Que la equipación de “la roja” va a ser roja es noticia suficientemente importante como para aparecer entre las destacadas de todos los telediarios de la televisión pública, la de todos.

Y es que, claro, no va a ser solo roja, sino, algo insólito y que sucede por primera vez, toda roja, se nos informa, mientras nos pasan imágenes de las distintas equipaciones de la historia de “la roja”, comentadas con una voz recuperada del NODO.

Y hay más, la equipación toda roja de “la roja” se presentará a bombo y platillo en no recuerdo qué teatro de la capital, en el que se instalará una alfombra, naturalmente, roja.

La noticia continúa recogiendo opiniones de la afición sobre la equipación: la televisión está en la calle, se democratiza.

Y es que, claro, no va a ser solo roja, sino, algo insólito y que sucede por primera vez, toda roja, se nos informa, mientras nos pasan imágenes de las distintas equipaciones de la historia de “la roja”, comentadas con una voz recuperada del NODO.

Y hay más, la equipación toda roja de “la roja” se presentará a bombo y platillo en no recuerdo qué teatro de la capital, en el que se instalará una alfombra, naturalmente, roja.

La noticia continúa recogiendo opiniones de la afición sobre la equipación: la televisión está en la calle, se democratiza.

Luego vienen las opiniones de los equipados, los verdaderos protagonistas. Los que importan, nos dice el presentador, satisfecho y transmitiendo satisfacción.

Y así la noticia se va estirando, bien trabada, bien encadenada por la cuadrilla de sinvergüenzas de la cadena de responsables de la cadena pública.

Decía un amigo que “equipación no puede significar sino pacer por igual”, no es seguro que el significado sea ese, pero, desde luego, como a borregos nos tratan.

Después nos enteraríamos de que, tras la presentación de la equipación toda roja, “la roja” viajó a Guinea, país gobernado por un dictador, sin duda aborrecible, que tendría mucho que aprender en terreno de manipulación de nuestro régimen democrático.

Preguntado sobre este partido con Guinea, Sergio Ramos, capitán de la selección, contesta: “nosotros nos centramos en el tema deportivo, el resto no es cosa nuestra. Nos dedicamos al futbol”. La Federación organiza y a ellos solo les corresponde jugar. O sea, cobrar y callar. Bien pagados, pero formando parte del rebaño al que se invita a pacer.

“La roja”, sin muestra del más mínimo rojo pudor, calla y no denuncia el gobierno criminal de Teodoro Obiang. Eso sí, ya llega la Navidad y estos futbolistas millonarios nos aconsejarán comprar bolis solidarios, visitarán hospitales para regalar balones y harán todo cuanto su asesor de imagen solidaria les aconseje. Forman parte de la cadena cínica, paciente, nada equi, pero toda corazón.

Ahí nos andan. Ahí andamos.

Colectivo Malatextos – Txema Berro


Fuente: Colectivo Malatextos - Txema Berro