Artículo publicado en Rojo y Negro nº 384 de diciembre
Hola lectoris, hace poco cayó entre mis manos unas miniestadísticas de nuestro querido Rojo y Negro y mi teoría fue confirmada: este diario solo lo leen señoros. Por suerte para mí, sois mi público favorito. Y para aquellas personas que ya estén pensando “es que la juventud no lee” os puedo asegurar que la juventud sí lee, pero no diarios. En serio, ¿por qué seguimos publicando en este formato? Pero bueno, esa es una conversación para otro día. Ahora centrémonos en que estamos soles en esta sala y aprovechemos esta intimidad para charlar de todo aquello que nos incomoda.
Ahora que estoy trabajando –sí, chiquis, una se tiene que ganar el pan, es lo que hay– vivo rodeada de hombres. Hombres cis que crean muchísimas situaciones violentas y que ellos perciben como normal. Por ejemplo, en la cafetería siempre hacen algún comentario sobre alguna tía: que si esta es una estirada, que si la otra madre mía cómo viene vestida, que si esta siempre está al lado del otro “guiño” “guiño”, etc. Estos genios del mal que se creen que saben susurrar, ¡no saben! Y lo peor de todo es que con el único desgraciado que me llevo bien, ha empezado a escribirme mensajes como tirándome la caña para después decir es broma. ¿En serio tenemos que aguantar tremenda idiotez en el mundo laboral? Pues sí. Y esto no solo se ciñe al trabajo, sino que a la que tienes un colega con quien se puede hablar este acaba confundiendo una relación humana y sincera con otro ser humano con el amor romántico. Vamos, que si un tío puede hablar de cómo se siente, no tener que estar siempre a tope y sentirse cómodo con otra persona, os digo ya lo que os va a pasar: dentro de poco te va a decir que se ha enamorado. Queridos señoros, os hablo desde la experiencia: da igual la edad porque esto como mujer te acaba pasando constantemente. ¡Si es que me dan ganas de salir con una motosierra a la calle! Y cada vez me lo estoy planteando más, un poco de violencia es liberador. Piropo por la calle, ¡pampam! Arregla’o. Palmada en la espalda de muy bien compañera, ¡pampam! Arregla’o, ¡¿no me toques, para qué me tocas?! Paternalismo encubierto en “si es que me preocupo por ti” mientras te quitan la oportunidad de decidir, ¡pampam! Y arregla’o. Os juro que no salgo a la calle con la motosierra porque no quiero que me comparen con Milei, pero que bien nos haría (o al menos a mí). Si es que está el patio jodido… Bueno, y ya para acabar este cóctel de comentarios que no tienen cabida ni en este plano ni en el de la fantasía, decir que se hace un uso absolutamente estúpido de la biología. Yo a veces no llevo sujetador –gente poneos uno y ya me diréis si eso es cómodo, spoiler: no– y ya van varios compañeros de curro que no saben disimular. Sinceramente, no creo ni que lo intenten. Así que al final, una que tiene que luchar por cada granito de dignidad en su vida, tuve que decirles que esta situación me incomoda. ¿No seré yo idiota? Ahí, yendo de maja cual corderito semisusurrando: disculpe señor no me mire las tetas que me incomoda, no porque esté fuera de lugar, sino porque me incomoda. Pero bueno… esa terapia grupal ya la haré con les amiguis. ¿Os podéis imaginar qué me respondió? Que era una cuestión biológica, que los hombres son más simples y no saben mirar de reojo. ¿Qué se responde a este argumento aparte de sacar un taladro y acabar con este ser? Aquello acabó con él riendo, diciendo que sí, que lo sentía y palmada en mi espalda. De verdad, que no me pagan tanto como para aguantar tremenda estupidez. Si llegades a este punto, no estáis en puro estado de horror y furia es que ejercéis este tipo de violencia o sois cómplices silenciosos cuando la veis. Así que vamos a ver cómo arreglar esto: Vídeo tutorial de cómo acabar con tu machopirulo interior, como si esto fuese un canal de YouTube, pero no, es un periódico, tendremos que seguir leyendo.
