…y éste que es cartón por fuera y burbujitas por dentro, ¿dónde lo tiro ?… ¿entre los dos cubos ? Porque desguazar una existencia de sobre acolchado, después de haberla creado, ni le cabe en la cabeza. Por boca de locos, niños y demás inmigrantes o emigrantes en razón ajena habla la propia verdad ; más aún si vienen de otra lengua y a diferencia de los nativos de esta península hablan español, no lo reciclan. Hétenos pues salidos de la caverna televisiva a tirar la basura, y que de golpe intuyo banalmente algo trascendental, justo al revés que Kant : la Metafísica de los tiempos posjodernos es el Reciclaje.

…y éste que es cartón por fuera y burbujitas por dentro, ¿dónde lo tiro ?… ¿entre los dos cubos ? Porque desguazar una existencia de sobre acolchado, después de haberla creado, ni le cabe en la cabeza. Por boca de locos, niños y demás inmigrantes o emigrantes en razón ajena habla la propia verdad ; más aún si vienen de otra lengua y a diferencia de los nativos de esta península hablan español, no lo reciclan. Hétenos pues salidos de la caverna televisiva a tirar la basura, y que de golpe intuyo banalmente algo trascendental, justo al revés que Kant : la Metafísica de los tiempos posjodernos es el Reciclaje.

Metafísica es nombre que reciclaron los modernos para lo que otros más crédulos se figuraron un más allá de envases ideales que preexisten en la mente del publicista omnisciente ; sufren la caída en el tiempo, que es embalaje y desembalaje sin tregua ; pasan por la prueba de ser humano, que no puede sino consumir la perfección que contienen ; desembocan in mundo, que en latín es basurero, y allí aguardan la resurrección del envase, que ésa fue la novedad cristiana anunciadora de nuevos tiempos, concretamente los últimos. La posjodernidad tan sólo ha invertido ese ciclo, que hoy parte precisamente del reciclaje aunque un círculo no tenga principio ni fin. Lo posible ya no se contiene, allá en el principio, en un hacedor que en sus hechos se crea virtiéndose en universo, se extiende aquí tras el final en un deshacedor que se recrea en sus desechos, divirtiéndose en diversas versiones de lo vertido, ¿al azul o al amarillo ?. Y de la extrema unción con que hoy se desguaza se ve que ha hecho sacramención de un nuevo bautismo con nuevo sponsor, que es padrino en latín reciclado. Para los envases mortales que hayan sido buenos, eso sí, y tengan cubo de su color en el cielo, que los malos van al limbo de los no etiquetados o peor, al infierno del hogar (o viceversa), ángeles quemados anunciando un destino de gloria mientras acumulan al azar en sus entrañas restos ajenos.

Sí, ante este arcoiris de cubos he visto la luz, aunque sea refractada y divertida, y con las mismas me dispongo a quitarle el envase a esta intuición, sin duda a posteriori, visto cuánto me da por nulo tan fenomenal atracón de colores y residuos sueltos, pero de sujetos, tan ayuno que sumados sólo hay uno : un sumo ninguno, y trascendental, como una suma teológica o un organigrama de detritus, como un libro de estilos o un ideario rector. Para ser uno algo en este mundo, o algo uno, ha de hacerse hueco en el espacio y el tiempo, en las cuatro dimensiones del continuo anuncio o la continua denuncia de apariencias desechables en cuatro cubos de colores : tetrabric sensacional como quien dice, si lo sentido ha de encontrar distribución para ser consentido, ese envoltorio es intocable ; y no digamos como la comunidad acabe de pagar la antena digital para que entren hechos nuevos, o cubos nuevos para sacar los desechos viejos. Aparecer o desaparecer en pantalla o en cubo, ser un hecho o un desecho sin ser un fenómeno -taurino o paranormal, en el asesinato sin galones o en la cornamentación del hogar- es imposible : ser es ser anunciado, o denunciado, pero aunque el ser se diga casi en tantos modos como cubos el no ser, modo de decir y desdecir sólo hay uno, da igual qué se recicle y en qué secuencia. Pese a todo escepticismo acerca de un ser sumo que sume anuncios o detritus sueltos en universo sujeto, sí hay uno, infinitamente inmutable y tornadizo a la vez, sólo que es ninguno : el formato. No hay más que ver lo bien que entraría este artículo en la pantalla de Telecinco o saldría en la papelera de El Mundo, con mayúsculas metafísicas, claro. Sin envase de treinta renglones apresurados o veinte segundos rectangulares, no hay ser ni no ser que valga. Sin tedeté no hay to en ti.

