La calidad democrática de la UE quedará hoy al desnudo en Irlanda. La Comisión Europea ha forzado al país gaélico a un segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa poco más de un año después de que lo rechazase. Ecologistas en Acción denuncia nuevamente la raíz antidemocrática de la UE.

La calidad democrática de la UE quedará hoy al desnudo en Irlanda. La Comisión Europea ha forzado al país gaélico a un segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa poco más de un año después de que lo rechazase. Ecologistas en Acción denuncia nuevamente la raíz antidemocrática de la UE.

En el día en que se vota, de nuevo, la aprobación del Tratado de Lisboa en Irlanda, Ecologistas en Acción quiere recordar el historial antidemocrático del mismo.

El Tratado de Lisboa tiene su origen en el fracasado Tratado de Constitución Europea. En contra de lo que debería ser un proyecto constitucional, éste no fue redactado, ni siquiera por personas elegidas por la ciudadanía europea, sino por burócratas sin representatividad democrática.

La aprobación del Tratado Constitucional fue por trámite parlamentario en la mayoría de las ocasiones, evadiendo la expresión y el debate popular.

Sin embargo, en dos de los que se sometió a referéndum, Francia y Holanda, fue rechazado. Sólo uno de los países más poblados, el nuestro, aprobó el Tratado Constitucional en referéndum. Eso sí, con un alto índice de abstención.

Una vez que el Tratado Constitucional fue rechazado, en lugar de ser desechado por los poderes de la Comisión y del Consejo, se reformuló en el Tratado de Lisboa sin modificar la esencia ni casi el contenido.

En este caso, la Comisión y el Consejo se cuidaron muy mucho de no someter el nuevo texto a referéndum público, salvo en el caso de Irlanda, por imperativo legal.

En junio de 2008 el Tratado de Lisboa fue rechazado por la población irlandesa. Sin embargo hoy vuelve a someterse a referéndum con la esperanza de que la población vote en este caso “lo correcto”.

Además Ecologistas en Acción recuerda que el Parlamento Europeo es la única instancia de poder en la Unión elegida por sufragio directo. El resto (Consejo Europeo, Comisión Europea, Banco Central Europeo y Tribunal de Justicia) no lo son. El Consejo es el conjunto de los ministros/as de los Gobiernos nacionales. La Comisión sería una especie de órgano ejecutivo, elegido a dedo por el Consejo. El Banco Central Europeo decide los tipos de cambio, algo fundamental en la economía y en la vida de las personas sin ningún tipo de control político.

A pesar de ser el único organismo elegido directamente, las atribuciones del Parlamento Europeo son muy limitadas. Por ejemplo no elige el Gobierno de la UE (como el Parlamento español). Tampoco tiene iniciativa legislativa (no puede proponer las directivas que suponen alrededor del 80% de las legislaciones nacionales después). Y además, la ratificación de las leyes propuestas por la Comisión la hace junto al Consejo. Esto es como queda reflejado en el Tratado de Niza actualmente en vigor, pero el de Lisboa, pendiente de aprobar, no cambia sustancialmente esos aspectos, aunque sí incrementa algo las competencias del mismo.

De este modo, Ecologistas en Acción vuelve a denunciar que la UE es una organización intrínsecamente antidemocrática cuyo disfraz legitimador está hecho jirones.


Fuente: Ecologistas en Acción