Aclarar que mis compas de curro no son tíos gigantes del gym que se pasan el día mirando Tinder, sino que son gente normal que te diría que cree en la igualdad. Estoy segura de que no soy ni la primera ni la última que siente que vive en una realidad incómoda y violenta, es por eso por lo que los espacios no-mixtos son sanadores (para mí). De espacios no-mixtos hay de muchos tipos y, en este caso, me refiero a aquellos que no permiten la participación de hombres cis, de los que suele poner en la entrada para mujeres, trans y no-binaries. Lugares donde podemos trabajarnos el machopirulismo interiorizado, donde podemos existir sin sentirnos incómodes y donde podemos estar de otra manera. Que sí, que tampoco son lugares perfectos donde todo es idílico, que ya os estoy oyendo cuchichear. Simplemente, son sitios donde se intenta construir desde otras perspectivas sin tener que estar haciendo pedagogía constantemente. Esto quizá sorprenda, pero en nuestra organización ya hay unos cuantos, de hecho, en Catalunya, el 8 de Marzo se intenta montar desde un espacio no-mixto y los hombres cis deben asumir los cuidados y las tareas de apoyo de esos días. Aquí es donde que quería llegar yo hoy. Tremendo giro ¿eh? ¡soy una chapas!
¿Asumen realmente los hombres cis tareas para el 8M o acabamos haciendo todo nosotres? Por desgracia, creo que a los señoros les cuesta dar un paso adelante en temas de transfeminismo –no pasa nada, estamos a soles en esta habitación, nos lo podemos decir a la cara–. Claro, nosotres tenemos que ser la voz del discurso, pero se puede ayudar de muchas maneras. Os dejo como deberes pensar si para el 8M en vuestra zona os organizáis para montar zonas de descanso, hacer las comidas, preparar turnos para cuidar les peques, preguntar a les compes si necesitan gente para hacer piquetes y buscar compañeros que puedan asistir: no ser la voz principal de una lucha, no nos quita el tener que reflexionar cómo participar en ella, al igual que queremos quemar la ley de extranjería o hacemos campañas para recaudar firmas o firmamos la ILP. Porque hasta que no seamos libres todes, no lo será nadie.
Compas, ¿queremos o no acabar con la gilipollez humana? Porque yo sí, ya sabéis que yo siempre tengo objetivos de grandeza para esta Organización, así que toca ponerse las pilas, reflexionar sobre cómo habitamos los espacios y actuar en consecuencia. Siempre decimos que queremos más compañeres en el Sindicato y pensamos que con invitarlas a participar es suficiente… No negaré que es un primer paso, pero no quita muchas de las trabas por las cuales no militamos. Aterricémoslo en un ejemplo, pedimos a les compes mujeres y de identidades disidentes que escriban artículos para el número del 8M, que sea una edición solo de elles. Reconozco que la idea es buena, buscamos visibilizar la lucha, pero elles deciden que no pueden, que ya tienen suficiente trabajo. Quizá para que une compe pueda escribir necesita que alguien se haga cargo de parte de sus responsabilidades o que le permita tener un espacio. Dicho más en plata, le pides a una compañera que escriba y ella tiene cero tiempo porque tiene un peque, su curro y el sindicato, además de sus propios conflictos personales. ¿Cómo va a escribir esta persona, en qué tiempo? Alguien debería dar un paso y decirle: mira el finde me quedo yo con el peque y tú te quedas en casa o vas tranquila a algún lado donde puedas escribir. ¿Entendéis la idea? No se trata solo de decir venga va, sino de poner los medios para que realmente sea posible. Reflexionemos sobre cuánto cuidamos en nuestro día a día y si sabemos cuál es la vida de nuestres compes.
Me gustaría poder deciros, señoros míos, que hay un camino fácil, que tenéis que haceros ciertas preguntas y habréis entendido cómo dejar de ser patriarcales, pero yo todavía no tengo esa respuesta. Reconocer que vivís en el privilegio y que vuestra vida es más fácil que las nuestras es duro, requiere de un ejercicio constante donde tener presente que a mí y les compes todo nos cuesta el triple porque nos ponen la zancadilla a cada paso y que juntes podemos cambiar esto. No os quiero desalentar, sino aprovechar esta habitación imaginaria donde nos estamos mostrando las heridas y las cicatrices para crear proyectos y dejar en el baúl de los disfraces el ropaje de hombre tosco y duro. ¡Que el próximo 8M sea rebelde conjuntamente!
Ester M.
Joven desenfadada y mordaz
mapache@rojoynegro.info
Fuente: Rojo y Negro