Así es que corro escalera lógica arriba o abajo a digitalizarme también los bajos y los altos, mis orígenes y mis fines, el que me supongo y el que me propongo, mis desechos subconscientes y mis ideales superyoicos, a ver si así logro clasificarme en algún departamento de entrada o salida en el cubo apantallado o la pantalla cúbica. Tal vez así pase de amasijo reciclado de sensaciones a anuncio fenomenal en alguna programación que me remiende con otros en un hecho con sentido, por consentido : siempre que los demás tengan puesto el mismo canal o el mismo cubo, claro. Tomo en mis manos el mando de mi destino, o el asa, y me dispongo a cambiarlo, a ver si en otro organigrama de proposiciones o deposiciones para esta noche encuentro contenedor a medida donde ser agente de mis desechos como paciente de hechos ajenos.

Ni hablar : que los programas del hacer y el deshacer están tan hechos como los hechos y sus categorías tan prescritas como los tipos de desechos. ¿Ser ? : predicarse, predecirse o desdecirse, anunciarse o desecharse de instante en instante cuerdo o loco de usar o de tirar, da igual, que listo o tonto, ser se predica, sin que valga crítica frente a tal argumentación tontológica, porque ser o no ser es predicar, y predicar no es dar trigo pero lo da ; igual que desechar lo que no da más de sí, que tampoco tiene valor pero lo da : quod erat demonstrandum, o deyectandum, en pantalla o en cubo. ¿Causalidad ?, yuxtaponerse en tiempo o en espacio, en verde o en amarillo, por delante o por detrás pero cerca de lo que pasa para salir o entrar en la pantalla o en el cubo de la actualidad como su antes o su después, como víctima o verdugo anunciador o consumidor de la Cosa en sí, o en no, que la cosa es cogerla o es tirarla o escogerla o estirarla fuera de sí pero al cajón oportuno, ¿modalidad ?, al contado o con tarjeta, pagando o cobrando, embalando o desembalando, lo plástico, al cubo plástico, los suspiros son aire, y van al aire, y cuando el amor se pasa, díme… ¿y la pila, dónde la echo ?… ¿a la pila de las pilas ?

Tenía que pasar. En este reciclaje universal del continente, al menos del europeo, en esta incontinencia en repartir contenedores de continentes por mapas o aceras coloreados, tan diabólico frenesí con tenedor se tenía que topar con la necesidad de contenerse y asujetarse, perdón, subjetivarse a sí mismo, óyeme, ¿y el cubo viejo, que es de latón, a qué cubo lo tiro ? … ¡cómo !, ¿que no hay un contenedor de contenedores ?, pues habrá que redistribuir la distribución, digo, racionalizarla, ahora mismo ponemos uno plateado para el latón… ya, pero entonces habrá que tirar los viejos, y los folletos, y los anuncios, ¿y dónde tiramos los planes y los planos del basurero que es el mundo en latín, in mundo ?, pues nada, ponemos otro para el latín, un Metacontenedor de contenedores, ah, y que sea dorado con hojitas de laurel.

