Tradicionalmente, se considera necesario dosificar el mensaje ideológico según la receptividad de la masa1. Así, junto con las llamadas reivindicaciones inmediatas, a corto plazo, medio plazo y finales, aparece la convicción de que la propaganda (concepto denostado en el medio libertario) debe ceñirse a estos objetivos. Hablar de propiedad común de los medios de producción, de expropiar a los capitalistas, de que las fábricas y las riquezas acumuladas nos pertenecen, parece siempre inapropiado para el nivel de conciencia del “pueblo”, de la “gente”, etc.
Examinaremos el papel del medio
ideológico en el que se han desarrollado tres movimientos2
importantes en nuestra tierra: 1909 (Semana Trágica en Catalunya),
1936 (Revolución Libertaria en Catalunya) y 2011 (Movimiento 15-M,
surgido en Madrid), partiendo de la hipótesis de que en todo
movimiento de importancia el mecanismo determinante de su carácter
es el mismo.
1. Espontaneidad
Lo primero que salta a la vista es el
carácter espontáneo de los movimientos sociales reales, que
sorprenden y superan a los propios convocantes.
En 1909, tres personas se creen en el
deber de convocar una huelga general de 24 horas3
en protesta por la leva de reservistas para la guerra de Marruecos.
Apenas unas horas después del comienzo de la huelga, ésta se
convierte en un movimiento generalizado de protesta que ni siquiera
conoce a los convocantes de la huelga4.
Durará una semana hasta que sea aplastado por los cañones del
ejército.
En 1936, la CNT llama a y organiza la
lucha contra los fascistas sublevados. Derrotados éstos en
Catalunya, y justo cuando los órganos centrales de CNT dan la orden
de volver al trabajo y a la normalidad, se produce el auténtico
movimiento de forma espontánea: los trabajadores siguen en la calle,
colectivizan la industria y toman en sus manos la dirección de la
sociedad. Los propios convocantes, superados por el movimiento
espontáneo, deberán modificar sus consignas y unirse al movimiento.
En 2011, un pequeño y desconocido
grupo (“Democracia Real YA”) convoca una manifestación de
protesta. El éxito de la misma supera con creces los más delirantes
sueños de los convocantes y desconcierta a todos los partidos,
sindicatos, intelectuales, politólogos, pitonisos sociales y
“expertos” de toda condición. Se ha convertido en el mayor
movimiento de masas de la posttransición y el río revuelto en el
que todas las organizaciones tratan de pescar.
2. Base objetiva del movimiento
Veamos las causas objetivas de estos
movimientos para posteriormente evaluar su relación con los
objetivos perseguidos por el movimiento y con los medios (actos)
utilizados para alcanzar estos objetivos.
2.1. La Semana Trágica
La pérdida de las colonias (Cuba,
Filipinas) sume a España en la crisis económica y el caos político.
La España rural sigue en manos de los terratenientes y su sistema
caciquil de gobierno, la España industrial ha perdido las colonias y
la España intelectual ha perdido, con los últimos vestigios de
imperio, la fe en el proyecto nacional. Es la época del
“regeneracionismo” (generación del 98 en literatura) y de la
aparición de los nacionalismos (“separatismos”).
La burguesía industrial (capitaneada
por dos extraficantes de esclavos ennoblecidos a base de billetes de
banco: el marqués de Comillas y el conde Güell) busca una nueva
colonia que explotar: las minas del Rif y la construcción del
ferrocarril necesario para el transporte del mineral. Esto implica
una guerra impopular, cuyas vicisitudes no nos interesan ahora y
sobre la que hay suficiente literatura.
El pueblo catalán se encuentra en
una situación económica grave y agravada aún más por una guerra
que lo desangra. Finalmente, son llamados a filas los “reservistas”,
es decir, los veteranos de Cuba y Filipinas, o sea, hombres maduros
que son el único sostén económico de sus respectivas familias.
