Artículo publicado en Rojo y Negro nº 377, abril 2023
Durante años ha existido un intenso debate sobre la Huelga General Feminista de los 8M. Algo que se ha mantenido hasta el día de hoy. Para llegar a este 8M del 2023, nos encontramos que, en el XIX Congreso Confederal de Zaragoza de junio pasado, no se aprobó ninguna de las ponencias relativas a la convocatoria de huelga general feminista a nivel Confederal. La territorial de Andalucía, Ceuta y Melilla ha mantenido su compromiso anual, mientras que en el Sindicato de Correos acordó, en el último momento, no convocarla y, por otro lado, en enero, en el XII Congreso de Catalunya, se aprobó convocarla cada año a partir de ahora; en febrero, el Sector de Telemarketing se decidió a convocarla y también desde la Federación Local de Valencia. Esta incertidumbre y lucha continuas suponen un enorme desgaste para todas, tanto para las personas defensoras de una postura como de la otra.
Además, en el mismo Congreso Confederal contamos con un par de ponencias aprobadas en el apartado de Acción Sindical relativas a la Huelga General, con unas interesantes reflexiones, conclusiones y acuerdos. Por un lado, en la ponencia “Las Huelgas como herramienta de lucha”, se reflexiona sobre la importancia de la herramienta en sí misma, preguntándose:
“… si se están convirtiendo en convocatorias más publicitarias que efectivas”.
“No podemos convertir esta situación en un acto lúdico y festivo”.
“Si la afiliación en sus centros de trabajo no difunde y defiende la huelga general, ¿qué sentido tienen nuestras siglas en la convocatoria? No consiste en convocar y que se realice de forma espontánea. Una huelga general no se puede ni se debe banalizar y es necesario que las y los militantes de nuestro sindicato creamos en ella, participemos de la misma y sepamos lo que supone, sobre todo para las compañeras y compañeros cuyas jornadas y contratos son los más precarios o se juegan su puesto de trabajo”.
En las conclusiones de la ponencia se expone que:
“Ha de existir un compromiso real del sindicato con las trabajadoras y con los trabajadores para garantizar que la huelga será un éxito de participación”.
Ciertamente, en estas reflexiones encontramos los puntos clave de este debate: una Huelga General es una herramienta de lucha sindical que no podemos banalizar y que conlleva mucho trabajo e implicación del sindicato. Siendo el 8 de marzo una jornada de lucha calendarizada de forma anual ¿por qué no se le da el uso sindical del que tiene capacidad? El adjetivo FEMINISTA de la Huelga General de los 8M ¿tiene algún significado excluyente para que no sea un objetivo común de todas las personas que estamos en la CGT? Las personas que pueden implicarse en trabajar y luchar para garantizar un gran seguimiento ¿deben ser solo mujeres o personas feministas?
Cuando desde una asamblea, de abajo a arriba, la base de nuestra organización, se decide convocar una Huelga General como “el medio más importante para combatir al Estado y el Capital”, es una decisión que se asume por todas las personas del ámbito de actuación de esa asamblea, plenaria, pleno o congreso, con el apoyo de toda la CGT. ¿Por qué es diferente la Huelga General Feminista?
Por otro lado, los datos de seguimiento oficiales de la Huelga General Feminista de los 8M son engañosos pues tienen algunas particularidades que requieren incluso de una mayor colaboración de las compañeras, compañeros y compañeres, tanto en los centros de trabajo como fuera de ellos.
– Servicios mínimos abusivos, a pesar de las denuncias.
– Dificultad de seguimiento en sectores precarizados: teletrabajo, jornada irregular, etc.
– Suelen calificar la ausencia como un día sin remunerar, sin aplicarlo correctamente como huelga.
– Personas trabajadoras sin contrato regularizado.
– Huelga estudiantil.
– Huelga de cuidados.
– Huelga de consumo.
