Nuestro compañero DIEGO MOYÀ ha sido despedido por la dirección de KALISE MENORQUINA, empresa de helados, en la que trabajaba desde hacía más de quince años. En los tiempos que corren, podríamos considerar este como un despido más, pero no es así.

Nuestro compañero DIEGO MOYÀ ha sido despedido por la dirección de KALISE MENORQUINA, empresa de helados, en la que trabajaba desde hacía más de quince años. En los tiempos que corren, podríamos considerar este como un despido más, pero no es así.

Porque Diego no ha sido despedido por incumplimiento de sus obligaciones, ni por meter la mano en la caja, ni por ninguna otra falta o violación de la ley. A Diego lo han puesto en la calle aplicándole un «despido objetivo», basándose en el art. 52.c del Estatuto de los (o contra los) Trabajadores, por una «ineptitud sobrevenida». Eufemismos con los que se suelen disimular según qué actuaciones.

Los hechos son : Diego sufrió un infarto de corazón, del cual afortunadamente se encuentra recuperado, según los informes de la Seguridad Social. Pero como el servicio de prevención de la empresa informa que «la realización del desarrollo del trabajo habitual desempeñado actualmente puede entrañar riesgos propios o para terceras personas», le declara «APTO CONDICIONADO», y KALISE MENORQUINA aprovecha esta circunstancia para despedirlo sin más, con la indemnización de veinte días de salario por año trabajado, la más barata.

Además, lo hace de una manera cruel y cínica. Si Diego tiene un problema de salud (hecho que, incluso, está todavía por determinar), la empresa, en lugar de ayudarle a superarlo (o cuando menos permitirle que se pueda acoger, en espera de recuperación, a los protocolos de bajas ILT de la Seguridad Social, que para eso pagamos las cuotas los trabajadores), le quita su único patrimonio, el puesto de trabajo. Y encima, quieren hacer creer que lo hacen en función de «la obligación que la Empresa tiene de vigilar y velar por la salud de los trabajadores»(sic), como se expresa en la misma carta de despido. O sea, que la mejor manera que tiene KALISE MENORQUINA de evitarle a Diego riesgos en el trabajo, es dejarlo sin trabajo.

Pero todas estas miserias no nos han de impedir tener bien claras las verdaderas causas por las cuales Diego, persona íntegra y luchadora, ha sido despedido. Él ha sido, a lo largo de todos estos años, quizás la persona más comprometida en la defensa de los derechos colectivos de los trabajadores de LA MENORQUINA. Él ha llevado el peso de la reivindicación, de las numerosas denuncias ante la Inspección de Trabajo y el Juzgado de lo Social, y ha hecho mejorar de manera substancial las condiciones de trabajo, hace un tiempo tercermundistas, dentro de esta empresa.

Él ha representado a la CGT en KALISE MENORQUINA, y ha sido la persona decisiva para consolidar, con muchos esfuerzos y lucha, la Sección Sindical de la CGT. Hasta el punto que, a pesar de todos los impedimentos y juego sucio llevados a cabo por la Dirección de KALISE MENORQUINA, los trabajadores nos han dado la confianza y la mayoría del Comité de Empresa, en las últimas elecciones sindicales. Por todo esto no quieren a Diego. Estas son realmente las causas de su despido.

Por supuesto, nuestro compañero ya ha interpuesto la correspondiente demanda ante al Juzgado, contra esta cacicada. Pero, independientemente del proceso judicial, a todos nosotros nos corresponde la tarea de hacer efectiva la solidaridad necesaria, para conseguir que Diego vuelva a su puesto de trabajo, incluso sin tener necesidad de pasar por delante de los jueces.

Este despido no sólo afecta a Diego, no sólo a la plantilla de KALISE MENORQUINA, no sólo a la CGT. Este despido afecta a todos los trabajadores, y a toda la sociedad. No podemos consentir que Diego, ni cualquier otro trabajador o trabajadora, se vea en la calle por estos motivos. Esta historia hace patente la falta de ética y de escrúpulos de buena parte (por desgracia, no son pocos) del mundo empresarial. Diego debe volver a su trabajo, y nos jugamos mucho en ello. Diego no estará solo. Diego somos todos y todas.

Pep Juárez,
Secretario de Acción Sindical de CGT-BALEARES.
Octubre de 2009.