Ese viejo dicho de que “la tierra para quien la trabaja” no se puede aplicar en Colombia, puesto que desde 1985 para no irnos muy lejos en la historia la tierra ha sido para quien la expropia mediante las balas de su fusiles, mediante la masacre y en definitiva mediante el desplazamiento forzado para garantizar la ejecución de megaproyectos de tipo vial, turísticos, energéticos, mineros y, últimamente del cultivo de la palma africana o aceitera.

Ese viejo dicho de que “la tierra para quien la trabaja” no se puede aplicar en Colombia, puesto que desde 1985 para no irnos muy lejos en la historia la tierra ha sido para quien la expropia mediante las balas de su fusiles, mediante la masacre y en definitiva mediante el desplazamiento forzado para garantizar la ejecución de megaproyectos de tipo vial, turísticos, energéticos, mineros y, últimamente del cultivo de la palma africana o aceitera.

Se calcula que desde 1985 en Colombia han sido desplazados 3.1 millones de campesinos a los cuales se les han arrebatado más de 2 millones de hectáreas de tierra, en su mayoría los autores de estos desplazamientos han sido los escuadrones de la muerte o los llamados más comúnmente paramilitares, los cuales defienden intereses de las multinacionales, terratenientes y narcotraficantes. Lo que se puede ver o a la conclusión que he llegado yo es que en Colombia es que para el poder político, grupos económicos, Estados Unidos y demás, la guerra es un negocio suculento, pues como dijo una mujer campesina “ en Colombia no hay desplazados por la guerra sino que hay guerra para que hayan desplazados”.

La historia de este conflicto deja ver que la tierra ha cambiado de manos violentamente y centenares de miles de campesinos han sido expulsados del campo a las ciudades.
Como resultado, «0,4 por ciento de la población posee 61,7 por ciento de las mejores tierras del país», dijo a IPS Jorge Rojas, director de la Consultaría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento.
Se cree o al menos ese es el análisis que hacen muchos colombianos y colombianas residentes en Baleares y en el Estado español que los problemas colombianos son causa de la presencia de la guerrilla, si bien es cierto que la presencia de esta agudiza aún más los niveles de violencia, no es del todo la causante de toda la desgracia que vive el pueblo colombiano, puesto que el desempleo, la falta de educación pública y gratuita, la carencia de seguridad social y en fin, las pocas políticas sociales son responsabilidad del gobierno.
Tampoco es del todo cierto que la gente emigre del país por culpa de la guerrilla, emigramos por falta de oportunidades para vivir una vida digna en un país con mucha riqueza natural.
Del promedio diario de 100 muertes violentas en Colombia, cinco se deben a combates y 15 son de civiles considerados enemigos por alguna de las partes en conflicto, mientras las otras 80 son consecuencia de la violencia cotidiana generada por la miseria y la exclusión.
Por eso, no basta que «los que están armados dejen de darse tiros», sino que hace falta «un nuevo pacto que garantice los derechos económicos, políticos, sociales y ambientales, los de las mujeres y los niños».

*Defensor de los Derechos Humanos, asesor de la población desplazada por el conflicto armado en la ciudad de Cúcuta-Colombia, asesor de las comunidades marginadas de la ciudad de Cúcuta-Colombia.


Fuente: Jaime Zambrano Martínez
Defensor de los Derechos Humanos de Colombia