Durante el estado de alarma, FOAPS (Fundación de ONCE) despidió a la mayoría de las mediadoras contratadas en el territorio español. Se desconoce si el alumnado con sordoceguera podrá contar con ellas durante este curso.
La vuelta a las aulas es esencial en toda la comunidad educativa. También lo es para el alumnado con sordoceguera que recibe intervención de sus mediadoras comunicativas. Sin embargo, hace 5 meses la Fundación de ONCE prefirió despedir a casi todas sus trabajadoras durante el cierre de los centros educativos antes que realizar las adaptaciones necesarias para seguir ofreciendo un servicio indispensable para las personas más vulnerables.
La vuelta a las aulas es esencial en toda la comunidad educativa. También lo es para el alumnado con sordoceguera que recibe intervención de sus mediadoras comunicativas. Sin embargo, hace 5 meses la Fundación de ONCE prefirió despedir a casi todas sus trabajadoras durante el cierre de los centros educativos antes que realizar las adaptaciones necesarias para seguir ofreciendo un servicio indispensable para las personas más vulnerables.
Desde entonces la organización no ha dado ninguna explicación al sindicato CGT sobre las contrataciones de cara al nuevo curso. Tampoco ha ofrecido explicaciones sobre posibles medidas en caso de que cierren centros educativos o haya familias que no lleven a sus hijas/os por miedo al contagio.
Las condiciones laborales de las mediadoras comunicativas resultan muy precarias. Entre otras cuestiones, las trabajadoras están dadas de alta exclusivamente en los periodos lectivos. Así resulta imposible conocer con antelación los protocolos sanitarios de los centros educativos, con el consiguiente riesgo para alumnado, familias y resto de profesionales, además del suyo propio.
En sus contratos de trabajo solo están contempladas como horas laborales aquellas que dedican a realizar atención directa al alumnado. No se incluye el tiempo necesario para poder preparar las intervenciones con este. Resulta un hecho lamentable de por sí, que este año, además, es peligroso porque las trabajadoras no han recibido todavía información sobre prevención de contagios por COVID-19.
En CGT defendemos el derecho a la educación y la igualdad de oportunidades, realizando las adaptaciones necesarias para prevenir el COVID-19. El alumnado con sordoceguera no puede quedarse sin la atención especializada de sus mediadoras comunicativas.
En el caso de que no se pueda prestar atención en el centro educativo o que las familias no acudan a los centros, debería existir la opción de realizar teletrabajo con alumnado que sí posee resto visual y auditivo, así como la atención directa en el domicilio y otro tipo de medidas que aseguren tanto el derecho a la educación de este colectivo como la continuidad laboral de las trabajadoras.
El sindicato CGT, velará para que no vuelva a repetirse la crueldad que mostró ONCE al eliminar el servicio en pleno curso, cuando tantos estudiantes sordociegos quedaron sin mediación, causando barreras en la formación y provocándoles un doble aislamiento.
Un manifiesto de “buenas intenciones”
El pasado 27 de junio, FOAPS junto con otras organizaciones tuvo el descaro de firmar un manifiesto titulado “El COVID-19 no detiene a las personas Sordociegas ni a sus profesionales”. En el escrito inciden en la “vulnerabilidad del colectivo”. Resulta irónico en boca de quien propicia esa vulnerabilidad al despedir a las mediadoras comunicativas en el momento que las personas sordociegas más las necesitan.
Exigimos que FOAPS sea coherente con sus declaraciones y adopte las medidas necesarias para que tanto las personas sordociegas como las profesionales que las asisten no vuelvan a quedar atrás el resto de la epidemia.
Fuente: CGT FOAPS Andalucía