Las personas asalariadas, clase trabajadora, pierden peso en el reparto de la renta, frente a los beneficios empresariales y esto es una constante a lo largo de la historia del último siglo.

La redistribución desigual de la riqueza, expresada en rentas salariales y beneficios empresariales, ha experimentado en el Estado Español cambios importantes y así, podemos ver como en ciclos recesivos o de crisis económica capitalista, la participación de las rentas del trabajo se reducen sensiblemente, al igual que lo hacen cuando la intervención sindical en los procesos de negociación colectiva viene delimitada bien por leyes1, bien por pérdida de fuerza sindical.

La redistribución desigual de la riqueza, expresada en rentas salariales y beneficios empresariales, ha experimentado en el Estado Español cambios importantes y así, podemos ver como en ciclos recesivos o de crisis económica capitalista, la participación de las rentas del trabajo se reducen sensiblemente, al igual que lo hacen cuando la intervención sindical en los procesos de negociación colectiva viene delimitada bien por leyes1, bien por pérdida de fuerza sindical.

A partir de mediados de la década de los 70 (la crisis de la energía), la participación de los salarios en la renta, experimentó una caída importante. Lo diferente de esta caída (crisis económica) de las rentas del trabajo a favor de los beneficios empresariales se encuentra en que cuando el ciclo económico entra en recuperación, no recuperan lo perdido, al contrario que en otras situaciones históricas2.

Por primera vez en la historia económica moderna donde se dan tasas de crecimiento económico saludable en el entorno del 3% o superiores3, los salarios no dejan de caer en su participación de la renta.

En 1977, la remuneración de las personas asalariadas representaba el 67,3% del PIB. En el 2013, este porcentaje se ha reducido al 50% del PIB, es decir hemos retrocedido en 17 puntos y esta riqueza ha sido apropiada por los empresarios.

El gran objetivo de la reforma laboral es la devaluación generalizada de las rentas salariales, expresadas estas en salarios, en costes por hora trabajada, en pensiones, en prestaciones. Según los datos, lo están consiguiendo.

Los costes en Prestaciones:

 3,2 millones de personas paradas que no perciben ningún tipo de prestación del desempleo, ni contributiva, ni asistencial y, a la vez más de 1,8 millones de hogares, tienen a todos sus miembros activos parados o paradas.

 Lo cual, entre otros factores (economía sumergida, sobre todo), explica que los ingresos por persona miembro del hogar caigan casi a un tercio del salario medio: 

 Las rentas salariales, se encontraban en el 2011, solamente 1,2 puntos por encima de las correspondientes al 2001 y la brecha salarial, cada día se agranda más: los asalariados directivos/ejecutivos ya perciben casi el 150% de los salarios del resto de categorías laborales y la “distancia entre la renta correspondiente al 20% más rico de la población y al 20% más pobre, pasó de un valor de 5,3 veces en el 2007 a otro de 6,9 veces a finales del 2010” (Informe Foessa), esto es consecuencia de la redistribución al revés, es decir, del segmento más numeroso se detraen (roban legalmente) rentas y se traspasan (apropian “legalmente) a los segmentos más ricos y más poderosos.

 En el último año, los ricos (fortunas superiores al millón de dólares) han crecido en España un 13%, a la vez que la pobreza severa se ha duplicado: 3 millones de personas en España “viven” con menos de 307 euros. 

La respuesta solamente está en la calle. El nuevo Secretario General de la CGT, José Manuel Múñoz Póliz en sus palabras de cierre del XVII Congreso Confederal lo expresó de manera sencilla: “Compañeros y compañeras, el sindicalismo revolucionario sólo se construye en la calle”.

DMC

1 ¿Qué dice la Ley 3/2012 al respecto de los salarios o retribución salarial?

En primer lugar que el empresario se puede descolgar de las condiciones salariales, tanto en su remuneración como en la cuantía del salario y lo puede hacer de dos maneras: una, el descuelgue clásico del convenio del sector y, dos, la bajada de salarios, a través del artículo 41 ET. Siempre tiene que haber causa.

El empresario a su vez, puede de dejar de complementar las percepciones por IT establecidas en los convenios colectivos, a la vez que puede dejar de hacer las aportaciones a los planes de pensiones. Siempre tiene que haber causa.

Al facilitar el despido y rebajar sustancialmente las indemnizaciones, además de suprimir los salarios de tramitación, el decrecimiento en rentas salariales es notorio.

Las nuevas tasas impuestas para recurrir a la justicia en materia laboral, en segunda instancia, hará inviable muchas reclamaciones de cantidad, con el consiguiente decrecimiento de las rentas salariales. 

2 Múñoz de Bustillo, R. (2007): “La distribución funcional de la renta en España: una visión de la perspectiva del largo plazo”, escribe….”la legislación social y la intervención sindical contribuyeron a lograr en 1935 una participación de la renta que no se volvería a ver en la economía española hasta cuarenta años más tarde…” …la brusca caída de la participación de salarios en el PIB producida tras la guerra civil, su lenta recuperación en los años de crecimiento, el máximo alcanzado en la política y económicamente turbulenta segunda mitad de los años setenta…” muestra como la distribución de la renta es un fiel indicador de la relación de poder entre capital y trabajo existente en una economía.

3 La economía española en la “década dorada del capitalismo español” del 97/07, crecía en torno a 1,5 puntos más que la media de la UE.

 


Fuente: Desiderio Martín