La mujer llegó sofocada al piso en el que limpiaba. Con voz entrecortada rogó a la dueña : «Señora, no me mande más al súper, que me detienen. Me salvé de milagro. Está la Policía en la puerta del Carrefour pidiendo documentación a los inmigrantes». Sucedió hace unos días, durante la Semana Santa, en un centro comercial de Málaga. Ni el momento ni el lugar apiadan a la Policía en la caza del ’sin papeles’.
A mediados de febrero, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dio orden para que cesaran las redadas masivas de inmigrantes. Dos meses después, colectivos de extranjeros y asociaciones que trabajan con ellos denuncian que los controles no sólo continúan, sino que se han intensificado. La presión policial es mayor en las zonas turísticas de Andalucía y Levante, donde se han desplazado muchos extranjeros en busca del trabajo que, por la crisis, no encuentran en Madrid.
La Policía ha ampliado su cerco. Antes buscaba sus presas en el suburbano, locutorios, bares, colegios y consulados. Ahora ha ampliado el foco y no se corta en recurrir a supermercados, comedores sociales, casas de salud, estaciones de autobuses… Éstos son algunos ejemplos de los casos denunciados. Todos se han producido después de que Rubalcaba, supuestamente, pusiera fin a la razia :
Grandes superficies (Málaga)
A la ya citada operación en un Carrefour de Málaga se suma la incursión en el centro de ocio Vialia hace unos fines de semana. «Se llevaron a seis o siete chavales», cuenta Gerardo Márquez, portavoz de la Coordinadora de Inmigrantes de Málaga. «Aquí siguen las redadas. A varios les han pedido tres veces el pasaporte en unas horas». Los arrestos se han multiplicado en la Costa del Sol, según el secretario de la Asociación Paraguaya de Marbella, Justino Vera.
Relata que a finales de marzo se hizo una batida en un solo día en las discotecas latinas de San Pedro del Pinatar, en los locutorios de Marbella y en las paradas de autobuses de Estepona. «Incluso intentan entrar en las casas». A Puerto Banús también van, pero por los manteros. Más llamativo resultó, hace un mes, el corte de una calle de Estepona y la detención de un centenar de paraguayos y bolivianos.
Comedor social (Madrid)
El 23 de marzo, la Policía se puso a pedir los papeles en la cola del comedor social de las Hijas de la Caridad, en la calle de Martínez Campos. Buena parte de la fila se escabulló mientras los cuatro primeros inmigrantes enseñaban su documentación. Lo afirma el Centro de Acción Social San Rafael en una carta abierta que va a utilizar «como denuncia y protesta de una serie de detenciones injustas». «No es ésta una queja contra la Policía, sino contra quienes les dan estas instrucciones», dice la misiva. «No se trata de puros controles, sino de ir por ellos a los lugares donde se ofrece comida y sanidad».
Centro de salud (Madrid)
El 30 de marzo, la Policía hizo identificaciones en el centro de salud de la calle de Montesa. Hubo ocho detenidos y uno de ellos oyó decir a un agente : «Nosotros llevamos ocho, aún nos faltan dos». Otro ejemplo, según San Rafael, «de los muchos que a diario acontecen en esta ciudad».
Canchas deportivas (Valencia)
Julia Castillo, de la Asociación Boliviana Intercultural (Aboin), destaca recientes redadas en el cauce del río Turia, donde se reúnen muchos extranjeros, y en las canchas al aire libre de la avenida de la Plata. «Los bolivianos y los uruguayos nos cuentan que ya no van a jugar al fútbol por miedo a que les detengan», sostiene Víctor Hernando, responsable en Alicante de la Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España (Ferine).
Terminal de autobuses (Alicante)
Ferine prepara una denuncia sobre el aumento de las batidas en la estación de autobuses de Alicante. La última ha ennegrecido el futuro de cuatro jóvenes bolivianos y de tres ecuatorianos. Aboin añade casos en las paradas de Castellón.
Locutorio (Valencia)
Más detenciones hace unos días en un locutorio de Buñol (Valencia). Sara Verdú, coordinadora de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear) en la Comunidad Valenciana : «No hemos notado ningún cambio, siguen las redadas, sobre todo en las zonas céntricas, estaciones y locutorios». En otras ciudades, como Madrid, los dueños de los cibercafés se quejan de que han bajado las ventas porque los clientes no van por miedo a ser capturados.
Colegio Público (Madrid)
Rubalcaba ha negado con vehemencia las redadas a las puertas de los colegios. Pero antes de Semana Santa, hubo una visita policial al centro público Emilia Pardo Bazán, en el multicultural barrio de Lavapiés, según afirma Marina Orfila, de Ferrocarril Clandestino.
Embajada (Madrid)
Ferrocarril Clandestino también detalla que hace una semana hubo cacería ante la embajada de Senegal. La Policía también irrumpió en un restaurante típico de este país, pidiendo el carné hasta al dueño. «Hay denuncias continuas», resume Orfila. Su colectivo y otros (Cear, Ferine, la Federación Panafricanista y el Sindicato Obrero de Inmigrantes) coinciden en que las batidas en Madrid no son tan llamativas como hace unos meses, pero constatan que se siguen produciendo.
Fuente: Noticia aparecida en El Mundo el 20-04-09 | El Mundo, OLGA R. SANMARTIN, 2009-04-20