Como ya sabemos, la SAC convocó a 2,5 millones de trabajadores para la huelga del 15 de noviembre, el miércoles pasado. Esto creó una expectativa entre todos los trabajadores en Suecia, y miedo entre la patronal y la dirección de las centrales sindicales mayoritarias – LO y TCO. La LO incluso llegó a mandar una carta a todas sus entidades organizativas, distanciándose de la convocatoria de la SAC y de la huelga en sí como arma de lucha. Incluso amenazó con sanciones a sus propios afiliados o secciones locales que pensaban apoyar la huelga de la SAC.
Así, el lunes pasado, dos días antes de la huelga, SAC se vio obligado a retirar la parte de la convocatoria que convocaba a afiliados de otros sindicatos, manteniendo sólo la huelga para sus propios afiliados.
El día antes de la huelga, el jefe máximo de una de las patronales importantes en Suecia, Almega, publicó un artículo de debate, ridiculizando a SAC pero, al mismo tiempo, mostrando su miedo ante la huelga y sus efectos. Afirmó que la SAC es tan pequeña que todos sus afiliados cabrían en un tren de metro, y que todos los afiliados en Estocolmo cabrían en un coche de ese tren.
Pregunto a uno de los afiliados en la sección de SAC de trenes y metros en Estocolmo si es verdad que cabrían un poco más de 7000 personas en un tren de metro :
“Eso es mentira -dice Jan Abrahamsson-. En cada uno hay 149 asientos, y ni los 1400 afiliados en Estocolmo cabrían en un tren entero, si no los meteríamos como sardinas en una lata….”.
Con tanta ridiculización no se entiende el miedo que tiene la patronal por una huelga de la SAC. Jan Abrahamsson dice, ya antes de la huelga, que iba a ser un éxito y por eso la temen tanto, y nos explica :
“Hay tres cosas que les dan miedo, independientemente de si participamos cuatro personas o tres mil en la huelga. Primero, el debate que esta huelga ha creado en toda la sociedad de Suecia y sobre todo entre los trabajadores afiliados a los grandes sindicatos reformistas. La actitud por parte de la LO, con un total desprecio hacia la huelga en general y hacia SAC en especial, ha creado una rabia entre los propios afiliados, y regiones enteras de diversos sindicatos como Metal y la Minería dentro de LO ya están pidiendo una convocatoria de huelga general por parte de la misma central. Secciones dentro de LO también participaron en las manifestaciones de SAC en varias ciudades. La tensión en la LO ya es tanta que la prensa está hablando de una “rebelión” por parte de los afiliados de la LO.
Por tanto, el miedo que expresan los de la patronal y los burócratas sindicales, no es tanto por los efectos de la huelga de SAC, que fueron bastante pocos – trenes y buses que no llegaban, cartas que no fueron distribuidas, máquinas cerradas etc., sino el efecto colateral, el ejemplo de la acción, de la huelga.
La segunda es que la prensa ha seguido la huelga con muchísimo interés, desde el asesinato del afiliado de SAC, Björn Söderberg, en 1999, no ha escrito tanto sobre la central libertaria. Editoriales y artículos de debate han apoyado la huelga, muchas veces con la esperanza de que ésta se difunda más entre todos los trabajadores. Esta segunda razón ha creado una presión fuerte sobre el gobierno, que ya ha rectificado en algunos aspectos la propuesta que presentó el jueves pasado, 16 de noviembre. Fueron cambios mínimos cuya intención era engañar a la opinión pública, pero nadie se deja engañar ahora. Incluso en la prensa liberal más importante (DN), analizan la situación y concluyen que la arrogancia del ministro laboral, Sven Olof Littorin, se va a pagar caro en el gobierno.
La tercera es que la convocatoria central de la SAC ha intensificado las actividades en las federaciones locales, los sindicatos y las secciones, la participación ha aumentado mucho y los conflictos internos en la organización que a veces parecen amenazar con partirla, se han dejado a lado para trabajar con la huelga y las protestas”.
Los afiliados de SAC fueron a huelga en varios sitios, e hicieron manifestaciones en muchos sitios en el país. No logró parar todo un país, pero el gran éxito de la huelga consiste en que encendió la chispa y despertó la voluntad de otros trabajadores de usar el arma de la huelga para combatir la reforma tan odiada.
Fuente: Ronny Stansert. Fotos : Henrik Montgomery y Johanna Isaksson