Éste es el detonador del movimiento,
la crisis económica y la política colonial la bomba.
2.2. La Revolución Libertaria
El crack de 1929 sacudirá toda la
estructura del sistema capitalista conduciéndolo a la 2ª Guerra
Mundial. La arcaica e improductiva estructura agraria de España, la
debilidad de su industria, que sólo logró florecer con la
explotación colonial o con los pedidos de una guerra mundial en la
que España se mantuvo “neutral”, y la inestabilidad de un
sistema político incapaz de modernizar el país conducirán a una
alternativa de “fascismo o revolución” que convertirá a la
Península en el primer campo de batalla de esta 2ª Guerra Mundial.
Esta endémica crisis económica y
política será la bomba. El triunfo del Frente Popular en las
elecciones del 36 será la espoleta del bando fascista, el desarrollo
de cuyo movimiento no nos interesa por ahora. La sublevación
fascista contra la República y su derrota a manos de la CNT será el
detonador del movimiento revolucionario.
2.3. El Movimiento 15-M
En el contexto de la globalización
neoliberal y la desregulación integral, se produce la famosa crisis
de las subprimes.
España sumida en una crisis perpetua
(3 millones de parados antes de la subprimada), condenada por los
tratados de la UE a convertirse en un país turístico-residencial
(destrucción de la agricultura y la ganadería, liquidación de la
industria pesada, deslocalización creciente de la industria de
transformación y expolio de los recursos públicos), con una
burguesía parasitaria que basa sus beneficios en la especulación y
la subvención estatal, tendrá como principales fuentes de
enriquecimiento el boom del tocho (burbuja inmobiliaria) y la
especulación bursátil (burbuja financiera).
La explosión de la crisis financiera
mundial dará al traste con ambas burbujas y el capital ya sólo
puede desarrollarse con el expolio directo de los servicios públicos
y el traspaso de la hacienda nacional a la banca privada, o sea, la
dimisión pública del estado.
El descaro de unos banqueros que
presumen de beneficios millonarios gracias al dinero robado al estado
y de unos políticos corruptos, cuyo único interés consiste en
garantizar y aumentar sus prebendas mientras aprueban medidas de
austeridad para el pueblo a mayor honor y gloria de los banqueros y
los gurúes del FMI, serán la espoleta que hará detonar el
Movimiento 15-M.
3. Los objetivos del movimiento
Los tres movimientos que estamos
considerando han sido causados por un profunda crisis económica y
provocados por una nefasta actuación del estado. Sin embargo, sólo
uno cogió al toro por los cuernos. Más adelante veremos por qué.
3.1. La Semana Trágica
El movimiento de 1909 derivó en un
enfrentamiento total con la iglesia católica: las famosa quema de
conventos. Sin embargo, no apareció ningún objetivo político
preciso5
ni de ningún modo se atentó contra el sistema económico (ni
siquiera contra intereses económicos concretos). Fue un protesta
pura: se quemaron iglesias, se recibió a los soldados con gritos de
“viva el ejército” y se murió bajo el fuego de sus fusiles.
3.2. La Revolución Libertaria
Tras la derrota de los sublevados, el
movimiento de 1936 en Catalunya atacó el foco del problema: ocupó
las fábricas, socializó la producción y la distribución y
arrinconó a un impotente poder político. Ahora no nos interesan ni
los aciertos ni los errores que pudieran cometerse en este campo, lo
que nos interesa resaltar es que, cuando los comités de la CNT
consideraron alcanzado el objetivo de defender la democracia
republicana y dieron orden de volver a la normalidad, el movimiento
espontáneo inició una auténtica revolución: expropiar a los
expropiadores, autogestionar las empresas y socializar el conjunto de
la producción.
