Las Brigadas Vecinales de Observación de los Derechos Humanos presentan el informe 2010-2011. CONTROLES DE IDENTIDAD RACISTAS EN MADRID. Se adjunta el informe para descargar.

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Las Brigadas Vecinales de Observación
de Derechos Humanos hemos constatado en el transcurso de este año y medio, a
través de la actividad de observación y documentación de posibles situaciones
de vulneración de derechos humanos en Madrid, que el cuerpo nacional de
policía, por orden del Ministerio del Interior, realiza controles sistemáticos
de identificación determinados por la apariencia de las personas interceptadas,
siguiendo criterios discriminatorios, racistas, clasistas y xenófobos.

Conclusiones
tras el análisis de los datos recogidos:

  1. Los controles racistas son
    ilegítimos e injustos
    , vulneran derechos fundamentales, atentan contra la
    dignidad de las personas y socavan los principios del Estado de Derecho; por
    tanto son ilegales, pero aún en el supuesto de que “no las prohibiera la
    Constitución”, seguirán teniendo el mismo carácter.
  2. Los datos recogidos en este
    Informe (alto nº de controles, porcentaje reducido de detenciones en relación a
    identificaciones, “detenciones preventivas”, volumen de dispositivos
    policiales, etc.) constatan cómo este tipo de controles excede el objetivo
    aparente de “localizar a personas en situación administrativa irregular”.
  3. La persecución constituye un
    mecanismo de control social
    que refuerza la construcción de un grupo social
    homogéneo, “los otros”, produce segregación social, levanta fronteras internas
    y potencia la diferenciación social entre la población autóctona y la
    extranjera. Los controles contribuyen a generar un imaginario estigmatizador
    que relaciona migración y delincuencia, presentando a la población migrada como
    malhechores y enemigos, siempre bajo sospecha, lo que origina xenofobia y
    racismo social.
  4. La alta frecuencia de los
    controles refuerza la sensación de inseguridad
    y provoca una alarma social
    fabricada artificialmente que degrada la convivencia en nuestros barrios.
  5. Las redadas racistas en Madrid
    provocan graves consecuencias en la vida cotidiana de las personas susceptibles
    de ser identificadas
    . Desencadenan un “ciclo de privación de libertad”, que en
    un contexto que criminaliza y limita en derechos socio­económicos a una parte
    de la población, también la somete a prácticas de hostigamiento y represión que
    generan miedo e inseguridad. La interiorización de ese miedo aumenta ante la
    posibilidad de topar con un control en cualquier lugar, de ser identificado por
    la policía, conducido a comisaría, detenido en un Centro de Internamiento de
    Extranjeros (CIE) y eventualmente deportado. Cuando concluyen en expulsión por
    mera estancia irregular, estos controles truncan el proyecto de vida personal y
    familiar de la persona expulsada y sus familiares.
  6. Los controles policiales en los
    espacios de transportes públicos atentan directamente contra el derecho a la
    libre circulación de las personas
    e incumplen los criterios fijados en la
    legalidad vigente.
  7. La alternancia de dispositivos
    policiales espectaculares, generadores de alarma social, e intervenciones
    “enmascaradas” (policías de paisano, interpelaciones desde el coche, etc.), los
    discursos sobre controles “preventivos” y “rutinarios”, el “circulen, aquí no
    hay nada que ver”, la impunidad, etc., son todos aspectos de los controles de
    identidad racistas que parecen dirigidos a que naturalicemos la presencia
    policial
    , así como determinadas prácticas que tratan de reconfigurar el espacio
    público como mero lugar de tránsito protagonizado por la preocupación por la
    seguridad (recortando así libertades y priorizando la vigilancia). Esta
    vigilancia está dirigida a que interioricemos las fronteras, levantadas sobre
    los cimientos de la desigualdad socio-económica derivada del expolio de muchos
    pueblos del mundo y de la expropiación de recursos de la clase trabajadora para
    la acumulación capitalista.
  8. Desde Delegación de Gobierno se ha
    obstaculizado la labor de observación y documentación de controles racistas
    de
    las y los miembros de las Brigadas Vecinales de Observación de Derechos
    Humanos, así como de otras personas que han denunciado los controles. Se han
    efectuado identificaciones como mecanismo de coacción, y en los casos de
    imposición de sanciones se ha buscado mermar una acción política que hace
    visible la vulneración de derechos amparada por el gobierno.