La imagen no es demasiado conocida por que sólo la ve quien trabaja dentro de las aulas de escuelas e institutos de este país, pero en estos ámbitos ya se ha hecho habitual.
Un grupo de niños y de niñas miran desde sus correspondientes pupitres a una agente de los Mossos d’Esquadra que con una mano apoyada en la pistola y otra apoyada en la porra, como si fuera una auténtica ’cow boy’, les explica » los peligros de Internet» o cualquier otro de los talleres que el cuerpo policial ofrece gratuitamente a los centros educativos de las cuatro provincias. Hay para tomar y elegir, incluido uno para los centros de Primaria en el que, para familiarizar a los niños y las niñas con la policía, se les ponen esposas y se les enseñan los diversos modelos de porras que los agentes utilizan contra «los malos» que se lo merecen. Para esposar a algún niño o niña, el agente pregunta previamente «quién es el más malo de la clase ?» Y los alumnos responden y señalan la víctima de la demostración.
De anécdotas vividas y contadas por el profesorado y por maestros que los han tenido en el aula hay tantas como «clases» dan los uniformados, un montón. ¿Por qué hacen su charla armados ? Pues, según la Consejería de Interior, porque la porra, que llaman defensa, y la pistola, que llaman pistola, forman parte del uniforme y no se pueden separar. Los que os reíais de las tonterías y los absurdos que la disciplina militar aplicaba a la vida de los jóvenes que hacían la «mili» ya os podéis reír de las tonterías y absurdos de la disciplina policial que llama «parte del uniforme» las armas que utilizan los agentes. Una porra es una porra y una pistola una pistola. Ni una ni otra son ningún uniforme ni parte de éste.
El curso pasado, una Mossa d’Esquadra que hacía una de estas charlas en un centro del Penedès, con pistola y porra, al ser interrogada sobre por qué tenía que llevar una pistola dentro del aula respondió que así los niños y las niñas se acostumbraban a la policía democrática de que gozaban, porque la policía siempre había sido muy asociada a la represión y en cambio ahora, al ver las armas y poder tocar, les daba otra impresión. El argumentario, como veis, está poco trabajado por el momento, pero ya lo pondrán al día, no se preocupe. Eso sí, esperamos que los alumnos, cuando vayan a la universidad, no se atrevan a protestar por su privatización o lo que sea, porque mientras otros profesionales de la porra las descargan en sus costillas las palabras de la agente le sonarán a engaño.
Como parece que de todo esto justo ahora estamos en pañales y los planes de Interior directamente dirigidos a policializar los espacios educativos o, lo que es lo mismo pero dicho más refinadamente, a familiarizar día sí y día al alumnado con los uniformes, las porras y las pistolas, un grupo de maestros y profesores se han unido en una campaña que con el nombre de Desmilitaricemos la Educación intenta decir en voz alta lo que todo el mundo ve y sabe. Y qué es lo que todo el mundo ve y sabe ?, Pues que el rey va desnudo o, lo que es lo mismo, que los Mossos llevan pistolas y porras en las aulas y, dentro de un aula, estas «partes del uniforme» no sólo sobran sino que deberían estar prohibidas. Por ello, desde la campaña en cuestión se ha propuesto a los claustros de los centros educativos de Cataluña que tomen acuerdos en el sentido de que si los Mossos no cambian de actitud se queden en la puerta, porque los centros educativos deben ser y son espacios de paz, y por tanto libres de armas. Y si los claustros no lo aceptan, que de todo hay en la viña del señor … Maragall, entonces siempre queda la decisión personal de los enseñantes de objetar ante los armados. Dar clases con una pistola es un contrasentido y si ellos no lo entienden hay que decirles bien alto y claro que ni ahora ni nunca queremos que haya armas dentro de los centros educativos de Cataluña. Ni ahora ni nunca.
Jordi Martí Font, coordinador del «Catalunya»
Original en catalán en CGT Catalunya