Artículo publicado en Rojo y Negro nº 399, abril 2025

Ahora se ve con más claridad cuáles son los motivos de la guerra en Ucrania. Antes no se entendía por qué Rusia invadió el Dombás, pero, en la seguridad de que las guerras son por interés económico, no colaba aquello de garantizar la salida del petróleo ruso por la península de Kiev ni mucho menos la ayuda y defensa de la población ucraniana de origen ruso.

Ahora nos han mostrado el verdadero interés de la invasión: hay tierras raras en el Dombás, se especula con que tiene gran cantidad de litio y otros materiales raros necesarios para la industria de las nuevas tecnologías. Los estadounidenses, a la vista de que solo ofrecían ayuda, ayuda militar (armamento, munición, inteligencia, misiles y drones), siempre sin recobrar el gasto, han puesto de manifiesto que han dejado material militar a Ucrania para que las tierras raras no estén tan fácilmente en manos de Rusia.
Ya se veía que Ucrania no tenía la riqueza suficiente como para pagar la factura armamentística que le estaba dando EE.UU. y de ahí que, en compensación, quieran la explotación de las tierras del Dombás. Como ya sabían que sería difícil tener a mano las tierras raras ucranianas, ya que a Rusia también le interesan y las tiene tocando su frontera, EE.UU. debía costear una guerra que les permitiera explotar dichas tierras… ahora han modificado su estrategia.
Los países europeos han colaborado en una pequeña parte a todo esto (España tardó tres meses en facilitar tanques porque estaban oxidados es los garajes) y, en consecuencia, el gran apoyo a Ucrania para hacer frente a los rusos les ha venido desde EE.UU. A la vista de la dificultad de recuperar la inversión en armas (aunque caducas), EE.UU. ha decidido que debe ser Europa quien pague la factura exigiendo, bajo la amenaza de irse de la OTAN, que Europa pague mediante la imposición de un rearme en general —que los países europeos incrementen el gasto en defensa hasta llegar al 5% del PIB (y se lo compren a empresas de EE.UU.)—.
Ahora no se trata de enfrentar dos tipos de regímenes políticos, Rusia ya no tiene nada de comunista y ahora todo es capitalismo contra capitalismo, pero, en este caso, en lugar de arreglarlo con dinero, que es lo único que mueve a los capitalistas, se ha utilizado el antiquísimo medio de la guerra: jóvenes de ambos bandos que, sin saber por qué, se tienen que matar entre ellos a costa de la satisfacción económica de los más ricos y, por ello, más poderosos. Mientras, se mira con cautela a China que, como tercera potencia también capitalista hoy en día, ya hace tiempo que ha extendido sus garras hacia el continente africano de cuyas guerras conocemos bastante poco.
Sin querer participar en ninguna guerra nos van a hacer pagar una factura que no es para cubrir un capricho nuestro ni mucho menos de la clase trabajadora. Amenazarán con recortes sociales o de las pensiones, son cansinos. No nos interesa para nada tener aviones sofisticados, drones armados o misiles de cualquier tipo… ¡ni un euro en armamento! Aunque tengamos que vivir en un mundo capitalista donde todo se mide en dinero, sigamos defendiendo lo público y nuestro sistema de pensiones.

Quim Garreta
Afiliado de Banca Barcelona


Fuente: Rojo y Negro