La Universidad Autónoma de Madrid (UAM) está decidida a evitar que la fiesta de san Canuto, que se celebra hoy a pesar de que no se ha autorizado, tenga los mismos efectos que en anteriores ocasiones. Los responsables universitarios han solicitado la ayuda de Policía Municipal y Renfe para controlar el acceso al campus de Cantoblanco, además de reforzar su seguridad privada. En 2006, cerca de 3.000 personas acudieron a la fiesta, porro en mano, para reivindicar la legalización del cannabis. Las cafeterías de la Autónoma no servirán alcohol desde el mediodía de hoy.
Estamos en el año 1080 y Canuto sube al trono en Dinamarca. Durante su reinado, pelea contra piratas, entra en guerra con Estonia y conquista territorios para su país. También edifica monasterios y extiende la fe cristiana. Por ello, en el año 1100, el rey Canuto, fallecido en 1087, se convierte en san Canuto, patrón de Dinamarca. Desde entonces, los daneses lo celebran todos los 19 de enero, fecha de la muerte del antiguo monarca.
Madrid. Año 2007. Cientos de personas celebran en el campus de Cantoblanco de la Universidad Autónoma el día de san Canuto. Su fervor no es por el rey danés santificado, sino por la marihuana y la fiesta. Este festejo tendrá lugar hoy, a no ser que las medidas tomadas este año por las autoridades universitarias, que no autorizan la fiesta, sean eficaces.
Según fuentes de la UAM, se ha pedido ayuda a la Policía Municipal para que impida la venta ambulante de alcohol. Muchos lo harán de paisano. «No queremos una batalla campal y la presencia policial podría provocarla», asegura el vicerrector del campus y de Calidad Ambiental de la Autónoma, Javier Benayas. Benayas cuenta con el apoyo del rector, Ángel Gabilondo, para que se impida la celebración de san Canuto.
También se ha solicitado la colaboración de Renfe para que refuerce la vigilancia en sus estaciones de Cantoblanco Universidad, Tres Cantos y Alcobendas. «Muchos jóvenes estudiantes de instituto compran alcohol en supermercados cercanos a Cantoblanco y vienen con los carritos en los trenes», rememora Benayas. Además, el bar de la estación de Cantoblanco Universidad se ha comprometido a no vender alcohol. Tampoco se podrán comprar bebidas alcohólicas en ninguna cafetería del campus a partir de las doce de la mañana.
«No permitiremos la entrada a las facultades a gente ajena a ellas», sostienen desde la Autónoma. Para lograrlo, la vigilancia privada del campus, de la que se encargan normalmente ocho personas, se verá reforzada hoy. Habrá entre 17 y 21 personas. «Muchos estudiantes ni siquiera saben que se celebra san Canuto», aseguran fuentes universitarias. En su opinión, los problemas derivados de esta fiesta se originan de la afluencia masiva de personas que no pertenecen a la Autónoma.
En la web de la Federación de Asociaciones Cannábicas se anuncian con todo detalle horas y lugares donde rendir homenaje al canuto en toda España. La de la Autónoma, «en la facultad de Filosofía», es la primera de las concentraciones, la única de hoy, un día antes de la celebración oficial de san Canuto en el resto del país. La fiesta del porro se celebra en la Autónoma desde mediados de los años ochenta. «Al principio era algo minoritario, pero ahora se ha convertido en una concentración de gente que viene de todo Madrid», explica Benayas.
El Sindicato de Estudiantes, a través de Tohil Delgado, expresó ayer su rechazo al uso de las drogas. «No participamos en esa fiesta, y aunque no haremos nada en su contra, sí queremos recordar la perniciosidad de cualquier estupefaciente», explicó. Delgado criticó la labor de los medios de comunicación : se le ha dado una relevancia en el pasado (a san Canuto) que realmente no tiene, además de que ofrecen una imagen negativa de la juventud». Y añadió : «Cualquier otro día se puede encontrar a mucha más gente fumando».
Si todo resulta como quieren los responsables de la Autónoma, el humo de los porros no enturbiará el ambiente de estudio a estas alturas de curso. De hecho, el próximo viernes es el último día de clase antes de los exámenes. «No nos interesa la gente a la que le guste el porro y la marcha. Ésa es la que luego no viene a estudiar», sentencia Benayas.
Fuente: ÁLVARO CORCUERA / EL PAIS