Entrevista a José Ribas, autor de "Los 70 a destajo" : « La aniquilación del anarquismo es el gran secreto de la Transición »
LUIS ALEMANY- el mundo
Hubo una necesidad absoluta de conocer, experimentar y salir de la carcundia franquista. Yo mismo renuncié a una vida hecha El fundador de la revista ’Ajoblanco’ cuenta en ’Los 70 a destajo’ (RBA) la historia de una de las aventuras más apasionantes del periodism...
Entrevista a José Ribas, autor de «Los 70 a destajo» : « La aniquilación del anarquismo es el gran secreto de la Transición »
LUIS ALEMANY- el mundo
Hubo una necesidad absoluta de conocer, experimentar y salir de la carcundia franquista. Yo mismo renuncié a una vida hecha
El fundador de la revista ’Ajoblanco’ cuenta en ’Los 70 a destajo’ (RBA) la historia de una de las aventuras más apasionantes del periodism…
Entrevista a José Ribas, autor de «Los 70 a destajo» : « La aniquilación del anarquismo es el gran secreto de la Transición »
LUIS ALEMANY- el mundo
Hubo una necesidad absoluta de conocer, experimentar y salir de la carcundia franquista. Yo mismo renuncié a una vida hecha
El fundador de la revista ’Ajoblanco’ cuenta en ’Los 70 a destajo’ (RBA) la historia de una de las aventuras más apasionantes del periodismo español y, a la vez, la vertiginosa crónica personal y generacional de una época
José Ribas ha pasado siete años encerrado en el Empordà dedicado a convertir sus exhaustivos diarios de los 70 en Los 70 a destajo (RBA), la historia del apasionante proyecto de su vida (la revista Ajoblanco) y la crónica personal de una época de ilusiones y frustraciones.
P.- Empecemos por el escenario del libro, una Barcelona muy diferente a la actual ; Las Ramblas no eran un destino turístico sino que latían… ¿Siente nostalgia ?
R.- Es que el franquismo, en Las Ramblas, ni entró… Ahora sólo hay turistas, estatuas para turistas y bares para turistas. A Barcelona le pasó lo que a todas las ciudades grandes : que viven para el turismo. Además, durante años, el poder ha fomentado una cultura muy cómplice con sus intereses y muy dócil ; las bolsas críticas han sido desactivadas. Desapareció la industria, domesticaron la sociedad civil y la ciudad se convirtió en algo amorfo, disperso y muy oficial… La creatividad sigue existiendo, y mucha, pero más desconectada. Mucha gente con cosas que decir se va al campo…
P.- Allí aparece Ajoblanco con un espíritu muy lúdico, mucho menos solemne que la imagen de la generación de los 70 que ha perdurado.
R.- Es que hay un error en eso de « la generación de los 70 ». Nosotros no somos la gente de la Transición, no somos los Maragall, Felipe, etcétera, aunque luego hayan logrado que nos confundieran con ellos y con sus vicios. Los de Ajoblanco somos 10 años menores. Ellos eran nuestros hermanos mayores, les gustaba la chanson, los dogmas y el poder y leían Triunfo, no Ajoblanco. Nosotros ya crecimos con los Beatles y con los Rolling, con el ecologismo, el feminismo, el cooperativismo… Crecimos antiautoritarios, queriendo cambiar el mundo. Y siempre supimos que para lograrlo, el humor es imprescindible. ¡Mi Marx es Groucho, no Karl !
P.- Sin embargo, la historia de Ajoblanco está llena de crisis y pequeñas deslealtades.
R.- No tan llena. Las disputas internas fueron menos importantes que el fenómeno solidario y asombroso de los 2.000 lectores que colaboraron con la revista inventando cosas. Porque inventamos. Fuimos los primeros que hablamos de la antipsiquiatría en España, fuimos pioneros del ecologismo, cambiamos la familia española… Si este país es un paraíso en el terreno de la libertad personal es gracias a Ajoblanco.
P.- Pero la revista acaba por autodestruirse. ¿Fue una frustración ?
R.- Estamos hablando de los últimos años 70, cuando en toda Europa hay procesos muy sólidos que tratan de inventar un nuevo orden social a los que el poder sabotea sistemáticamente. Aparecen infiltrados que llevan al movimiento libertario a un radicalismo absurdo. Hablo del PCE(i) [una escisión violenta del PSUC], de los cócteles molotov… Por entonces, también se introduce la heroína para adormecer a los jóvenes como en Estados Unidos. Luego vino el punk, el nihilismo, el pasotismo…
P.- ¿Eso destruye a Ajoblanco ?
