Interesante documento que recopila información acerca de quiénes se lucran con las fronteras, los CIEs y las deportaciones de migrantes : las empresas constructoras, de catering, compañias aereas, alianzas de aerolineas y también ONGs sospechosas, que obtienen grandes beneficios a costa del sufrimiento humano.

Interesante documento que recopila información acerca de quiénes se lucran con las fronteras, los CIEs y las deportaciones de migrantes : las empresas constructoras, de catering, compañias aereas, alianzas de aerolineas y también ONGs sospechosas, que obtienen grandes beneficios a costa del sufrimiento humano.

A continuación extraemos partes del mismo

«Lo cierto es que quienes migran tarde o temprano deben atravesar tanto las barreras y códigos del control policial-militar así como el asistencialismo oenegeista-empresarial de las fronteras, transformándose así en el descarnado objeto sobre el cual se proyecta la plusvalía de las fronteras.»

Se hace necesario recalcar que las fronteras se deslocalizan tanto hacia fuera como hacia dentro de la Europa Fortaleza, asegurando así un extendido campo para producir y obtener beneficios. Y puesto que hoy en día la plusvalía se busca por todos los medios, la soberanía que se reafirma con las fronteras no puede ser una excepción al principio de la producción y el control (o más bien al control de la producción, pues allí donde hay vida el principio del capital busca ejercer su agenciamiento). Es decir, el negocio de las fronteras se desplaza también al corazón de las metrópolis y pueblos en forma de políticas y productos de control, cultura, ocio y, al fin y al cabo, producción del otro como mercancía del miedo, del placer, o del sentimiento que expanda aún más el mercado. Parece que la soberanía de los estados y de la Unión Europea no opera sobre las multinacionales, ya que para sus negocios no existen fronteras, sino más bien son su negocio, véase por ejemplo el caso de las alianzas de aerolíneas. Sin embargo, la mejor opción, sin duda, es crear planes y acuerdos a largo plazo, directamente auspiciados por el Estado, como el Plan África, para seguir llenándose los bolsillos y tener aún mayor libertad de movimiento para sus consorcios.»

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