En la ponencia “Recuperar la calle. Caminar hacia la huelga general” encontramos otra reflexión interesante respecto al punto de inflexión en que se encuentra el feminismo en la actualidad. Todavía hay lugares, ciudades o territoriales donde el feminismo sigue encontrando motivos de consenso para mantener unidad en el movimiento feminista, como se había hecho hasta hace pocos años, pero cada vez hay más lugares donde ya se ha iniciado una fractura, las diferencias se acentúan de un año al otro, la nueva Ley Trans y la conocida como la Ley del solo sí es sí parecen haber agravado la división y aumentando el enfrentamiento. Esta división es un problema, cuanto más nos separamos, más se desinfla el movimiento feminista.
Existe, además, una clara estrategia de blanqueamiento del feminismo tratando de convertirlo en ese acto lúdico festivo que ya hemos comentado. Una versión capitalista, politizada y burguesa del feminismo en la que, proclamándose como garantes del mismo, menosprecian la lucha de clase de las compañeras. En una acción llamada Purplewashing, o sea, una estrategia para apropiarse del concepto y quitarle contenido reivindicativo. Una acción similar al llamado Greenwashing, estrategias que simulan luchar por el feminismo o la ecología, pero que proponen acciones que ayudan muy poco o nada a ese objetivo, acciones meramente publicitarias. Recalcamos que aún sigue habiendo colectivas y movimientos feministas combativas que tienen muy claro el carácter reivindicativo y de la clase y reclaman la paralización de la producción con una Huelga General Feminista. Y ahí es donde enmarcamos esa interesante reflexión de la ponencia:
“Desde CGT tenemos que ser capaces de tejer hilos entre todas las organizaciones afines. Es más que evidente que somos la organización más grande, con mayor implantación territorial y con mayor estructura, por lo que también debemos ser la más responsable a la hora de tender puentes con otras organizaciones, pese a las diferencias existentes y las rencillas del pasado que pueda haber, con el principal fin de generar un gran bloque crítico, combativo, antirrepresivo y de clase, que secunde tanto a todo el sindicalismo combativo, como a todas las organizaciones afines”.
La coordinación ya iniciada entre colectivas feministas afines empieza a dar buenos resultados, aunque queda mucho por hacer, pero volvemos a recordar que esta tiene que ser una lucha inclusiva, de toda la CGT. En la misma ponencia hemos acordado:
“No hay que olvidar que tenemos cuatro fechas señaladas al año (8 de marzo, 28 de abril, 1 de mayo y 25 de noviembre), en los que la CGT debe de aprovechar para denunciar tanto laboral como socialmente aquellos conflictos y demandas que más están relacionados con la fecha en cuestión. Del mismo modo, estas cuatro fechas señaladas no se deben de quedar en una acción de un solo día, y desde la CGT hemos de generar un calendario de movilizaciones y acciones anteriores a cada fecha en la que se vaya “preparando el terreno”, informado tanto a la clase trabajadora como a la ciudadanía en general, de la importancia de lo que se denuncia y se demanda en cada fecha, intentando que el mensaje de que no es una lucha de un solo día, cale tanto entre nuestra militancia y afiliación, como entre la clase trabajadora y la sociedad en general”.
Si bien es cierto, que el entorno feminista necesita de algunos espacios no mixtos, no podemos dejar que recaiga todo el peso sobre las compañeras dejando a media CGT (media en el caso improbable que tuviéramos una CGT paritaria) quedando tranquilamente a la espera de instrucciones.
No sé cuál es la manera. Ni llegar a considerarme feminista ni coordinar una Secretaría de la Mujer me han otorgado una solución instantánea, tampoco sería esta una forma libertaria de afrontar un problema, pero tengo claro que como sindicato anarquista, libertario y (espero que) feminista, tenemos que reflexionar, debatir y buscar la manera para asumir este compromiso por toda la CGT.
Salud y feminismo combativo y libertario.
Elisenda Rotger
Secretaría de la Mujer Confederal
Fuente: Rojo y Negro