R.- Absolutamente.
P.- ¿Y son conscientes entonces ?
R.- Somos conscientes y lo contamos. Está en Ajoblanco, en Interviú y en Cambio 16, semana a semana durante 1977 y 1978 : el atentado contra el Scala [un club de Barcelona cuya destrucción fue falsamente atribuida a los anarquistas], las infiltraciones en los ateneos libertarios… Pero aquella aniquilación del anarquismo fue tapiada y se convirtió en el gran secreto de la Transición.
P.- ¿Y ustedes no se resistieron ?
R.- Nos faltó tiempo. El PCE se manejaba como pez en el agua en la clandestinidad. Los anarquistas, que necesitamos asambleas serenas, no. Y cuando llegó la democracia, los que nos juntamos éramos muy jóvenes o muy abuelos.
P.- Usted es hijo de una familia bien. ¿No se sentía extraño en ese mundo ? Además, en España se tiende a pensar que todo lo contracultural es un hobby de chicos burgueses.
R.- Es que yo quemé todas las naves en no ser ajeno. Hice amigos en todas partes y me puse siempre del lado del débil. Tanto, que ahora yo también soy débil. Así descubrí el increíble capital que tiene este país en la historia de los ateneos. Y su increíble olvido. En los años 20 y 30 se definían en España posturas sobre la mujer y la libertad sexual que anticipaban a todo el movimiento contracultural yanqui en 30 o 40 años.
P.- Habla de libertad sexual. Su libro expresa cierta insatisfacción sentimental, como si siempre se encontrase perdido entre el matrimonio convencional, las fiestas de sexo en grupo y los encuentros sórdidos del mundo homosexual…
R.- No, no, eso hay que aclararlo. En los 70 no hubo hedonismo, como se dice. Hubo una necesidad absoluta de conocer, experimentar y salir de la carcundia franquista. Yo mismo renuncié a una vida hecha, a una novia estupenda y una carrera jurídica que me gustaba por esa necesidad. Me dolió, claro, pero lo asumía.
P.- Sin embargo, cuando habla de los ambientes homosexuales de los 70, lamenta que el afecto fuese tabú.
R.- Pero eso sigue ocurriendo, la sexualidad sigue pervertida. Importa más la cantidad que la calidad, también entre los heterosexuales. Importa más el culto a la belleza que la comunicación entre personas. Por eso la bulimia… La revolución sexual que planteamos no era esto.
P.- ¿Qué tal envejece su quinta ?
R.- Creo que bien, tanto los de derechas como los de izquierdas. Somos gente muy vital, con una vida cotidiana de calidad.
P.- ¿Y su acceso a la política convencional ?
R.- Nunca accedimos. Por lo menos desde la izquierda, porque Aznar tiene mi edad pero… La generación de nuestros hermanos mayores no sólo copó el poder durante 25 años sino que destruyó el relevo. Ahora, cuando se retiran, los que llegan a la administraciones son tecnócratas, funcionarios obedientes. Algunos son insoportables. La gente de mi edad es Almodóvar y Almudena Grandes. Gente del arte, no del poder.
P.- ¿Y el tripartito ? ¿No sintió alivio cuando terminaron 25 años de gobiernos de CiU ?
R.- Sí. Era un cambio positivo. Lo que pasa es que hemos ido de Guatemala a guatepeor.
P.- ¿Cómo se siente respecto a internet ?
R.- Es la prolongación de esa herencia libertaria. Por primera vez, la gente es libre para elegir la información. Lo malo es que la cantidad pueda con la calidad, como en el sexo.
P.- Nos falta hablar del segundo Ajoblanco, el de los años 80 y 90.
R.- El primer Ajoblanco fue el de la identidad, el de la pasión por el descubrimiento. El segundo, fue el del rigor, el de la lucha por la regeneración cultural y democrática, por construir una cosmovisión… Hablábamos entonces de las memorias históricas ¡en plural ! A mí me daría vergüenza hablar de « memoria histórica » como los políticos. Fueron 12 años duros, y los tres últimos muy muy duros porque nos enfrentamos a un vacío terrible en Cataluña. Se había seguido una política de tierra quemada en lo social, en lo cultural, en lo lingüístico… Pero dimos fruto. El Sonar, por ejemplo.
Información sobre el libro : http://www.los70adestajo.com
Extraido de : www.kaosenlared.net