3.3. El Movimiento 15-M
El éxito de la manifestación de
protesta del 15 de mayo de 2011 (“no somos mercancía”) animó a
40 personas a iniciar una acampada reivindicativa en la plaza
pública. Esta pequeña iniciativa se transformará en el mayor
movimiento de protesta de nuestros tiempos y en una magnífica
escuela de democracia directa.
Pese a la gravedad de la crisis
económica y a las amplias posibilidades para adquirir cultura
histórica de nuestros tiempos (que debe incluir el conocimiento de
las experiencias pasadas), sus objetivos, aunque múltiples y
dispares, pueden acabar resumiéndose en combatir la corrupción de
los políticos (rebajarles los sueldos), modificar la ley electoral,
algunas propuestas (y acciones) meramente defensivas contra la
desmesura de la banca (desahucios) y la exigencia de una mayor
participación popular en lo que se ha denominado “control de la
gestión de la crisis”6.
4. El medio ideológico
Veamos ahora el clima político de
cada época, el “medio ideológico” en el que se desarrolla cada
movimiento.
4.1. La Semana Trágica
Desde la época de la desmortización
(introducción forzada en el mercado de los bienes de la iglesia), la
pugna de la España liberal y la España tradicionalista toma la
forma de enfrentamiento entre clericales y anticlericales. Las más
sonadas disputas en el parlamento dan vueltas al anticlericalismo,
todos los periódicos y revistas se hacen eco de estas disputas que
acaban formando una parte importante de las propias campañas
electorales. En Catalunya, la lucha de los libertarios y los masones
contra el poder de la iglesia, disputándole el monopolio sobre la
enseñanza, se ve incluso eclipsada por la agitación violentamente
anticlerical de los republicanos radicales (Lerroux).
Aunque la Iglesia no fuese
directamente responsable de la guerra del Rif (o de las derrotas del
decrépito ejército español en ella) ni de la crisis económica, en
el imaginario popular aparece como el principal enemigo del pueblo y
la causa de todos sus males7.
No debe resultar sorprendente que un movimiento espontáneo nacido en
este medio ideológico eligiera como enemigo principal al clero,
desatendiendo al resto, incluso a los que daban sustento al
ancestralmente odiado clero.
4.2. La Revolución Libertaria
En 1936, el medio ideológico era muy
distinto. En el creciente enfrentamiento entre fascismo y revolución
provocado por la incapacidad de las clases dominantes por modernizar
el país, el bando popular vive inmerso en las constantes campañas
de la CNT (y de otras fuerzas de izquierda) por el enfrentamiento con
los poderes económicos, por la reforma agraria en el campo y por la
socialización de la industria. El clima de constante enfrentamiento
al sistema económico y político: las huelgas insurreccionales, la
efímera proclamación del comunismo libertario en multitud de
poblaciones, las campañas en contra o a favor de la participación
electoral, el ingente trabajo de formación de los ateneos
libertarios y las escuelas sindicales8,
la insurrección de Asturias, Casa Viejas, crean en el imaginario
popular una imagen muy distinta del enemigo a combatir. Ahora el
enemigo es el capitalista, el terrateniente, el sistema de trabajo
asalariado, los curas y los políticos no son más que sus lacayos.
¿Qué tiene de extraño que, cuando
el movimiento escapa de las manos de la organización, abandone los
objetivos políticos que ésta le daba y se enfrente al capital, al
enemigo real, intentando construir una sociedad nueva?
4.3. El Movimiento 15-M
El medio ideológico actual difiere
radicalmente del de 1936. Desde hace muchos años, el argumento
principal de cada uno de los partidos aspirantes al poder es el grado
de corrupción de los políticos del partido oponente. Las constantes
acusaciones mutuas de corrupción han hecho tomar conciencia a la
población del grado de corrupción generalizado entre los políticos.