Decidido, la Metafísica posjoderna es un Metaenvase. Pero que meta ¿dónde ?, ¿y en base a qué ? Al amarillo o al verde o al colorín colorado, a que hoy no importa ni lo contado ni el contador sino el contante sonante, ni la sustancia contenida ni los continentes, ni el planeta entero con foquitas dentro, sino que importen : pues lo que importa, se exporta, de un continente a otro lo que vale es el trasiego y lo que importa se carga al porte. Al gesto, que es un acto pero envoltorio, contenedor de un valor añadido que transporta en el tiempo y recicla de un acto en otro : una personalidad, un modo de ser, una forma de vida… siempre que sea en forma debida, claro, por un genuino sentimiento de responsabilidad, que el corazón ni duda ni pregunta, óyeme, y el sobre acolchado entonces, ¿dónde lo boto, que quiero hacerlo como es debido ? Error, que en el reino del envoltorio la desenvoltura es reina, y no está el valor en las intenciones ni en los hechos, sino en saber envolver las intenciones de los actos y desenvolver las que envuelven los hechos, pero sobre todo, con desenvoltura : sobre todo, sabiendo dónde tirar cuanto antes el envoltorio, y el desenvoltorio, que no son ellos lo que vale sino ella, el gesto que muestra en el acto el valor, el de colaborar en una forma de vida consistente en reciclar gestos envoltorios para otros fines y viceversa. Pero sobre todo, con gesto de gesticular, no importa qué, el metagesto de estar de ida o de vuelta donde se gesta o se digiere todo, incluso él mismo. Autogestión de gestas futuras en pasados desechos, o viceversa, que consagra el arcano saber del más allá del ser, la Metafísica del Juan Palomo posjoderno, como autoindigestión universal de prometedores residuos y anuncios basura. Donde el haber sido como el deber ser se resuelven en un imperativo trasegar de continente en continente y de versión en versión el contenido más valioso : verterse divertido o divertirse virtiéndose de gesto en gesto, sin fines ni principios pero con desenvoltura, orden y categoría de colorín. Decidido : la Metafísica posjoderna es un imperativo y categórico Metaenvase.

Pero en base ¿a qué ?, y que meta ¿dónde ?… A la sombra de un reciclaje de encaje y seda, sédale bien -que tendrá que hacer bolillos para saber en qué caja encaja qué- los materiales son ideales para el amor ; por ejemplo, al medio ambiente, medio herencia, lo uno al recuperador de vidrio, lo otro al de memoria histórica. La metafísica posjoderna es un Metaenvase que envasa como valor moral una serie indefinida de envases y desenvases de hechos en valores, valores en desechos y desechos en valor. Un mundo redondo o rectangular de ideales materiales o materiales ideales para otros fines que, sin embargo, contiene los suyos en sí mismo, un prodigioso continente autocontenido, inabarcable en su totalidad y sentido como no fuera desde el punto de vista omnisciente de un vertedero único, de una divina Razón ecológica realizada en un modo universal de verter vertidos, eso sí, diversos : al verde o al amarillo, o al negro o al cobrizo, el ideal Universo de lo Diverso es un divertido divertidero de la Razón basura, donde materiales ideales o viceversa constituyen no la meta física, que exige una pausa y un tiempo, sino la apresurada metafísica de lo que pasa fugaz por el Escaparate sin escapatoria : porque la cosa en sí es ser fuera de sí, y traer pantalla y cubo, anuncio y destino incorporados… a nada, pues en ellos consiste.

No en que correr sea la meta, sino en que la meta sea seguir corriendo, y recorriendo, y reciclando, en un metaéxtasis reciclado en metástasis. Cuando la exageración lleva el sano juicio, o sea, el consumo responsable, hasta el límite, o sea, consumir responsabilidad, el sueño de la razón ecológica engendra monstruos paradójicos de una lógica de los ecos, materiales ideales, bicéfalos objetos a la vez sujetos y sujetadores que gimen y bracean pidiendo quítame y pónme, y házme y deshazme y recíclame, pero sin que te lo diga nadie. Responde del desecho sin que nadie te pregunte por el hecho, es tu responsabilidad, ni preguntes tú, que no hay responsable maligno–o uno, pero es ninguno- en este filo de cristal -policromado, eso sí- donde todo es a la vez basura, para tí, y materia prima, para otro, oh mi bien común, oh bicéfalo nosotros prodigioso… ¡pero óyeme !, ¿entonces dónde echo el sobre, al cartón o al plástico ?

