La democracia de hoy día es una amenaza para los pueblos, es la excusa perfecta para vestirnos con harapos y ponernos en la calle a mendigar pan y trabajo. 

Obligada a travestirse, cortesana y sin modales, lleva escrita en la frente la palabra muerte.

Y cada cuatro años pasea indecente su cráneo deformado, su calavera.

Lo cierto es que estamos hartos de repetirlo, de insistir con este estribillo; nadie elige la pobreza, nadie, que yo sepa ,elige la tragedia de un desahucio, ni una guerra más allá de las fronteras, nadie, apuesta por las rejas , ni por los golpes caídos igual que metralla en las protestas.

Obligada a travestirse, cortesana y sin modales, lleva escrita en la frente la palabra muerte.

Y cada cuatro años pasea indecente su cráneo deformado, su calavera.

Lo cierto es que estamos hartos de repetirlo, de insistir con este estribillo; nadie elige la pobreza, nadie, que yo sepa ,elige la tragedia de un desahucio, ni una guerra más allá de las fronteras, nadie, apuesta por las rejas , ni por los golpes caídos igual que metralla en las protestas.

Nadie elige que lo estafen, ni que empujen a los hijos a un futuro sin ideas, nadie puede elegir la enfermedad con el solo remedio del dinero, nadie puede desear que le impongan una cultura inculta, una memoria olvidadiza, una paz a medias, una esperanza que espera y espera.

Nadie, joder, nadie puede ser tan ingenuo como para elegir cada cuatro años a unos canallas autistas que ponen a la humanidad a cuatro patas y le arrancan, con saña, la piel a tiras.

¿Entonces?, ¿Cómo es esto posible?, ¿Cómo permitimos que la impunidad se eternice?

¿En qué momento dejamos de estar atentos, vigilantes, al acecho?

Es una buena coartada para el crimen. En nombre de la democracia, caen los pueblos, caen las vidas.

Cae la libertad y sobre todo, cae de bruces la justicia.

Silvia Delgado Fuentes


Fuente: Silvia Delgado Fuentes-J-KAL