Las verdaderas políticas económicas y sociales ya están decididas en otros foros, y a los diferentes gobiernos les toca aplicarlas sin discusión : para eso cobran sus enormes sueldos
Ante los cambios producidos en el Consell que preside Francisco Camps, la CGT-PV entiende que estamos ante otro reajuste técnico para adecuar el gobierno valenciano a la nueva realidad que ha surgido con la pérdida del Partido Popular del gobierno en Madrid y la necesidad de recolocar peones vitales en otros cargos públicos. Como ya no hay cargos para todos y Zaplana no quiere perder el poder que le queda en Valencia, pues su antiguo delfín ha optado por quedar bien con los suyos y con los de Zaplana.
En cuanto a los cambios que el ciudadano vaya a notar en su situación económica y de mejora de su calidad de vida, es muy poco el margen que un gobierno territorial como el valenciano tiene como para poder esperar mejoras sustanciales en nuestra realidad más concreta e inmediata. Es evidente que la especulación inmobiliaria va a continuar, las grandes obras se llevarán la gran parte de nuestros impuestos, el trabajo seguirá siendo escaso, temporal y cada día peor pagado y que los servicios públicos seguirán caminando hacia su privatización. De tal forma que al ciudadano sin recursos la vida le resultará cada vez más complicada, mientras estos señores que cambian de conselleria como de camisa seguirán ocupando cargos bien pagados y preparándose unas jubilaciones envidiables.
Para CGT es una verdad más contrastada cada día que las decisiones importantes se toman en foros muy diferentes a los distintos parlamentos, pasando a ser éstos representaciones para que el pueblo sigua creyendo que se respeta su opinión. Pero la verdad es que las reformas y decisiones que marcan nuestras vidas : la precariedad en el empleo, los bajos salarios, la privatización de servicios tan esenciales como la sanidad o la educación, los precios de la vivienda, el paro, la política energética, las deslocalizaciones de las industrias o la introducción de cultivos transgénicos y otros asuntos vitales son impuestas por los grandes bancos y las empresas multinacionales a través del FMI, el Banco Mundial, la OMC y otras instituciones controladas por el capital internacional, mayormente norteamericano aunque Europa y Japón luchan por su parte del botín.
Por último la CGT lamenta que el señor Camps no haya sabido o podido encontrar personas más preparadas y con más espíritu de sacrificio por la sociedad que estos personajes que se repiten en la política valenciana (los Cotino, Blasco, Font de Mora, etc.) desde los tiempos de la transición, sin que su paso por los distintos despachos se haya distinguido por la eficacia y el ahorro presupuestario. Resulta cuando menos chocante que estos (y los otros) políticos estén ya preparando una nueva reforma laboral (para empobrecer aún más las condiciones de los trabajadores) y ellos se suban los sueldos un 40 ó un 50 % cuando lo creen conveniente (como no hace muchos meses).
Secretariado Permanente del
Comité Confederal de CGT-PV