Artículo publicado en Rojo y Negro nº 397, febrero 2025

La tragedia que aconteció en el año 2022 en la Sierra de la Culebra (Zamora) fue de origen natural, los expertos explicaron que la causa fue un «fenómeno de tormenta seca». El primero de los incendios se inició el 15 de junio en los términos de Ferreras de Arriba y Sarracín de Aliste y fue controlado el 24 de junio; el segundo comenzó el 17 de julio y se mantuvo activo hasta el 14 de agosto, comenzó en el término de Losacio. Las localidades afectadas fueron 52 y se quemaron 66.000 hectáreas, 29.670 en el incendio de Ferreras y 35.960 en el de Losacio. De este territorio, 34.000 hectáreas eran de gran valor ecológico, pertenecientes al espacio natural de la Sierra de la Culebra, el 48 % fue arrasado por el fuego.

En el invierno 2021-2022 las condiciones climáticas habían sido cálidas y secas en la zona. Además, ese verano hubo una ola de calor en Europa entre el 12 y el 18 de junio en la que se alcanzaron los 35,8ºC. Para agravar la situación, entre el 9 y el 19 de julio se produjo otra nueva ola de calor.
Las consecuencias de estos siniestros fueron dramáticas: hubo que evacuar numerosos municipios de la zona y algunas líneas de ferrocarril fueron cortadas, los cultivos que sobrevivieron a la catástrofe fueron escasos; hubo una excepción en lo que se refiere a los viñedos, pues hicieron de cortafuegos natural, sobrevivieron y en 2023 volvieron a dar cosecha de uva. El coste en vidas fue de cuatro fallecidos en el incendio de Losacio, un bombero y tres vecinos y, además, 9 bomberos y diversas personas de la zona resultaron heridas de diversa consideración. Las víctimas mortales fueron: Daniel Gullón Vara de 62 años, Victoriano del Río de 69 años, Eugenio Ratón de 63 años y Ángel Martín Ballesteros de 53 años.
La cooperación vecinal fue vital. Los dos incendios habrían sido más destructivos de no ser por el trabajo realizado por la población que aportaron su maquinaria agrícola y sus vidas en la lucha contra el fuego. Mientras la sierra ardía se creó la plataforma «La Culebra no se calla» a la que se unieron colectivos sociales de la zona que desarrollaron una actividad contestataria y de apoyo a los pueblos afectados. La plataforma convocó una gran manifestación en el centro de Zamora en la que se pidió la dimisión del presidente de La Junta, Alfonso Fernández Mañueco, responsable máximo del desastre forestal. La labor de esta plataforma fue más allá de lo reivindicativo; personas voluntarias de la misma repartieron paja entre los ganaderos afectados y, con las aportaciones económicas que recibieron de particulares, adquirieron bebederos para los animales salvajes y el ganado; en un proceso posterior colaboraron en la limpieza de las zonas quemadas. La plataforma fue un punto de referencia autogestionario y de servicio público, al margen de las instituciones de la comunidad y del Estado. Desde entonces, el proyecto ha seguido trabajando para conseguir la reforestación de la zona.
Las medidas que ha tomado la Junta de Castilla y León desde el principio han sido criticables y condenables. En un primer momento, los operativos contra el fuego de que disponía la Junta en época de alto riesgo de incendios no llegaban al 25%. Sobre las ayudas recibidas por la población afectada la Junta ha creado partidas que todavía son imprecisas y se desconoce si serán suficientes, se estima que la recuperación de la zona requiere una inversión de unos 50 millones de euros. La venta de la madera quemada ha generado 19 millones de euros que se han repartido los ayuntamientos de la Sierra de la Culebra y la Junta a través de cuatro subastas que autorizan a las empresas madereras y organizaciones ganaderas a explotar los montes considerados de utilidad pública. Tras los incendios, Greenpeace denunció a la Junta de Castilla y León por no actualizar su Plan de Protección Civil ante incendios forestales desde 1999, una denuncia que no tuvo consecuencias aunque, poco tiempo después, la Junta actualizó dicho plan.
A día de hoy, los pueblos próximos a la Sierra de la Culebra constatan cómo la tierra es estéril, casi nada crece en ella, y el antiguo esplendor de esos parajes se ha extinguido.
La CNT de Zamora denuncia la irresponsabilidad de las autoridades a la hora de valorar la gravedad de los incendios, también el abandono secular de la España rural. Destaca la evidencia de que «la clase trabajadora somos los que hacemos frente a todos los retos, lo vimos en la pandemia y lo estamos volviendo a ver»; estas palabras están referidas a los bomberos forestales que se mantienen en la precariedad, trabajan tres meses al año y sin medios mientras la administración despilfarra dinero con la UME (Unidad Militar de Emergencias). Exige que se garantizase el trabajo anual de los bomberos forestales puesto que su misión no sólo es apagar incendios sino también prevenirlos.
El 18 de noviembre de 2023, la Regional Centro de la CNT convocó la I Jornada de Reforestación en Tábara (Zamora). En dicha jornada participaron unas 200 personas que limpiaron el monte y plantaron 250 plantones y unas 3.000 bellotas de alcornoques, quejigos, robles y encinas. También se realizó un homenaje a las víctimas colocándose una placa conmemorativa. Luego se desarrolló una comida popular que fue seguida de una mesa redonda en la que se destacó la «importancia de la responsabilidad ambiental que tenemos como sociedad y como individuos». La jornada concluyó con un recital poético y musical a cargo de Rubén Ruiz, el dúo Astrolabio y la zanfoñista Cris Arias.
El 16 de noviembre de 2024 se ha celebrado la II Jornada de Reforestación también organizada por la CNT Regional Centro, a iniciativa de la CNT de Zamora, en la misma línea de la anterior. El número de participantes ha sido semejante y la metodología de trabajo idéntica. El ambiente de trabajo ha sido intenso y realizado con entusiasmo. Se ha hecho un homenaje a las víctimas de los incendios y colocado una placa nueva en sustitución de la que se había puesto el año anterior. Tras la comida popular, preparada por las compañeras de CNT Zamora, asistimos a un encuentro de proyectos rurales en el que se expusieron diversas experiencias. Concluyó el evento con un concierto de Pindio Technofolk, grupo musical cántabro. En síntesis, una jornada de trabajo dominada por la fraternidad y la ilusión.

Ángel E. Lejarriaga


Fuente: Rojo y Negro