Estas acusaciones (y sus correspondientes pruebas) han sido
amplificadas por los medios de comunicación del sistema (prensa
sensacionalista, cadenas privadas de televisión…) y por los
propios movimientos sociales (redes sociales, e-mails…) hasta el
hastío. Entre tanto, libertarios y antisistemas todos hemos ido
repitiendo la propaganda “anticorrupción” tanto de los unos como
de los otros (que no suele diferenciarse mucho) sin llevar la crítica
más allá, sea por temor a marginarse o a volver al “más de lo
mismo”, sea por un sentimiento de autosatisfacción (“ya dicen lo
mismo que nosotros”).
Así en el imaginario popular
encontramos al más repugnante de los personajes, el político inútil
y corrupto (todos), junto a otros personajes válidos y legítimos,
pero a los que hay que controlar porque a veces “se pasan”, el
empresario y el financiero.
Habría sido altamente sorprendente
que el movimiento espontáneo hubiese atacado la raíz del problema:
la base del sistema capitalista9.
Obviamente, el asunto en primer plano tenía que ser la corrupción
política.
5. Conclusiones
En resumen,
- los grandes movimientos sociales
aparecen espontáneamentelos - objetivos de los movimientos
espontáneos dependen más del imaginario colectivo que de las
necesidades reales de sus componentes - el imaginario colectivo viene
determinado en gran medida por el medio ideológico en el que se
mueven los estratos sociales de que se nutrirá el movimiento
La cuestión a plantearse, pues, es
¿cómo puede el movimiento libertario influir en el medio ideológico
de los trabajadores y de las capas populares?
Es evidente que con un seguidismo
democrático-reformista no lo va a conseguir (o incluso reforzará
esta tendencia).
Ciertamente, los libertarios no
poseemos la receta mágica para la construcción de la nueva sociedad
y las soluciones deberán ir apareciendo con el concurso de todos
durante el propio proceso de transformación, pero las condiciones
para que pueda darse la creación de una sociedad libre e igualitaria
son claras: abolición del trabajo asalariado, abolición de la
propiedad privada sobre los medios de producción, abolición del
estado. O, lo que es lo mismo: autogestión, comunidad y democracia
directa con un claro objetivo: que la sociedad no se base en la
producción de beneficios, sino en la satisfacción de necesidades.
Sin que estos conceptos aparezcan en
primer término en el imaginario colectivo, jamás se logrará que
los movimientos de masas sobrepasen los límites del sistema.
Cómo lograrlo, cómo contrarrestar
los poderosos medios de amaestramiento ideológico del sistema, es el
gran reto colectivo que se abre ante el movimiento libertario y,
probablemente, la tarea más importante que debe emprender en el seno
de la sociedad.
Jurgo Alkasaro
Notas:
1Nótese
la contradicción en que solemos caer los libertarios en esta
cuestión: mientras abominamos del concepto de ‘masas’ y abogamos
por un movimiento de individuos conscientes que actúan
colectivamente, tratamos al conjunto de los trabajadores, del
“pueblo”, con auténtico paternalismo determinando para qué
conceptos están maduros y para cuáles no.
2En
este escrito no se pretende narrar, analizar ni enjuiciar ninguno de
los tres movimientos ―cuyo conocimiento se supone en el lector―,
sino sólo reflexionar sobre un aspecto de los mismos: el clima
ideológico en el que se desenvuelven. Sin embargo, puede ser
ilustrativa la consulta de la siguiente bibliográfia básica: a)
sobre la Semana Trágica de 1909, MARÍN, Dolors: La
Semana Trágica. Barcelona en llamas, la revuelta popular y la
Escuela Moderna.
Madrid: La Esfera de los Libros, 2009; ULLMAN, Joan Connelly: La
Semana Trágica. Barcelona:
Ediciones BSA, 2009; MOLINER, Antonio (ed.): La
Semana Trágica de Cataluña.
Alella: Nabla, 2009; VOLTES, Pedro: La
Semana Trágica.
Madrid: Espasa-Calpe, 1995. b) sobre el proceso de colectivización
de 1936, CASTELLS, Antoni: Les
col·lectivitzacions a Barcelona 1936-1939.
