¡Sí señor, y larga vida al derecho !, ese principio del que Darwin, como se sabe, hizo motor de la evolución. Aunque a mi juicio estos cofrades de la vida se queden cortos, perdón, heterofuncionales cognitivos. Junto al lince y el primate matón deberían incluir, además del derecho de los pingüinos al casquete, y a lucir por allí su lazo blanco al cuello, el derecho a la vida del plancton, eso sí, en forma de ballena. O mejor, de japonés. Y del bacilo de Koch, de cualquier indefenso retrovirus o de un violador asesin...
¡Sí señor, y larga vida al derecho !, ese principio del que Darwin, como se sabe, hizo motor de la evolución. Aunque a mi juicio estos cofrades de la vida se queden cortos, perdón, heterofuncionales cognitivos. Junto al lince y el primate matón deberían incluir, además del derecho de los pingüinos al casquete, y a lucir por allí su lazo blanco al cuello, el derecho a la vida del plancton, eso sí, en forma de ballena. O mejor, de japonés. Y del bacilo de Koch, de cualquier indefenso retrovirus o de un violador asesin…
¡Sí señor, y larga vida al derecho !, ese principio del que Darwin, como se sabe, hizo motor de la evolución. Aunque a mi juicio estos cofrades de la vida se queden cortos, perdón, heterofuncionales cognitivos. Junto al lince y el primate matón deberían incluir, además del derecho de los pingüinos al casquete, y a lucir por allí su lazo blanco al cuello, el derecho a la vida del plancton, eso sí, en forma de ballena. O mejor, de japonés. Y del bacilo de Koch, de cualquier indefenso retrovirus o de un violador asesino. Hombre, no, la pena de muerte es otro tema, los derechos pueden perderse : ya, lo que no pueden, al parecer, es renunciarse. Conque su derecho a la vida no implica el de renunciar voluntariamente, de golpe con una inyección, a dosis de nicotina o a sorbos de alcohol ; por no hablar de esa otra manía tan funesta, como muy bien saben quienes así la bautizaron, la de pensar. Me pregunto a qué vida se refieren entonces con su lazo blanco. ¿La de n-1 espermatozoides destinados a morir en una rampa vaginal, intestinal o de loza ? Hombre, no, eso es distinto, que hay ya en el feto en germen (¿valdrá la redundancia ?) una mente capaz de decidir : no como en el suicida, sin duda trastornado e irracional como un espermatozoide. O como Séneca. De modo que su derecho se refiere a la vida sin muerte, o sea la eterna. No sé por qué, me lo imaginaba. Me daba en la nariz cierto tufillo a incienso encapuchado : pero no, que son laicos. Y entonces, ¿de qué condenada vida habla esta cofradía de la mala muerte ? ¿De la que se quiere alma, unidad de propósito en el tiempo, tejido de añoranzas y proyectos ? ¿Se refieren pues al derecho a un trabajo permanente que la sustente, acorde a necesidades y posibilidades de cada cual ? No, que eso es otra cofradía y además de la competencia. ¿A la vida como plenitud, piden su derecho a un instante sin nombres ni testigos, no digamos ya protagonistas, y a coro ? ¿Y quién sería entonces sujeto de tal derecho… ello, la vida, el plancton ? ¿El japonés ? No sé, demasiadas cosas que no entiendo, se me hace un lazo en el cerebro, en blanco seguramente. Por más que miro esa congregación de gente voceando… ¡ya entiendo ! La vida a que se refieren es una consigna, de estación de RENFE o de otros via crucis, un lema, un anuncio que nunca se cumpla para seguir presagiando o añorando a coro, defendiendo su derecho a ser o su memoria pero juntos y con velas, y túnicas, y músicas, y todo ese revoltijo de guardarropa y consigna de la Historia que luce tan lindo, como un lazo blanco ; no derecho a la vida, sino a su hueco grabado como estampita de pasado profeta o futuro redentor, a cualquiera menos la que se vive, la suya. Ya entiendo : la vida sobre la que reclaman derecho es la ajena. Eso me suena, oigo campanas y sí sé bien dónde : lo que esta antigua cofradía del visillo y la mirilla defiende es el derecho al revés de la vida (o al revés). Lo único que no se les pasa por la circunvolución de su cerebro, blanca como un lazo, es que una vida sea un revés, irremediablemente callado, fugaz, y sin derecho.
Fuente: José Luis Arántegui