Y enfrentado a la decisión imperativa y categórica de colorín, en los límites de la razón cúbica o rectangular surge entre los acartonados hechos uno que a la vez es plástico hasta el infinito como el valor, oh prodigioso continente sin límite, oh incontinente continencia responsable en el Consumo, inocencia irresponsable en la Creación, oh Buena Conciencia, en este inmundo mundo, contenedor de contenedores y todo contenedor, tú das ánimos y ánimas de día y de noche a los portales, esos como envoltorios de la vida, y sentido a tanto entrar y salir y trajinar de envases que somos, fugaces anuncios pronto desechados o viceversa de tu eterno poder, que da valor a hechos y desechos, eso es un hecho, que abraza en un solo hecho el hacer y el deshacer, eso es valor, oh Sumo Ser y No Ser sumados, tu orden da sentido al nacer y al perecer, a crear y destruir cualquier cosa, hasta el orden de los cubos y los anuncios, ¡oh bicéfalo Bien, común pero mío !, que aun a ti mismo te reciclas por nosotros y en un cubo de latón moriste como Dios para resucitar como Reciclaje…¡pero óyeme !, ¿y dónde tiro entonces la teología ? ¿Y la filosofía griega ?… ¿Y la monarquía, al cubo del entonces o al del ahora ?… ¿Y mi memoria ?… óyeme, pero ¿va a haber algo que no sea basura ?, ¡al final nos va a hacer falta un cubo para cada cosa !, los españoles son muy raros…

…luego entonces ahora, óyeme, y el cubo viejo, ése que sólo tenía un hueco por donde se univertía todo, pero a su tiempo, ¿dónde lo tiro ? Y las categorías enloquecen en el límite, y en los inalcanzables bordes del polícromo cubo que se quisiera llamar de una voz por todas Univertedero, la Universión se disfraza de diversión con colorines por donde trotan jocundas las antinomias, y hasta se exponen como arte de vanguardia retro, o viceversa. Por el borde del cubo de los cubos, seguramente de moneo y no de hombreo va corriendo en pos de su cola un tiempo de exsimios prohombres, consumados en el arte de consumirse y desecharse dados por hechos y hacedores por azar, desenvueltos envoltorios del metafísico secreto del ser reciclado en único formato de hacer tiempo, desecharlo, pero en orden de colorín colorado, matar el tiempo, pero sin pérdida de tiempo, para reanudar cuanto antes el rodaje y el reciclaje de qué más dará qué : en qué qué dará más, ésa es la cuestión, y que dará en nada. Producciones de futuros que son a la vez reducciones a pasados, imposibles reproducciones para atrás y para delante sin original y sin rumbo porque lo son de sí mismas, pero eso sí, sin moverse del sillón. Todos los tiempos envoltorios para usar y tirar y reprociclar a disposición de uno, que también, y al instante fue ninguno. Todos los mundos envoltorios envueltos en uno, que tampoco para de dar vueltas a volver, eso sí, con Oscar, y que también al instante será ninguno, pero eso sí, con ciclos y reciclos y regeneraciones galardonadas, y la nada por galardón. Mundo goyesco pero con animación 3D, y meneo, y movida, en la raya de la universal diversión en las versiones el sueño de la razón engendra una tras otra sin transición transiciones inamovibles como Estados del Movimiento.En un irreversible versionar pasados irreversibles, todas las vidas envoltorios envueltas en vueltas y recuperaciones a disposición de otra, que también, ¿y el cubo, a qué cubo lo tiro ?, nuestras vidas son los vertidos que van a dar al reprociclar, que es el producir y el revolver y el repronoser, pero estar a punto, o acabar de irse, lo anuncian envoltorios y lápidas de todos los colores. Y de repente en mi teclado y en mis zapatillas me veo escribiéndonos yo escribiente y teclado y zapatillas, sin asomo ni rastro del anuncio que nos vendió ni del cubo que nos clasificará. Y siento unas ganas locas, o niñas, o inmigrantes hispanoparlantes, de tomar cada cosa como espejo simpar de nuestro siendo, y mandar a la mierda o a los residuos orgánicos del tránsito nuestros respectivos seres y sus cubitos, cada uno de su color. Y en ésas experimento un irresistible imperativo, categórico diría yo, de tirar el concepto basura y la razón basura a alguna parte in mundo : pero no encuentro dónde.

J.L.Arántegui Tamayo

www.onada.info


Fuente: José Luis Arántegui