Barcelona: Hacer, 1993; CASTELLS, Antoni: «Las colectivizaciones
en Catalunya (1936-1939)»,
Solidaridad Obrera,
Número Especial Centenario de la CNT(2010) 18-19; SEMPRÚN-MAURA,
Carlos: «Las colectivizaciones en Cataluña» en Revolución
y contrarrevolución en Cataluña (1936-1937).
Barcelona: Tusquets, 1978; GARCÍA OLIVER, Juan: «Las dos caras de
la CNT» en El eco de los pasos.
Barcelona:
Ibérica de Ediciones y Publicaciones, 1978. c) sobre el movimiento
15-M, CANDÓN, José: «Apuntes sobre un movimiento en marcha»,
Rojo y Negro
248(2011)16-19; TAIBO, Carlos: Nada
será como antes. Madrid: Los Libros de la Catarata,
2011; VVAA: La rebelión de los indignados. Madrid: Popular,
2011; HESSEL, Stéphane: ¡Indignaos!
Barcelona: Destino, 2011; VVAA: Nosotros, los indignados.
Barcelona: Destino, 2011.
3
Véase MOLINER op. cit. p. 10; VOLTES op. cit. p. 94; MARÍN op.
cit. p. 261
4El
propio Ángel Ossorio y Gallardo (gobernador civil de Barcelona al
inicio del movimiento) distingue entre «La huelga general, cosa
preparada y conocida, y el movimiento anarco-revolucionario, de
carácter político, cosa que surgió sin preparación», v. VOLTES
op. cit. p. 132
5Según
testimonio de Puig i Cadafalch, «Característica del movimiento
digna de ser registrada es que los sedicionsos no gritaban nada, no
tenían bandera, no proclamaban ningún principio político y
social.» v. MARÍN, op. cit. p. 262 y, según narra Ossorio y
Gallardo «La sedición no tuvo unidad de pensamiento ni
homogeneidad de acción, ni caudillo que la personificase, ni
tribuno que la enardeciera, ni grito que la concretase.» vid.
MOLINER op. cit. p. 11
6Véase
TAIBO, Carlos: «Sobre el programa
del movimiento 15-M», Rojo y Negro
247(2011)5; ACAMPADA PLAZA DEL SOL: Manifiesto.
http://madrid.tomalaplaza.net/manifiesto-2/;
ACAMPADA BARCELONA: Declaración de principios.
http://acampadabcn.wordpress.com/documents/declaracion-de-principios/;
ACAMPADA DE BARCELONA: Primeres mesures per a una vida
digna.
http://acampadabcn.files.wordpress.com/2011/06/primeres-mesures-per-a-una-vida-digna_2006011.pdf;
ACAMPADA DE BARCELONA: Principis per a un començament
inacabat.
http://acampadabcn.files.wordpress.com/2011/06/principis_i_compromisos.pdf;
ACAMPADA DE TERRASSA: «El programa reivindicatiu d’algunes
acampades», Catalunya 129(2011)22;
LÓPEZ PETIT: «Desbordar les places. Una estratègia d’objectius»,
Catalunya 130(2011)24-25;
TAIBO, Carlos: «Avui millor que abans d’ahir», Catalunya
130(2011)26; DELGADO, Manuel:
«15-M. El perill ciutadanista», Catalunya 129(2011)24;
GADI: «Una reflexió sobre “Democràcia Real Ja”», Catalunya
129(2011)26;
7Sobre
los intereses económicos de la Iglesia, véase ULLMAN op. cit.
8Sobre
la ingente labor cultural del movimiento libertario en la época,
véase MARÍN, Dolors: Anarquistas. Un siglo de movimiento
libertario en España.
Barcelona: Ariel, 2010.
9Sin
embargo, es de destacar que el movimiento sí ha detectado y
denunciado esta base (“no es la crisis, es el sistema”).