El pescado procedente de los caladeros bajo jurisdicción española solo permite cubrir un 34,9% de todo el pescado consumido en el Estado español. Por esta razón, la huella pesquera española es una de las más altas del mundo: cuatro veces superior a la media mundial. Para suplir el consumo restante se incurre por tanto en una deuda pesquera, entre cuyas consecuencias destacan la sobreexplotación de los caladeros y el deterioro de la pesca artesanal. El Estado español, tiene asimismo una responsabilidad directa en estos impactos, al poseer la mayor flota pesquera exterior de toda la Unión Europea.

Ecologistas en Acción ha hecho público el informe Deuda pesquera europea y española.

Ecologistas en Acción ha hecho público el informe Deuda pesquera europea y española. Implicaciones globales, causas y soluciones
con la finalidad de dar a conocer a la opinión pública los impactos
socioambientales que nuestro consumo de pescado causan en otras partes
del planeta, señalar la responsabilidad directa de las flotas exteriores
españolas, y exigir que la reforma de la Política Pesquera Común –al
contrario de lo que ha sido hasta ahora- apoye a las flotas artesanales y
apueste por la gestión sostenible de los caladeros. En el informe se
explican además dos casos concretos: el del Sáhara Occidental y el de
Senegal.

Las conclusiones principales que se extraen del informe son las siguientes:

  • La fecha en que el Estado español comienza a
    depender de recursos pesqueros externos se corresponde con el 8 de mayo,
    dos meses antes que la media de otros países de la Unión Europea, los
    cuales agotan sus recursos propios casi un mes después. Es decir, que
    nuestra autosuficiencia en el consumo de los productos pesqueros es del
    39%.
  • Esta autosuficiencia tan baja es la causa de que nuestra
    huella ecológica debida al consumo de pescado sea cuatro veces superior a
    la media mundial.
  • La sobreexplotación de los caladeros
    próximos, causado por el auge de la modalidad de pesca industrial, junto
    con el deterioro de nuestros mares, y el incremento del consumo de
    pescado de las últimas décadas, hizo que se «colonizaran» nuevas zonas
    pesqueras por parte de las flotas españolas y europeas. Se podría
    hablar, por tanto, de una «deuda pesquera» de los países enriquecidos
    frente a los países empobrecidos, y entre sus respectivas flotas, para
    compensar el déficit pesquero de los primeros, así como para lucrarse en
    el mercado global de la pesca. Entre los primeros se encontrarían los
    países y las flotas de la Unión Europea, de América del Norte y del
    Pacífico Occidental, y entre los segundos, los países de África y del
    Pacífico sudoccidental.
  • Los buques industriales de la UE
    acceden a los caladeros de terceros países del Sur mediante: acuerdos
    pesqueros firmados entre la UE y los respectivos países, a través de la
    creación de empresas en los terceros países de titularidad completamente
    extranjera o mixta (con socios del país), o practicando la pesca INDNR
    (ilegal, no declarada y no reglamentada).
  • En el Estado español
    solo el 24% de todas las embarcaciones son de tipo industrial, sin
    embargo, debido a su mayor tamaño representan el 94% de la capacidad
    pesquera total. Asimismo, de cada 10 embarcaciones catalogadas como
    flota exterior (aquellas que desarrollan más del 90% de su actividad
    pesquera en caladeros no nacionales) 6 son españolas, y la española
    presenta más de la mitad de toda la capacidad pesquera de la flota
    exterior de la UE.
  • La sobreexplotación de los caladeros en los
    terceros países causa el deterioro de un recurso alimentario
    fundamental a sus poblaciones, a la vez que destruye la actividad
    económica que se sustentaba alrededor de la pesca artesanal. Como ha
    sucedido por ejemplo en Senegal, país en el que faenan un gran número de
    embarcaciones españolas.
  • El acceso a los recursos pesqueros ha
    llevado incluso a la Unión Europea a firmar acuerdos que van contra el
    Derecho Internacional como sucede con la firma del acuerdo pesquero con
    Marruecos, en el que se incluyen los caladeros pertenecientes al Sáhara
    Occidental ocupado. Perpetuando de este modo el conflicto bélico, y
    favoreciendo la ocupación militar e ilegal del Sáhara Occidental por
    parte de Marruecos.

Por todo ello, al final del informe se señalan cuáles son los
principios que debería recoger la nueva Política Pesquera Común (PPC),
en proceso de reforma, para conseguir evitar el progresivo deterioro de
nuestros caladeros y los de otras regiones del planeta, y evitar así los
negativos impactos socioambientales causados por nuestro consumo actual
de pescado. Para ello la nueva PPC debe orientarse hacia la
recuperación de poblaciones de peces sanas y lograr que la explotación
de los recursos pesqueros se realice por encima de los niveles que
puedan producir un Rendimiento Máximo Sostenible, así como apostar por
el desarrollo de la pesca artesanal y sostenible mediante la aprobación
de medidas y políticas específicas que establezcan la consecución de la
sostenibilidad ambiental como objetivo prioritario. Pero para lograr
ésta sostenibilidad, debe prevalecer el principio de precaución y el
enfoque ecosistémico, basado en la gestión a largo plazo y en la
aplicación de los mejores conocimientos científicos.

El informe completo se puede descargar de: http://www.ecologistasenaccion.org/article20811.html


Fuente: Ecologistas en Acción