Que la fotografía vale lo mismo para un roto que para un descosido está más que demostrado, pero si el roto es la muerte de una persona a manos de otros, debiera haber alguna manera de decirle a quienes usan los medios de comunicación indiscriminadamente, que no todo vale.

En el momento en el que la fotografía se adueñó de la vitola de ser “fiel” a la realidad se usó para demostrar qué había pasado exactamente en cualquier acontecimiento, y el fotoperiodismo encontró la veta para lucir siempre sus mejores “galas”, mostrando al mundo entero todo tipo de catástrofes y barbaridades, sobre todo, si multiplican exponencialmente las ganancias de los desaprensivos.

En el momento en el que la fotografía se adueñó de la vitola de ser “fiel” a la realidad se usó para demostrar qué había pasado exactamente en cualquier acontecimiento, y el fotoperiodismo encontró la veta para lucir siempre sus mejores “galas”, mostrando al mundo entero todo tipo de catástrofes y barbaridades, sobre todo, si multiplican exponencialmente las ganancias de los desaprensivos.

Los homicidios atraen a las masas y ahí están prestos los fotógrafos sin escrúpulos del mundo entero, a plasmar en una instantánea el momento exacto, o sus consecuencias inmediatas, de magnicidios tan importantes para la historia como los de Emiliano Zapata, Pancho Villa, Mussolini, Che Guevara, Ceaucescu, Sadam Hussein… En los que los medios de comunicación pusieron tal énfasis que de puro vistos ya no nos inmutan, y todos ellos acompañados de sus verdugos, con una buena dosis de complicidad del reportero. Al fotógrafo le dejaron hacer al exhibir el cadáver, para que sus enemigos pudieran verlo y constatar que perro muerto ya no muerde, aunque el mordisco de unos y otros no fuera de la misma condición.

No ha pasado siempre así, si uno se pone a buscar imágenes en Internet de otros asesinatos, tan importantes como los anteriores, es muchísimo más difícil, sino imposible, encontrarlas, y también por distintas causas. Hallar imágenes del asesinato de Gandhi, monseñor Romero, Martin Luther King, Jonh Lennon o J.F. Kennedy es casi quimérico, sus nombres no han sido mancillados colocándolos al lado de fotografías o videos sanguinolentos, solo se encuentran imágenes puras, limpias en el caso de los tres últimos, mientras que el obispo Romero parece más bien dormido y besado por una monja en la frente. De J.F.K. solo se aprecia el coche y Jackie, su mujer, gateando por él para socorrer a su marido.

Merece caso aparte la captura y muerte de Bin Laden del que no se sabe nada, la imagen verde realizada con una luz especial que aparece mezclada con múltiples fotomontajes especulativos sobre su posible muerte, trae serias dudas sobre su fallecimiento, y si ocurrió, ¿por qué los mismos que mataron a Sadam Hussein y Bin Laden se comportan de manera tan extremadamente distinta? ¿por qué nos mostraron, con profusión, al primero y nos ocultan hasta la desaparición del cadáver (dicen que en el mar), del segundo? ¿se han cansado de contratar y enviar fotógrafos “correveidiles” al punto caliente de la noticia? ¿Qué tienen que ocultar en el caso del que fuera gran amigo y cómplice de los Bush antes de que pasara a dirigir el grupo armado más temible de toda la historia de occidente? ¿acaso creen que haciéndolo desaparecer va a pasar lo mismo con su influencia? ¿es todo esto una lección de democracia?.

El asesinato de Gadafi ha sido algo distinto, han dejado que una chusma hambrienta de sangre se cebara con el dictador-payaso. Sabían que cuando la OTAN lo encontrara, se podría hacer con él lo que se quisiera. Detenerlo, acusarlo, juzgarlo y condenarlo “demasiao p’al cuerpo”, hubiera sido lo suyo, pero en el juicio habría podido hablar “recordando” a todos los “amigos occidentales” incluídos muchos presidentes de gobierno europeos, actuales y pasados, con los que había llegado a “acuerdos beneficiosos para ambos”, ¿cuántos y qué nombres ponemos aquí?. Es mejor cortar por lo sano y dejar que la barbarie tape las más que posibles implicaciones de estas “democracias” cada vez más sometidas a intereses financieros, tan mezquinos como espurios. Ahora no queda otra cosa que especular, es decir, ponernos detrás del espejo, para que la imagen del sátrapa libio en medio de una orgía de sangre, no nos llegue directamente, sino tamizada por los disparos de pistolas y cámaras de móviles de los que tantos años oprimió, en una suerte de ceremonia de la confusión, y a través del telediario de las 3, ante los ojos de nuestros niños y adolescentes, para que vayan “aprendiendo”, supongo.

¡Qué barbaridad y qué despropósito educativo! con lo que cuesta enseñar a ver y plasmar el mundo nos rodea, sea bello o no, dibujando, pintando o fotografiando, pero siempre de una manera más humana y racional.

Victorino García Calderón, Profesor del mirar y fotógrafo

http://www.tribunasalamanca.com/noticia/66831/blog-de-victorino-garcia/educacion-fotoasesinados.html


Fuente: Victorino García Calderón