El Sistema Navarro de Salud-Osasunbidea, desde hace muchos años, mantiene un contrato de concertación con el hospital privado San Juan de Dios. Cada año, más de 40.000 estancias hospitalarias, miles de intervenciones quirúrgicas y miles de ecografías son derivadas del sistema público a este centro sanitario. En el año 2009 esta concertación costó más de 18 millones de euros.

La valoración que hacemos desde las secciones sindicales de CGT y Solidari en Osasunbidea es de preocupación por ver que la concertación se cronifica mientras no se planifican infraestructuras públicas que soporten la carga asistencial existente, no precisamente coyuntural sino mantenida en el tiempo.

La valoración que hacemos desde las secciones sindicales de CGT y Solidari en Osasunbidea es de preocupación por ver que la concertación se cronifica mientras no se planifican infraestructuras públicas que soporten la carga asistencial existente, no precisamente coyuntural sino mantenida en el tiempo.

No obstante, la situación es la que es y lo cierto es que el concierto existe. Entonces, como pagadora que es, la sociedad en su conjunto debería valorar y decidir si los centros que se conciertan cumplen el perfil que los intereses públicos exigen: equidad, accesibilidad, laicidad, etc.

Respecto a laicidad habría mucho que decir de la Clínica Universitaria y de su pertenencia el OPUS, pero hoy queremos ocuparnos del Hospital San Juan de Dios.

Recientemente, la dirección de este centro ha despedido a Iosu Cabodevilla, quien, avalado por una gran profesionalidad reconocida en múltiples ámbitos, no ha hecho otra cosa que ofrecer, sobre todo y de manera intachable, apoyo y respeto a cientos de personas en sus últimos meses de vida, así como a sus familias ante el dolor por la pérdida del ser querido.

Los motivos del despido: no cumplir el perfil. Un perfil que, además de su profesionalidad y dedicación, ha pasado a exigir un componente ideológico-religioso. Después de diecinueve años de dedicación se dan cuenta de que no es la persona adecuada. ¿Nos han tenido un montón de años en manos de un profesional incompetente?. ¿Cuál es el perfil incumplido, el que necesitan los pacientes que afrontan la muerte y sus entornos familiares o el exigido por el empleador por razones que nada tienen que ver con lo profesional? Desde nuestro punto de vista está claro: Iosu Cabodevilla es víctima de los aires cada vez más cerrados e intransigentes de la institución eclesial.

Nos dirán que un centro privado tiene la potestad de marcar el criterio que considere para elegir o deshacerse de su personal, pero queremos recordar que también la sociedad tiene el derecho de elegir dónde pone o de dónde retira su dinero.

Concertar supone privatizar y ello nos lleva, por un lado, a beneficiar al sector privado a costa de la calidad y el futuro del sistema público y, por otro, a perder las riendas sobre cómo se deben atender las necesidades de salud.

Por ello, en primer lugar, rechacemos la concertación. En segundo, mientras la situación no cambie, exijamos transpariencia y coherencia en la gestión de los conciertos, para que nunca se puedan avalar arbitrariedades como la que ha sufrido Iosu Cavodevilla, mientras políticos y gestores de la sanidad pública miran hacia otro lado, como si la cosa no fuera con ellos.

 

Angel Mª Ciganda Gorraiz, en representación de la Sección Sindical de CGT en Osasunbidea
Luisa Jusue Ripodas, en representación de la Sección Sindical de Solidari en Osasunbidea