en las jornadas “La historia reciente en las aulas (el conflicto como materia educativa)”, organizadas por la Cátedra de Memoria Histórica del Siglo XX de la Universidad Complutense de Madrid entre el 11 y el 13 de septiembre.


Par : cgg



Fuente: cgg