José Luis Gutiérrez Molina nos adentra en la vida del Anarquista José Sánchez Rosa
La Asociación de la Prensa acogió la presentación del libro “La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro anarquista y andaluz”, que contó con las palabras de Lalia González, Directora de la Voz de Cádiz. Al acto de presentación acudieron familiares y amigos del autor, así como miembros destacados de la CGT y del PSOE.
José Luis Gutiérrez Molina nos adentra en la vida del Anarquista José Sánchez Rosa

La Asociación de la Prensa acogió la presentación del libro “La tiza, la
tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro anarquista y andaluz”,
que contó con las palabras de Lalia González, Directora de la Voz de
Cádiz. Al acto de presentación acudieron familiares y amigos del autor,
así como miembros destacados de la CGT y del PSOE.

José Sánchez Rosa, fue uno de los grandes olvidados de la historia tras
la Guerra Civil, aunque en su época fue famoso y muy querido. Su
historia curiosa se inicia a la edad de trece años cuando leía en voz
alta a los campesinos andaluces analfabetos los periódicos y la
propaganda libertaria y revolucionaria que llegaba a sus manos. Desde
niño destacó en la escuela por ser uno de los alumnos más aventajados, y
por poseer una inteligencia muy por encima de lo normal, pese a lo cual,
sólo llegó a cursar dos años de primaria.

De su gusto por la lectura y su afan por aprender, le vino su vocación
por hacerse maestro, pero nunca llegó a tener el título oficial, a pesar
de lo cual fue reconocido como maestro, en su tiempo y en el recuerdo.
En su figura se conjugan las ideas de justicia social, propagandista,
organizador y maestro de trabajadores.

Los sucesos de la «Mano Negra» dieron pretextos a la policía para atacar
a la Federación de Trabajadores de la Regional Española (FTRE), y para
intentar desestaabilizar el movimiento obrero y a toda su organización.
En 1882, Sánchez Rosa es detenido, encarcelado y acusado de participar
en esa sociedad secreta. Por su conocida tendencia pacifista, siempre se
negó a llevar armas. A menudo, decía que la libertad y la paz del pueblo
están precisamente en los libros, y no en las armas. Su acusación de
pertenecer a la «Mano Negra» no fue más que una trama policial para
encarcelarlo, ya que su figura comenzaba a hacerse molesta por la
defensa que hacía a ultranza de la liberación de la clase obrera. Cuando
vivió en Jerez o Alcalá del Valle, estas ciudades eran focos de
agitaciones obreras.

Alentó la creación de escuelas racionalistas para hijos de obreros por
las mañanas, y para adultos por las noches. Abrió numerosas escuelas en
Tánger, Campo de Gibraltar, Dos Hermanas y Aznalcóllar, incluso en su
propio domicilio, en Sevilla, donde fundó una biblioteca para los
trabajadores, en la calle Enladrillada, y más adelante, en la plaza de
la Mata. Su escuela era laica, no dogmática, se impartía la coeducación,
la formación integral del hombre, su fe en el progreso científico y el
desarrollo de los principios de una educación basada en el respeto y el
amor a los semejantes.

Participó en las luchas sociales de finales del siglo XIX principios del
XX en el marco de Jerez, lo que le provoca detenciones y
encarcelamientos. Conoció en la prisión de Cádiz a Fermín Salvochea, que
es considerado su maestro ideólogo. Sus ideales anarquistas van unidos
al afán educativo y a su compromiso con la cultura popular ; y buena
prueba de ellos son sus publicaciones, dirigidas al trabajador
analfabeto y oprimido.

En el verano de 1918 viaja por Bujalance, Montoro, Castro del Río, Baena
y Priego, entre otras localidades, intentando convencer a los
trabajadores más reacios para que se unieran a la lucha revolucionaria y
orientando a las organizaciones ya creadas, mostrándoles instrumentos de
lucha y aconsejándoles las medidas que debían tomar durante las huelgas
de brazos caídos y brazos lentos, que eran, en ocasiones, las únicas
armas que poseían.

Los elementos de propaganda más importantes que Sánchez Rosa y otros
líderes anarquistas utilizaron, fueron los periódicos y los folletos.
Los folletos de Sánchez Rosa alcanzaron gran difusión, y se publicaron
innumerables ediciones. En los descansos entre peonadas, cuando los
jornaleros «echaban el cigarro», era muy frecuente ver a un obrero
leyendo el periódico y a los demás sentados a su alrededor escuchando
atentamente.

Dentro de la CNT, y durante el llamado trienio bolchevique, representa
la tendencia anarquista, frente a la sindicalista, más moderada. Esto le
provoca conflictos en 1919 dentro de la Federación Regional Andaluza, a
la que pertenecía, y de la que es expulsado, uniéndose al colectivo
editor de la Revista Blanca, donde escribe junto a Federica Montseny y
Federico Urales, con los que le une una gran amistad.

Es famosa la anécdota de que, empujado por sus ideas de libertad, en el
mercado de animales de la Alfalfa, en Sevilla, compraba pájaros para
soltarlos después en los Jardines de Murillo, pues no soportaba la
prisión ni para los pájaros. Durante su vida demostró un marcado
carácter pacifista, en una época en la que mantener abiertamente una
marcada defensa de la paz, la naturaleza y su conservación, era
conflictivo por la poca conciencia que existía sobre estos temas. En la
época del pistolerismo, y aunque se le incitaba a ello, él siempre
contestaba cogiendo un libro porque creía que la fuerza estaba en la
cultura y no en las armas.

El 1 de agosto de 1936 fue fusilado y con él su historia, pero ahora
gracias a este libro de José Luis Gutiérrez Molina podremos conocerlo de
manera más cercana.


Fuente: CGT Cádiz